Argentina destacó que la agricultura es uno de los sectores más afectados por el cambio climático y que nuestro país tiene una muy baja participación en las emisiones globales. Nuestra prioridad es la adaptación para seguir fortaleciendo la seguridad alimentaria.
El Subsecretario de Coordinación Política, Ariel Martínez concluyó su participación en la reunión de Ministros de Agricultura del G20, disertando en la sesión de trabajo titulada: «Contribución del G20 a la Cumbre de Sistemas Alimentarios y la COP26».
En su intervención, Martínez exhortó a los miembros del G20 a «dar las señales de compromiso apropiadas en la lucha contra dos flagelos globales que nos interpelan como sociedad: el hambre y el cambio climático».
Martínez planteó la fuerte preocupación de la Argentina por el hecho de que la comunidad global está muy lejos de cumplir con los objetivos de la Agenda 2030 de sostenibilidad. Asimismo, señaló que «los expertos científicos nos indican que, si no se toman medidas urgentes, será imposible alcanzar la meta de suba de sólo 1,5° establecida en el Acuerdo de París».
En este contexto, Martínez reiteró el compromiso de la Argentina con la intensificación sostenible de nuestra producción de alimentos, pero sin dejar de tener presente que somos un país «tomador» y no «generador» del cambio climático, ya que solo representamos el 0,7% del total de las emisiones mundiales.
«Por eso, -destacó- nuestro foco en el sector agroindustrial está puesto prioritariamente en la adaptación, ya que aun cuando vayamos a un sistema de neutralidad en carbono (al cual aspiramos llegar al 2050), debemos adaptarnos a producir alimentos en un contexto ambiental complejo que aumenta nuestra vulnerabilidad, por ser una «fábrica a cielo abierto»».
Martínez compartió con los miembros del G20 los principios y valores que fueran acordados por los países del Consejo Agropecuario del Sur (CAS) en materia de sistemas alimentarios sostenibles. En particular, se destacó que: (i) los 3 pilares de la sostenibilidad deben interpretarse de forma armoniosa y que ninguno debe primar sobre otro, (ii) los aportes deben realizarse conforme al principio de responsabilidades comunes pero diferenciadas, (iii) la transición debe ser gradual, justa y adaptarse a las necesidades y realidades locales, sin dejar a nadie atrás y (iv) los esfuerzos nacionales deben complementarse con una reforma de las reglas que actualmente rigen el comercio agrícola, derribando proteccionismos anacrónicos que afectan el desarrollo de muchos países que dependen de la agricultura.
Antes de concluir, Martínez exhortó a los Miembros del G20 a debatir dos temas que no están siendo abordados con suficiente atención en la agenda internacional: uno es el financiamiento de la transición y el otro la monetización de los servicios ecosistémicos.
En este sentido, Martínez expuso que: «El sistema de gobernanza global hasta el momento no ha demostrado ser eficaz para movilizar recursos hacia los países en desarrollo, ni en cantidad suficiente ni en calidad suficiente. Tenemos que impulsar respuestas más ágiles, transparentes y audaces.»
