Son compuestos químicos generados por hongos que permanecen a lo largo de toda la cadena agroalimentaria. Las micotoxinas en maíz son cancerígenas y es un problema creciente en el país y particularmente en San Luis, donde grandes volúmenes son consumidos por la agroindustria local para elaborar derivados que integran diferentes alimentos humanos.
Para generar conciencia sobre esto y difundir prácticas de manejo para prevenir, el próximo 27 de mayo habrá una jornada sobre “Micotoxicosis en maíz” organizada por el Ministerio de Industria destinada a productores de este grano, personal de industrias procesadoras, docentes, estudiantes y todo aquel interesado en conocer las causas, implicancias y soluciones posibles.
¿Qué ocurre con las aflatoxinas, el tipo de micotoxinas más nocivo del maíz, que se consumen con la leche, por ejemplo? Un ganado lechero alimentado con gluten feed, pasa a la leche, que toman mayoritariamente los niños, y las aflatoxinas en particular son cancerígenas. Está comprobado que producen cáncer hepático.
La exposición estará a cargo Patricia Knass, bioquímica, magister en Tecnología de los Alimentos y directiva de la firma Agrinea, especialista en seguridad química de alimentos. En septiembre del año pasado la profesional expuso sobre este problema en una jornada organizada por la empresa Glucovil, dedicada a la molienda húmeda de maíz en Villa Mercedes para la obtención de jarabes y aceite y que encendió luces de alarma por el creciente rechazo de cargas por alta presencia de micotoxinas en las cosechas locales.
La jornada será de cuatro horas por la mañana y cuatro por la tarde y las inscripciones se reciben de 8 a 14 en el Subprograma de Desarrollo de Inversiones, Incentivos y Fomento para la Industria y Pymes, Terrazas del Portezuelo. Las consultas pueden realizar a los teléfonos 266-442000/442010, internos 3193/97, o al correo industria@sanluis.gov.ar.
Glucovil detectó los problemas
La ingesta de micotoxinas en altas cantidades puede ocasionar en los animales un conjunto de síntomas que van desde vómitos y abortos hasta afecciones neurológicas y la muerte. En el hombre, estudios médicos también comprobaron su relación con hepatitis y cáncer de hígado, entre otras afecciones.
Este enemigo silencioso tiene además la desventaja de ser casi indestructible una vez creado. Resiste los procesos de degradación, digestión, cocción y congelación. Su distribución abarca todo el planeta (no existen países productores que no sufran este problema). En San Luis, el incremento de estas toxinas está relacionado con la combinación de aspectos climáticos y ciertas prácticas de almacenamiento y cosecha.
Hace veinte años, Glucovil compraba el 80% de su insumo maíz en la provincia de Córdoba o de La Pampa; hoy, más del 70% es producido en San Luis. Si se considera que esta planta consume anualmente alrededor de 300 mil toneladas de maíz, se puede dimensionar en qué medida un rechazo de la producción (por no cumplir con los estándares de calidad) podría repercutir en el circuito provincial del maíz.
De las 1.000 toneladas de maíz que Glucovil muele por día, 60 corresponden a gluten meal (concentrado proteico), 75 son de germen (componente oleaginoso), 680 de almidón y 185 de gluten feed (cáscaras y fibra).
Según un informe de la Corn Refiners Association, las micotoxinas, en particular, las aflatoxinas, tienen una distribución particular entre los componentes del maíz.
Un 78% se traslada a la fibra; un 11% va al gluten meal y otro 11% al germen; mientras que el almidón no retiene nada. Esos “porcentajes de impacto” repercuten en la cantidad final de aflatoxinas en los diferentes componentes.
Pero al trasladar esos porcentajes al volumen total de molienda diaria, resulta que la cantidad de aflatoxinas encontradas supera a lo permitido por el Código Alimentario Argentino (CAA), que prescribe un máximo de 20 ppb (partes por billón).
Hasta ahora, Glucovil aceptaba un maíz, cuyos coproductos tuvieran en conjunto un máximo de 20 gramos de micotoxinas sobre un volumen total de 1.000 toneladas.
Sin embargo, la peculiar distribución de micotoxinas en cada componente da como resultado que, por ejemplo, en el gluten meal, esos 2,2 gramos sean iguales a 37 ppb, lo que duplicaría lo permitido por el CAA.