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Almacenes de ramos generales de San Luis que iluminan el paisaje del campo

Por Jorge David Cuadrado, La Nación

La provincia de San Luis tiene un paraje que es conocido en la zona como poste e’ Fierro que está ubicado en el límite con la provincia de Córdoba.

La denominación tiene su origen en un mojón que se colocó cuando se estaba fijando el límite entre las provincias.

Desde el norte inmediato al citado lugar se venían usando, como seña divisoria las más altas cumbres de las Sierras Comechingones en su extremo sur. Ya al terminar el límite usado por la mole de piedra, se usó un arroyo que bajaba hacia el oeste y el sur y donde terminaba ese arroyo se colocó el tan famoso mojón que dio nombre al paraje.

Desde ese mojón se trazó una línea recta hacia el sur que llega hasta la provincia de La pampa y es el límite artificial del este de San Luis. Ya nadie sabe de ese arroyo, y el paraje es conocido como “La Cañada”. Una calle, hoy ruta asfaltada, divide a las provincias, justo donde están las poquitas casas del lugar.

La Cañada ha tenido un surtidor de combustible hace ya muchas décadas y una capilla algo moderna que estuvo abandonada o sola, pero ahora está resplandeciente en honor a la Virgen María Auxiliadora.

Lo cierto es que lo que fue muy importante para el lugar y la zona es el almacén del Cuadrado, llamado así porque los dueños eran de apellido Cuadrado. En más de una oportunidad y sin nombrar al paraje, se le decía El Cuadrado, directamente.

El almacén era una suerte de almacén de ramos generales, pero en pequeño. Estos lugares están diseminados en toda la geografía del país, desde la época de las pulperías y han prestado un servicio a nuestra tierra que no ha sido reconocido, como es debido, en muchos sentidos.

Los boliches, como también han sido conocidos, son pequeños almacenes que al estar ubicados en lugares tan alejados de las grandes y medianas ciudades han adquirido un carácter especial. Don Luis Landriscina los ha pintado muchas veces en sus comunicaciones con el gran público.

Estos almacenes tenían de todo lo necesario para la gente de la zona. Además oficiaban de lugares de encuentro para los lugareños.

La intemperie y la distancia son factores muy severos para la gente del campo, sobre todo los más humildes, y los boliches fueron su único refugio. En más de una oportunidad tuvieron un reconocimiento de la gente de campo por la utilidad que prestaban.

Cerca de “poste e’ Fierro” está “El Arbolito”, en el medio del campo, al lado de una ruta. ¡Cuánta gente se habrá divertido con tan poco en esos lugares, cuántos sueños, cuántas vivencias en esos humildes boliches, en esos humildes almacenes de campo!, y cuánto les debe la cultura nacional, el comercio, el correo y el transporte.

nunca tuvo el juego de truco mayor ámbito para el despliegue de toda su chispa y esplendor como en los almacenes de ramos generales. El ingenio del paisano con algún vinito era asombroso y de estos espacios se han ocupado también el cine, escritores, antropólogos y demás observadores de la cultura nacional.

Todavía existen estos boliches, en algunos casos para cumplir su función de siempre y en otros casos ya destinados al turismo, melancolías diversas y otras yerbas.

Siempre se debe tener en cuenta que la geografía nacional es muy grande y con sólo pensar en ello advertimos la importancia de estos lugares.

Lo cierto es que el terreno, el espacio en sí, que en muchos casos no son una unidad productiva desde el punto de vista agropecuario, es otra cosa; está en el campo, pero es una avanzada, una cruzada social y cultural necesaria que está desde los albores de la patria y hasta el fondo de los tiempos.

poste ‘e Fierro, qué curioso el efecto que al lugareño le causaban los objetos extraños a su conocimiento y qué impacto tenía en él; por ese solo hecho el nombre del paraje debería ser pensado una vez más, es conocido como La Cañada, quizás su nombre deriva del de una escuela cercana.

Mucha gente le dice al paraje El Cuadrado o poste ‘e Fierro, en mapas actuales figura con estos dos nombres pero figura Hierro no Fierro. no era fácil vivir en lugares tan alejados, tan desolados. Es justo que siempre se respeten los dichos, usos y costumbres de aquéllos que nos precedieran, porque para que nuestro país llegara a ser lo que es, se necesitó mucho esfuerzo humano, silencioso e imprescindible.