“Si bien el uso de plaguicidas, fitosanitarios o también llamados agroquímicos ha permitido obtener incrementos sustanciales en la producción agrícola y ganadera, sus efectos adversos podrían impactar de manera negativa en los ecosistemas, como así también en la salud humana y animal cuando son mal utilizados.
La aplicación de agroquímicos es un conjunto de técnicas y procedimientos que tienen como objetivo que un producto llegue al blanco. Pero además es necesario que llegue en cantidad suficiente con respecto a la dosis, que es lo que le da al producto la posibilidad de poder cumplir con su cometido, por ejemplo qué controle un insecto, una maleza o una enfermedad.
El tamaño de la gota de la pulverización formada por las boquillas tiene una gran importancia para lograr controles óptimos, mientras que los factores ambientales a tener en cuenta para lograr aplicaciones eficientes de fitosanitarios son: la humedad, la temperatura y el viento.
Aplicación es un proceso de distribución del producto sobre el blanco, en el lugar preciso donde debe actuar.
Mientras que para pulverizar es necesario recurrír a una máquina, para aplicar es imprescindible recurrir al intelecto humano, siendo éste quien tiene que transformar la pulverización en una aplicación, lo que supone conocimiento.
Según la FAO el número ideal o aceptable de gotas/cm2 que debe cubrir un producto fitosanitario para cumplir con el objetivo de controlar una plaga es el siguiente:
Herbicidas, 30 a 40 gotas por centímetro cuadrado por contacto, y 20 a 30 sistémico.
Insecticidas, 50 a 70 gotas por centímetro cuadrado por contacto, y 20 a 30 sistémico.
Fungicidas, igual números que los insecticidas.
Tamaño de la gota aplicada
Antes, para conseguir la cubrición total de las plantas se aplicaban volúmenes muy elevados por hectárea, tanto mayores cuanto más grande era el tamaño de las gotas pulverizadas y menor el poder mojante del líquido. En cambio hoy, para alcanzar una buena cobertura de las plantas, se sabe que es esencial usar gotas de tamaño reducido y homogéneo, y que deben evitarse tanto las gotas excesivamente grandes, porque representan un elevado porcentaje del volumen de caldo, como las excesivamente pequeñas, pues pueden ser arrastradas por el viento y no alcanzar el objetivo previsto.
Según el tamaño de gota las pulverizaciones se clasifican en:
Aerosol: Tamaño de gota menor a 50 micrones: 1 micrón es la milésima parte de 1 milímetro
Niebla: de 51 a 110 micrones
Pulverización fina: de 101 a 200 micrones
Pulverización media: de 201 a 400 micrones
Pulverización gruesa: mayor a 400 micrones
Influencia del tamaño de gota en el recubrimiento foliar
Las gotas pequeñas son muy sensibles a la evaporación. Así, por ejemplo, gotas de un diámetro de 50µm se evaporan en 3,5 segundos, si la temperatura es de 25º C y la humedad relativa del 60%, condiciones ambientales frecuentes durante la realización de un tratamiento fitosanitario.
Deriva: La deriva se define como el traslado o transporte de las gotas de la pulverización fuera del blanco objetivo, esto puede ocasionar problemas serios cono fitotoxicidad a cultivos vecinos, contaminación de cauces de agua, e intoxicaciones a personas y animales según los productos que se estén aplicando como también que no se logren los controles de las plagas al no caer el producto sobre el blanco . La distancia en metros derivada va a depender de factores como el tamaño de la gota, el viento, la temperatura y la humedad.
Generalmente el productor tiene presente como único problema el de la deriva, lo que ocurre con las gotas pequeñas, porque es algo que ve, pero que no toma en cuenta el mal comportamiento de las gotas grandes: no se expanden sobre el blanco y no tienen adherencia, por lo cual la planta no las retiene, y cuando la gota es tan grande la planta no puede retenerla y consecuentemente cae al suelo lo que se llama endoderiva. Ésta situación no es fácil de visualizar a simple vista y por ello normalmente el productor no lo registra.
Las gotas que tienen valor, desde el punto de vista agronómico, son las que van de 100 a 400 micrones. Las más chicas se evaporan o son llevadas por el viento y las mayores no son retenidas por la planta.
Cuando se pulverizan fitosanitarios lo que se está haciendo es dividir el líquido en pequeñas gotas que deseamos se distribuyan en forma homogénea en toda la superficie elegida.
Lógicamente mientras más pequeñas sean ellas, mayor número de gotas tendremos con el mismo caudal, además como las gotas siguen un patrón volumétrico, cuando se reduce su diámetro a la mitad, se aumenta su número en ocho veces. En estas condiciones es claro que, desde el punto de vista de efectividad de aplicación, y dada por el número de impactos por cm2, las mejores aplicaciones se realizarán con gotas pequeñas.
Sin embargo, esto es sólo un aspecto de la pulverización ya que en la medida que se reduce su tamaño las gotas son cada vez más susceptibles a la deriva física y química.
Hasta el momento la variable más importante de la que se dispone para el control de deriva es manejar el tamaño de gota según la condición del ambiente, aunque existen equipos comerciales que utilizan gotas con cargas electrostáticas, pero con resultados no siempre concluyentes además del alto precio del equipo.
La forma de cambiar el tamaño de gota es mediante la variación de presión o mediante la utilización de boquillas especialmente diseñadas para ello denominadas, en forma genérica, antideriva.
Sustancias auxiliares de la pulverización
Hoy el mercado ofrece una muy amplia gama de coadyuvantes o auxiliares de la pulverización. Es importante entender que su utilización cumple la función de mejorar la condición, o incluso hacer posible la aplicación, en algunas situaciones en las que las condiciones meteorológicas no son las óptimas, lo que ocurre habitualmente en nuestra zona semiárida.
Las aplicaciones aéreas de plaguicidas están expuestas, muchas veces a condiciones ambientales extremas. Una menor llegada de producto al blanco como consecuencia de pérdidas por evaporación de la gota asperjada puede determinar el fracaso de nuestra aplicación. Por tal motivo, la utilización de coadyuvantes antievaporantes al momento de realizar aplicaciones con baja humedad relativa y altas temperaturas resultan indispensables para lograr un adecuado tratamiento.
En relación a esto, el uso de antievaporantes permitirá, dentro de un determinado límite, realizar las aplicaciones cuando las condiciones de humedad y temperatura se ubiquen en rangos subóptimos para la aplicación. Para mitigar el efecto de la velocidad del viento dentro de un determinado límite, existen productos antideriva que aumentan la viscosidad y tamaño de la gota disminuyendo el riesgo de deriva.
Sin embargo, es útil saber que este cambio en las gotas asperjadas disminuye la cobertura de la aplicación por incrementar el tamaño de gota.
Uso de aceites antievaporantes
En cuanto al tipo de aceite y dosis el aceite mineral y el vegetal metilado son similares en cuanto a su agresividad, es decir la capacidad de penetrar hojas de gramíneas (que contienen sílice). Dado que los aceites cumplen dos funciones básicas, antievaporante y penetrante (en ese orden), debemos priorizar en base al objetivo de su uso. Como antievaporante, el aceite vegetal degomado ha demostrado ejercer una mayor protección hacia las gotas más chicas (la que primero evaporan); propiedad que podemos hacer extensiva al vegetal metilado, pero a un mayor costo. Cuando el objetivo es penetrar hojas de gramíneas (e.g. graminicidas selectivos), las opciones son dos: mineral o vegetal metilado a dosis de 1 a 2 l/ha según tipo de aplicaciones.
Con un poco de viento los pilotos se aseguran hacia dónde puede ir la deriva, en cambio sin nada de viento o con poco viento tenemos el problema de la inversión térmica que hace que la gota con el producto quede flotando y luego pueda derivar a varios metros del blanco objetivo. Las tarjetas comunes no quedan marcadas con el avión por eso hay que recurrir a espejos o trozos de vidrio para ver mejor las gotas de la pulverización.
Aspectos legales de las aplicaciones de plaguicidas en la provincia de San Luis:
La Ley Nro. 4703 (Ley Nº IX-0320-2004 (5559), de Agroquímicos, promulgada por Decreto Nro. 2857/86 del Gobierno de la Provincia regula el uso de plaguicidas en toda la provincia de San Luis.
Bibliografía consultada:
Aplicar eficientemente los agroquímicos. Mario Bogliani, Jorge Hilbert. INTA Castelar 2005.
CASAFE. Guía de Productos Fitosanitarios para la Republica Argentina 2013-2015.
Garay, Jorge Alberto. Aplicación de Plaguicidas INTA San Luis 1993.
Leiva Daniel. Aplicaciones eficientes de Plaguicidas. INTA Pergamino. Folletos de divulgación técnica. 2013-2014.
Ley Nro. 4703 (Ley Nº IX-0320-2004 (5559), de Agroquímicos de la provincia de San Luis.