Por segundo año consecutivo el campo fue el gran ausente en el discurso legislativo del gobernador Claudio Poggi. Y no porque merezca honores, sino porque hoy es un gran dinamizador de la economía de San Luis, según abundantes referencias técnicas. El excesivo celo fiscalista del gobierno provincial parece que no le deja ver que el aumento de la producción agropecuaria local merece un mejor acompañamiento del Estado, como por ejemplo en la generación de estadísticas serias y confiables que permitan imaginar un horizonte más previsible.
Ni siquiera los importantes avances y aciertos de su gestión citó el mandatario en su mensaje, como el cambio en la matriz productiva, en especial la ganadera, que evoluciona velozmente en los tres departamentos más secos de San Luis con la instalación de los acueductos Nogolí y San Martín, que permiten aumentar considerablemente la carga animal por hectárea. Sólo basta ver la calidad y el estado de las tropas que quincenalmente llegan desde esas zonas a los remates de San Luis Feria y Ganadera del Sur.
Tampoco parece saber que las tres mil hectáreas del algodón producido en el corredor Quines-Candelaria están muy cerca de certificar calidad y denominación de origen, una conquista nacional que dejará la mesa servida para la llegada de hilanderías y su consecuente impacto laboral.
Otro logro olvidado en el discurso oficial es el enorme avance que significó para la provincia contar con una ley que regula el delicado uso de agroquímicos, cuyo decreto reglamentario fue tejido laboriosamente durante dos años por el equipo del Ministerio del Campo conjuntamente con cinco entidades afines. El habitante de la provincia tiene una moderna protección legal frente a los excesos del campo.
Nadie se enteró además que Buena Esperanza, (los pagos del ministro del Campo que aspiraba a ganar esa intendencia cuando Poggi aún se ilusionaba con su reelección), tendrá finalmente la escuela agrotécnica que hace más de quince años pide la comunidad productiva de la zona. Pero su difusión no tuvo el mismo bombo que recibió el año pasado el anuncio de un nuevo colegio similar para Unión. ¿Qué extraña razón llevó a Poggi a ocultar esta decisión durante un discurso cargado de menciones educativas? Incluso, cuando esto fue convertido en noticia por boca del mismo ministro Gonzalo Amondaraín en declaraciones a Canal 13 hace un mes, ni siquiera la Agencia de Noticias del gobierno lo mencionó.
Los problemas de los que no se habla
El norte de San Luis tiene un futuro incierto. Al menos las tres mil hectáreas de cultivos intensivos que perdieron la red de canales con la inundación de 1 de marzo. Nada dijo Poggi sobre si habrá dinero para reconstruir una obra de la que también depende una importante cantidad de empleo eventual, como la siembra y recolección de papa, la cosecha de arándanos, el pelleteado y enfardado de alfalfa o el injertado de rosales que anualmente abastecen viveros de otras provincias.
Claro que hace una semana anunció $36 millones para reparar caminos destrozados por las tormentas. Pero no hay dinero aún para los caminos secundarios de las zonas productivas de la provincia que tienen un atraso en mantenimiento igual al tiempo de la gestión de Poggi.
No escuchó el pedido de la Confederación Rural de San Luis para declarar zona de desastre agropecuario al norte y con ello suspender el cobro de impuestos. Es la misma agrupación gremial que ayudó a constituir y con la que se sacó una foto después de la cena de celebración.
La preocupación de los técnicos del Ministerio del Campo tampoco logró entrar en la agenda del gobernador. El avance de las malezas resistentes en la provincia es alarmante y demanda de una urgente intervención estatal. Por ejemplo, en una reciente revelación del INTA San Luis, se supo que el 12% de la superficie agrícola provincial, hoy calculada en un total de 744.000 hectáreas, está afectada por yuyo colorado (Amaranthus palmeri), que en esta campaña producirá importantes pérdidas en lotes con soja.
El creciente sector agroindustrial de la provincia demanda más estadísticas para dar mayor previsibilidad a sus negocios. No hay decisión política aún del gobierno de establecer un esquema basado en fuentes seguras para saber, por ejemplo, cuánto grano y hacienda se produce en San Luis, y mucho menos sobre a cuánto de ello se le agrega valor en San Luis. Ni hablar de ayudar a mejorar las condiciones de comercialización de granos en algunos acopios locales.
Un capítulo aparte merecen los frigoríficos concesionados por la provincia, creados con el concepto de faenar novillos nacidos y engordados en San Luis y su consecuente impacto en el precio de la carne al consumidor local, que hoy es nulo.
El año pasado el entonces ministro del Campo Felipe Tomasevich sugirió sin suerte anunciar en el discurso legislativo del 1 de abril la creación de un sistema de medición de las producciones predominantes en la provincia.
“Todo se puede medir”, dijo el mismo gobernador en su largo discurso cargado de cifras de bicicletas, computadoras y de muchos kilómetros de todo un poco, pero nada de campo.
El ego es muy característico de los argentinos, por eso después de las inundaciones, los primeros en solicitar NO PAGAR IMPUESTOS fueron los grandes productores del norte sanluiseño ¿ Olvidan cuántas ganancias tuvieron en los últimos diez años ? Se preocupan porque el agua no les llegará por los canales ahora deteriorados, pero no se preguntan ¿ Por qué no pueden realizar cultivos los PEQUEÑOS productores ? Hay variados CULTIVOS, particularmente de SOJA, pero . . . ¿ cuántos miles de Has con BOSQUE NATURAL, fueron desforestadas, para que ello sea posible ? Hay una ley sobre el uso de agroquímicos ¿ se aplica el control ? Me lo pregunto porque los casos de CÁNCER en QUINES y en CANDELARIA, avanzan a pasos agigantados. ¿ La salud de quienes VIVIMOS en la zona, le interesa al Gobierno Provincial ?