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Malezas: investigación del INTA orienta sobre el manejo de las amarantáceas en San Luis

La salida es reformular el control químico o incorporar cultivos de cobertura. “La aparición de malezas resistentes es un síntoma más del colapso de actual sistema productivo”, afirman Jorgelina Montoya del INTA Anguil, Jorge Alberto Garay del INTA San Luis y el asesor privado Juan Manuel Cervellini  en su investigación  sobre las  “Amarantáceas en la Región Semiárida Central Argentina: La Pampa y San Luis”, publicada la semana pasada.

El género Amaranthus comprende unas ochenta especies nativas de las regiones tropicales hasta las templado cálidas, de las que pueden encontrarse en La Pampa al estado silvestre más de media docena de especies

Según trabajos realizados por docentes de la Cátedra de Botánica Sistemática de la Facultad de Ingeniería y Ciencias Agropecuarias de Villa Mercedes, en la provincia de San Luis y principalmente en el Departamento Pedernera, se han encontrado 7 especies.

Durante las campañas 2003/2004 hasta 2008/2009 realizaron relevamientos de malezas en cultivos de girasol. En siembra directa mostraron una abundancia de 174,5 plantas por metro cuadrado y una frecuencia de 2,67% de Amaranthus hybridus L. subsp. Hybridus (ex quitensis). Mientras que en labranza convencional no hubo presencia de esa especie: “Esto pudo deberse, por un lado, a que en el año 2003 se registró el herbicida Imazapir (80%) bajo la marca de Clearsol para ser utilizado en girasoles tolerantes a imidazolinonas. Este herbicida no está recomendado para el control de amarantáceas dada su tolerancia”.

Por otro lado, los investigadores consideraron que el aumento de esta maleza en siembra directa pudo deberse a la presencia de biotipos resistentes a herbicidas inhibidores de la enzima acetolactato sintetasa (ALS).

Comúnmente conocida como “Yuyo Colorado Gigante o Bledo”, Amaranthus palmeri S. Watson, es una especie nativa de Estados Unidos de la zona de Texas, y Norte de México, regiones con características similares a la zona semiárida de Argentina: “Ninguna de las malezas resistentes al Glifosato que han surgido en los Estados Unidos ha sido una amenaza tan importante para la productividad agrícola como el Amaranthus palmeri”.

Describen que desde que fue identificado en 2005 en una remota área del estado de Georgia, el Amaranthus palmeri resistente a Glifosato ha invadido las regiones sur y central de Estados Unidos, dejando a su paso campos abandonados y un uso masivo de herbicidas.

En 2011 esta especie es detectada nuevamente en Argentina en el sureste de la provincia de Córdoba. Desde allí, comenzó a difundirse, primero a la provincia de San Luis encontrándose en 2012 en la zona de Villa Mercedes y actualmente se la encuentra también en la provincia de La Pampa, Buenos Aires, Santa Fe, Tucumán, Chaco y Salta, y probablemente en otras provincias del norte del país.

El Amaranthus palmeri

En la región conviven diferentes especies del género Amaranthus de similares características morfológicas, principalmente en estadios de desarrollo temprano lo cual dificultan su reconocimiento.

Su polen es distribuido por el viento; cada planta hembra puede producir entre 200 a 600 mil semillas, que pueden ser transportadas por maquinaria y otros medios: “Un factor que contribuye a la dispersión es aquel relacionado con la cosecha ya que se distribuyen las semillas dentro del lote y también las trasladan hacia nuevos lotes, establecimientos y zonas. Sumado a ello, la semilla cosechada contaminada es otra fuente de dispersión”.

Otros elementos de dispersión son los camiones, hacienda que la consume y aves, además de la falta de control en banquinas, caminos y zonas aledañas a los lotes de producción.

Amaranthus palmeri es una maleza muy competitiva, tolerante a estrés por sequía y a temperaturas cercanas a 40 ºC manteniendo aún altas tasas de crecimiento. Es una planta que puede tener tasas de crecimiento superiores a los dos a tres centímetros por día.

En Estados Unidos se lo llama el “Yuyo Colorado Gigante” porque puede llegar a medir hasta tres metros de altura. Respecto a la competencia que produce en los cultivos, se han medido pérdidas de hasta un 23% en soja con una planta  por metro cuaradode Amaranthus palmeri durante todo el ciclo del cultivo.

El manejo integrado de malezas

Para los investigadores del INTA, conocer la presencia de la maleza en el lote prematuramente permite definir la estrategia a seguir desde el barbecho hasta la cosecha. Y facilita el manejo de las fechas de siembra en función a los picos de emergencia permitiendo su control con la intervención con productos pre-emergentes y de acción residual de comprobada eficacia.

Destacaron que la estrategia de barbechos con cultivos de cobertura, constituye una buena alternativa para el control temprano de esta maleza. En trabajos específicos encontraron que el uso e centeno redujo significativamente la densidad de la maleza respecto al tratamiento testigo sin herbicida y sin cultivo de cobertura.

También  sugirieron que deberían iniciarse acciones en los caminos vecinales y banquinas realizando el mantenimiento adecuado para combatir esta maleza, evitando que sean una fuente de propagación: “La inspección y limpieza de maquinarias, camiones, trenes; y el desbaste de animales que ingresan al establecimiento, permiten mantener al sistema productivo en resguardo”.

Advirtieron que evitar la cosecha de los manchones es una práctica que impedirá diseminar la maleza en el resto del lote y el transporte hacia otras zonas.

En la publicación también se difunden detalles de una serie de ensayos realizados en San Luis y La Pampa con diferentes aplicaciones y combinaciones de herbicidas.

Consideraciones finales

Para los técnicos autores de la publicación es mucho lo que está en juego con el avance de estas malezas y por ello reflexionan acerca de los hábitos que deben cambiarse:

  • La simplificación de los sistemas de producción y paralelamente la intensificación en el uso de herbicidas ha promovido, entre otros problemas, la aparición de malezas resistentes. El uso inapropiado de los herbicidas pone en jaque el valor de esta herramienta tecnológica para la producción agropecuaria. Es necesario, revisar su uso, reformular las estrategias de manejo de malezas en pos de una producción de alimentos sustentable. La aparición de malezas resistentes es un síntoma más del colapso de actual sistema productivo.
  • Si bien, los antecedentes acerca de la aparición de Amaranthus palmeri en la región y consigo la resistencia a herbicidas, indicaría que ha sido “importada”, este aspecto también destaca un problema en relación a la calidad de la semilla.
  • La incorporación de los cultivos de cobertura como supresores del establecimiento de malezas surge como una alternativa válida, promoviendo un manejo diverso y alternativo al control químico.
  • Resulta indispensable conocer la dinámica de emergencia de las malezas de forma de aplicar estrategias oportunas, eficaces y eficientes.
  • En tratamientos químicos de pos emergencia de Amaranthus es clave el tamaño de las plantas en relación a los tratamientos seleccionados para su control. Plantas inferiores a los 10 cm de altura son controladas por mezclas simples de Glifosato con Sulfentrazone, Atrazina, Metribuzín, etc. Sin embargo, en plantas mayores a 10 cm mezclas más complejas y con mayor uso de insumos como por ejemplo la presencia de hormonales en la mezcla resultan necesarias para obtener buenos controles de la maleza nacida. Por otro lado, el uso de herbicidas quemadores (ej. Saflufenacil) tuvo una relación aún más estrecha en cuanto al tamaño de las plantas, esto se relaciona con la capacidad de rebrote y eficacia lograda.
  • Los herbicidas residuales más destacados fueron: Atrazina, Atrazina+SMetolacloro, Acetoclor, Thiencarbazone+Isoxaflutole, Sulfentrazone (250 a 300 cm3/ha) y Flumoxazín en dosis de 150 cm3/ha.
  • Se descarta el uso de Glifosato sólo; como así también de herbicidas inhibidores de la enzima ALS.
  • Existen antecedentes de resistencias a inhibidores fotosintéticos del fotosistema II (Atrazina), inhibidores de la síntesis de carotenoides (ej. Mesotrione), y a herbicidas que inhiben la síntesis de enzimas PPO (ej. Fomesafén). Actualmente, con muchos de ellos se obtiene muy buenas eficacias. De forma de mantener dichas tecnologías vigentes es necesario hacer un manejo racional de las malezas y de los herbicidas. Esto se relaciona en primera instancia con las rotaciones de cultivos; seguido por el uso de mezclas de diferentes modos de acción.