Por Florencia Tuchin, Otra Economía. Las sierras grandes de Córdoba albergan una de las principales fuentes de agua superficial de Argentina. Este ecosistema, compuesto por bosques y pastizales nativos, cumple un rol clave: retiene el agua de las lluvias y la libera gradualmente, asegurando el suministro a millones de personas. Sin embargo, la deforestación, los incendios y la ganadería extensiva han reducido drásticamente su capacidad de regulación hídrica.Frente a esta crisis, Juan Pablo Moretto y su equipo de la asociación Bosques de Agua impulsan un ambicioso proyecto de restauración. Desde hace tres años, trabajan en la reforestación con tabaquillos (Polylepis australis), especie nativa fundamental para la conservación del agua en la región. «Cuando este ecosistema está sano, funciona como una esponja. Cuando está degradado, las lluvias generan inundaciones y, en la sequía, los ríos se secan», explica Moretto. La iniciativa surgió tras una gran sequía que los llevó a preguntarse de dónde venía el agua que abastecía sus hogares. Juan Pablo y otra persona comenzaron recolectando semillas y germinándolas de manera intuitiva. Lo que empezó como una acción pequeña y vocacional, rápidamente fue tomando fuerza y se transformó en un equipo consolidado de 25 personas dedicadas a restaurar activamente el ecosistema de las Sierras Grandes. El proyecto comenzó con la compra de tierras estratégicas para su protección. En un principio, recurrieron a préstamos de amigos y al financiamiento de organizaciones que pagan por árbol plantado. Se implementó un modelo simple pero potente: el de “un árbol, un dólar”. A través de alianzas con organizaciones internacionales que financian la reforestación, reciben un dólar por cada árbol plantado. Con ese esquema, lograron comprar 209 hectáreas a nombre de la organización. Posteriormente, replicaron el modelo para adquirir otras mil hectáreas. Con el tiempo, desarrollaron un modelo en el que filántropos adquieren tierras bajo la condición de integrarlas a la restauración ecológica.Su misión es lograr que los bosques de arboles nativos permitan la captura y subsistencia de microcuencas de agua, las cuales alimentan a las cuencas mayores en las sierras de Córdoba. En los últimos dos años, Bosques de Agua plantó 400.000 árboles y recientemente avanzó en una técnica innovadora de siembra directa, que permitiría escalar la reforestación de manera más eficiente. «Hemos tenido pruebas exitosas en campo y esto puede cambiar la forma en que se restauran los bosques en gran escala», señala Moretto. Recientemente, Sumatoria otorgó un crédito que les permitió llevar adelante la temporada de plantación, que por descalce de cartera y pagos diferidos no podían afrontar. De esta manera, lograron la plantación de arboles nativos y la creación de 40 puestos de trabajo que requirió la operación. Si bien el mayor desafío sigue siendo la prevención de incendios y el cambio cultural en la relación con el bosque nativo, el proyecto busca expandir sus alianzas. Aunque reciben financiamiento de empresas y organizaciones internacionales, Moretto reconoce que el apoyo del sector privado local aún es bajo. La restauración del ecosistema en las sierras de Córdoba es clave no solo para la biodiversidad, sino para garantizar el acceso al agua en la región. «Lo que pasó en Bahía Blanca hace unos días con la crisis hídrica es un reflejo de lo que ocurre cuando los ecosistemas que regulan el agua desaparecen. No podemos darnos el lujo de seguir perdiéndolos», concluye. |
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