Científicos analizan los aceites esenciales de la especie autóctona Schinus molle L. (aguaribay) para emplearlos en el control de parásitos en animales. Se trata de un producto innovador en tratamientos de medicina veterinaria, ya que el extracto es totalmente ecológico y no produce contaminación ambiental.
Los aceites esenciales que se obtienen de especies vegetales nativas poseen grandes posibilidades de ser productos complementarios, y hasta principales, para el manejo integrado de las parasitosis en animales. Un ejemplo es el trabajo que realiza un equipo de la Universidad Nacional del Litoral (UNL) sobre garrapatas (Rhipicephalus microplus) del ganado bovino, con buenos resultados.
Se trata de un proyecto en el que trabajan investigadores de los Departamentos de Ingeniería Química y de Industria y Gestión Ambiental, de la Facultad de Ingeniería Química (FIQ) de la UNL, que ya habían elaborado productos naturales para el control de Varroa, un parásito de las abejas, y para la Mosca de los Cuernos, un parásito del ganado bovino.
“Los aceites esenciales están formados por una mezcla de componentes volátiles, que se obtienen a partir de un vegetal que les confiere aroma, sabor y color característicos” explicó a Argentina Investiga María Silvia Guala, quien forma parte del equipo. “Se obtienen habitualmente por extracción con vapor de agua o solventes y también mediante operaciones mecánicas, según cuál sea su origen. En este caso, se utilizó aceite esencial de aguaribay (Schinus molle L.), que es un árbol autóctono de la región del Litoral”, destacó.
Esta especie arbórea pertenece a la familia Anacardiaceae y puede llegar a medir hasta 15 metros de alto y 30 cm diámetro. Se trata de una especie longeva, tolerante a la sequía y a las altas temperaturas. Ha sido ampliamente empleada por la medicina tradicional ya que a la corteza y a la resina se le atribuyen propiedades tónicas y cicatrizantes; a la infusión obtenida de sus hojas, analgésico, cicatrizante y antiinflamatorio de uso externo, entre otros empleos.
Químicos
Matías Lapissonde, otro de los investigadores, destacó que en el ganado bovino existen dos grandes grupos de parásitos: los endo y los ectoparásitos. “El primer grupo desarrolla su vida o parte de ella dentro del animal. Ejemplos comunes son los gusanos del cuajo, los del intestino, los vermes pulmonares. Los ectoparásitos viven fuera del animal, sobre su piel. Son ejemplos los piojos, las moscas de los cuernos, las garrapatas y la sarna, entre otros”, diferenció.
Gustavo Pérez, quien dirige el equipo interdisciplinario que integran Guala, Lapissonde, Hugo Flores, Lorena Barducco, Heriberto Elder y José Bértoli, manifestó, que habitualmente se usan productos químicos sintéticos externos, por medio de la aplicación en el lomo del animal, o inyectables para controlar o combatir los parásitos. “El uso de productos sintéticos generó una serie de inconvenientes. Podemos mencionar la contaminación del ambiente, los problemas en la salud de las personas que los aplican y la generación de poblaciones de parásitos resistentes debido a su uso reiterado. Es por ello que aparece la necesidad de implementar nuevas estrategias por medio de otros productos que no dejen residuos o que sean auto-degradables”, expresó Pérez.
En este sentido, una de las soluciones puede ser el aceite esencial. La base del tratamiento es aplicar los aceites esenciales en forma externa, por baño o por aspersión, sobre los animales, para que el parásito, en este caso la garrapata, tome contacto con él y que así se produzca el efecto deseado, que puede ser la muerte o la repelencia.
Innovador, ecológico
Por su parte, Elder expresó que el aceite de aguaribay es un producto innovador en este tipo de tratamientos en medicina veterinaria, ya que es totalmente ecológico y no produce contaminación ambiental. “No hay en el mercado productos de estas características. La aplicación sobre los animales durante el período de mayor actividad de los ácaros debe ser semanal, ya que, al igual que los sintéticos, la lluvia o rocío los diluye rápidamente”, aclaró.
Además, comentó que los aceites esenciales pueden producirse en esa región con muy buenas perspectivas, ya que las especies vegetales son nativas del Litoral y se dispone de las tecnologías necesarias para su obtención.
Respecto de la provisión de material vegetal, se dispone de viveros que producen esta especie. Lo único que faltaría es el desarrollo de cultivos a escala industrial para garantizar el abastecimiento en calidad y cantidad de la materia prima, frutos, hojas y tallos. Es una producción que demandaría mano de obra y un fuerte impacto socio-económico”, finalizó.