Inicio Investigación Usan bacterias para remediar el impacto de herbicidas en agua subterránea y...

Usan bacterias para remediar el impacto de herbicidas en agua subterránea y superficial

Se trata de microorganismos nativos que se aplicarían en los cursos de agua subterráneos y superficiales para remediar la contaminación que produce el uso de plaguicidas en las prácticas agrícolas. Los investigadores avanzaron sobre un estudio en diferentes cauces de la región y lograron aislar una bacteria que tiene la capacidad de degradar la atrazina, uno de los herbicidas más utilizados en la agricultura regional.

Desde hace años grupos ambientalistas aseguran que la utilización de herbicidas contamina en forma directa los flujos de agua. Una vez aplicados, estos plaguicidas son transportados por las lluvias y pueden contaminar aguas subterráneas o corrientes superficiales, se depositan en sedimentos y pueden afectar a microorganismos que son importantes para el equilibrio del ecosistema.

En la Universidad Nacional de Villa María (UNVM) investigan el impacto de las prácticas agrícolas en ecosistemas acuáticos de Córdoba y la posibilidad de emplear bacterias nativas para la biorremediación de ambientes contaminados.

Cabe aclarar que por biorremediación se entiende el uso de seres vivos para restaurar ambientes contaminados. Cuando el proceso de contaminación se produjo es necesario restaurar el ecosistema contaminado, para lo cual pueden emplearse diversas estrategias. Cualquier proceso que utilice microorganismos, hongos, plantas o enzimas derivadas de éstos para retornar un medio ambiente alterado por contaminantes a su condición natural se denomina biorremediación.

“La investigación se basa, fundamentalmente, en evaluar la contaminación de ambientes acuáticos por el uso de herbicidas organoclorados y el estudio de estrategias para descontaminar esos ambientes”, explicó a Argentina Investiga Romina Bachetti, quien realizó un monitoreo en distintos cursos de la región, como el arroyo Cabral, arroyo Tegua y el río Tercero hasta el Carcarañá.

En los estudios realizados detectaron en agua superficial la presencia de atrazina, uno de los herbicidas más utilizados en la agricultura regional, que en bajas proporciones no resultaría tóxico para los humanos pero sí producen alteraciones en el ambiente. Este plaguicida afecta principalmente a los microorganismos fotosintéticos y puede afectar también a las bacterias.

“Nosotros continuamos buscando bacterias nativas, propias del ambiente, que tengan la capacidad de degradar atrazina y logramos aislar una que tiene esa capacidad y la utiliza como fuente de nitrógeno para eliminarla del ambiente”, explicó Bachetti. La bacteria pertenece al género Arthrobacter y se halla dentro de la gran diversidad bacteriana que existe en el ambiente.

En base a esa información estudiaron el aislamiento, lo caracterizaron y reconocieron sus características de crecimiento y los genes que posee para eliminar el herbicida. Luego trabajaron en las posibilidades de aplicarla en la biorremediación. “Inmovilizamos las bacterias en perlas de un polímero donde llevan a cabo la biorremediación; luego retiramos las perlas, que pueden reutilizarse y volver a aplicar en aguas contaminadas”, puntualizó.

Al ser consultada acerca de las posibilidades de aplicación en lo inmediato, la investigadora dijo que es “posible que se pueda utilizar con filtros en aguas subterráneas, en las superficiales es más complejo porque requiere de una intervención en el curso de agua”.

Cabe destacar que la aplicación de atrazina está permitida en Argentina y en toda América, pero desde 2004 su uso se prohibió en países de la Unión Europea. Si bien existen restricciones en los volúmenes y el modo de empleo, no hay un control severo sobre su utilización.

El trabajo se inserta en otro proyecto de investigación, que además incluye estudios de aguas subterráneas junto a profesionales del departamento de geología de Universidad Nacional de Río Cuarto (UNRC). “La idea es avanzar en las tecnologías de biorremediación y obtener información para que los organismos gubernamentales que legislan dispongan de datos acerca de la toxicidad de los productos y puedan controlarlos”, agregó.

Según Bachetti, la importancia del estudio radica en que, en el caso de compuestos que no pueden dejarse de aplicar porque son necesarios para que la producción agrícola prospere, las estrategias de biorremediación apunten a “intervenir y solucionar problemas que, de otra manera, sería imposible”. En este caso, el impacto es menor que si se utilizan procesos químicos, porque “son microorganismos nativos que hacen que no se afecte al resto de los organismos que están en ese ecosistema. Es una estrategia amigable que tiende a minimizar el impacto sobre el ambiente”, explicitó.

FOTO: Argentina Investiga

1 Comentario