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Ausencia de San Luis en la audiencia pública por el proyecto de la «Ley del Mosto»

Sin presencia de funcionarios, legisladores ni privados puntanos, en el Senado de la Nación sanjuaninos y mendocinos defendieron una iniciativa para que el mosto reemplace al jarabe de maíz como endulzante de bebidas no alcohólicas. Argentina consume 1.500 toneladas de fructosa por día.

En su planta de Villa Mercedes Glucovil produce fructosa 55, usada como sustituto del azúcar para endulzar bebidas.

La Audiencia Pública sobre el proyecto de ley de Usos de Jugos Naturales para edulcorar gaseosas y aguas saborizadas, realizada durante solo una hora en el Senado de la Nación, dejó contentos a los asistentes, que en su totalidad apoyan esta iniciativa, ya que de aprobarse esta medida permitirá colocar 57 mil toneladas de mosto y aliviar al castigado sector vitivinícola.

Este proyecto que los legisladores nacionales esperan debatir en los primeros meses del año próximo, busca incluir a los concentrados de jugos naturales como la uva, la naranja o la manzana, para endulzar de forma natural bebidas no alcohólicas y propone aumentar el uso de azúcar de caña del actual 65 % al 75 %. Sin embargo, este cambio afectaría directamente al Grupo Ledesma, que en la ciudad de Villa Mercedes tiene la planta Glucovil donde, entre otros subproductos, extraen del maíz la fructosa que proveen a casi la totalidad de las embotelladoras de gaseosas del país y de Chile.

Argentina consume diariamente 1.500 toneladas de fructosa. La iniciativa, impulsada por la Corporación Vitivinícola Argentina (Coviar), con Mendoza a la cabeza, cambia el artículo 26 de la Ley Nacional de Impuestos Internos y fija un incremento de las tasas, de un 8% a un 28%, para las bebidas analcohólicas. Pero reduce de un 4% a un 2,8% cuando se use 10% o más de jugos de frutas, provenientes del mismo género botánico del sabor. Más tarde agregaron al proyecto otra disminución de la alícuota, de un 28% a un 18%, cuando las bebidas usen entre 5% y 9% jugo de fruta y un mínimo de 75% de azúcar. Este último para calmar a los cañeros tucumanos.

Martín André, gerente de Glucovil, explicó recientemente en rueda de prensa que el mosto contiene 68,19% frente a la fructuosa, con 77%: «Esto significa que el mosto es más proclive a la aparición de microorganismos, y además su transporte se encarece porque tiene una mayor proporción de agua en su composición».

Para la Cámara Argentina de Fabricantes de Almidones, el cambio legislativo impactará en el precio del producto al consumidor, que subiría un 30%, ya que el costo del mosto es hasta siete veces superior al azúcar y a la fructuosa 55, con lo cual la única forma de compensar esta diferencia es con impuestos. Advirtió que la capacidad endulzante de cada insumo es diferente: “Si usamos azúcar, se necesita que sea el 10% del total, pero si fuera fructuosa llevaría el 13%. En el caso del mosto, y debido a que contiene otro tipo de azúcares y menos sólidos, habría que subir las cantidades al 17%”.

Quienes se oponen, dicen que la iniciativa pretende generar una ventaja artificial, ya que el mosto nunca fue utilizado para endulzar gaseosas, su precio es seis veces mayor al azúcar y su producción dentro del país es cíclica, y no un proceso continuo como el que realizan en la planta de molienda húmeda de maíz en Villa Mercedes.

Para André, es difícil conocer la respuesta de los clientes de la fructosa: «Suponemos que un complejo como el de Coca-Cola no cambiaría su forma de producción, aunque le digan que uno de sus insumos principales saldrá un poco más barato». En la audiencia de ayer en el Senado, Daniel Ferrante, coordinador Programa de Enfermedades Cardiovasculares en Ministerio de Salud de la Nación, aseguró que esta iniciativa es «bienvenida”. «Nos sumamos a los beneficios de este proyecto, por las economías regionales y por la prevención de enfermedades como la obesidad y la diabetes”.

El uso de mosto para endulzar tiene antecedentes en San Luis. La doctora Alicia Bañuelos, ex rectora de la Universidad de la Punta, fabricó dulces durante algunos años denominados “frutas para untar”, endulzados con mosto porque la fructosa afecta a determinadas personas. Exportó principalmente a China y Portugal.