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Lento despertar del mercado inmobiliario rural en el último semestre; expectativas para 2017

Las altas tasas de interés sumadas a un tipo de cambio semifijo, continúan frenando las inversiones inmobiliarias especialmente las rurales, que requieren del mediano y largo plazo para lanzarse, dijo la Cámara Argentina de Inmobiliarias Rurales (CAIR) en su balance del último semestre del 2016.

“Presenciamos un lento despertar de las fuerzas del mercado, aunque con mínima cantidad de operaciones en el orden nacional, sin inversiones importantes, que poco a poco va entrándose en una lenta adecuación a su nueva realidad”, considero la entidad que sin embargo señaló que los arrendamientos mejoraron entre uno y dos quintales por hectárea respecto de la campaña anterior.

La siguiente es una síntesis del análisis que realizó la CAIR sobre el comportamiento del mercado local:

Presente: el mercado de inmuebles rurales sigue sin reaccionar

El ajuste de precios de la tierra sucedida durante el segundo mandato de CKF, como consecuencia de la falta de inversión y la baja rentabilidad de las explotaciones, afectó notablemente el mercado inmobiliario rural. El optimismo en el campo tras el cambio de Gobierno, más las importantes medidas tomadas a favor del sector, aún no alcanzan para dar con la tan esperada reactivación. La cautela, es lo que ha predominado en los últimos meses entre compradores y vendedores, lo que sigue mostrando una notoria escasez de operaciones, situación que se vio agudizada por el bajo precio de los commodities agrícolas.

Los precios se observan estables, aunque reacomodándose a este nuevo escenario. La fuerte y prolongada suba del precio de las tierras agrícolas hasta el año 2011/2012, arrastró el resto de las categorías de campos, sea cual sea la zona donde se encontraban, en una directa relación inmobiliaria.

Todo “valía” hasta ese entonces. Desde el año 2012 hasta la fecha, el mercado funcionó con muy baja llegada, reducido en su tamaño y signado además de los problemas ya citados y por cuestionamientos políticos extremos derivaron en una fuerte inactividad inversora.

A la luz de los cambios introducidos por la administración actual, observamos que los precios se van reacomodando y van reaccionando distintos en los diferentes distritos geográficos del país. En algunas zonas privilegiadas se han afirmado, siendo que en otras continúan con muy bajo interés.

En algunas de las zonas centrales agrícolas, se observan correcciones positivas en los valores, recuperando su liderazgo en los precios nacionales.

Esto no quiere decir un aumento, sino una adecuación favorable a la tenencia de tierras, de acuerdo a la orientación del nuevo gobierno, que sin duda, es amigable con los inversores y productivista hacia el sector agropecuario.

En pocas palabras presenciamos un lento despertar de las fuerzas del mercado, aunque con mínima cantidad de operaciones en el orden nacional, sin inversiones importantes, que poco a poco va entrándose en una lenta adecuación a su nueva realidad.

Por otra parte si bien se augura un importante éxito con el actual Régimen de Sinceramiento Fiscal (Ley nº 27.260) cuya última etapa (de tres) vence a fines de marzo de 2017, hasta ahora no se ha visto reflejada en los inversores que se suman al mismo, la intención – por el momento – de invertir en tierras rurales.

Es de considerar que las altas tasas de interés sumadas a un tipo de cambio semifijo, continúan frenando las inversiones inmobiliarias especialmente las rurales, que requieren del mediano y largo plazo para lanzarse. Hoy es más rentable tomar bonos, letras del tesoro y hasta un plazo fijo, que ingresar en el mercado rural donde su desempeño aún es incierto.

Por otro lado, todos los analistas coinciden en que el triunfo de DonaldTrump en las elecciones presidenciales de USA, no se traducirá en una desaceleración del blanqueo. A la larga o a la corta, si el país se estabiliza, recibirá sus beneficios con la repatriación de los capitales afincados en el exterior en búsqueda de las seguridades que nuestro país hasta ahora no le ha otorgado.

Situación y perspectivas futuras

Con el resultado de las elecciones pasadas, se intuyó que el 2016 sería un año de importantes correcciones y que ello traería aparejado costos. Por eso los economistas planteaban que durante el año, el PBI no iba a crecer. Las correcciones tuvieron impactos profundos y mayores que los esperados. Por ello el Gobierno tuvo que tomar otras medidas para impulsar la demanda que si bien no alcanzó para revertir la contracción del primer semestre, le pusieron un piso a la caída del nivel de actividad. No obstante ello y sobre fines del corriente todavía no se sabe cuándo comenzará a materializarse la recuperación.

En lo que respecta al campo, el nuevo Gobierno con las tempranas medidas implementadas, le abrió las puertas a la producción. Lo hizo incorporando representantes del sector, lo que genera una expectativa muy importante para el campo.

A pesar de las dificultades entendemos que estamos en el buen camino. La situación no es perfecta, pero hay mejoras significativas en materia económica. El país, poco a poco, vuelve a introducirse en los mercados mundiales y en el sistema financiero globalizado.

La visión internacional es que la Argentina superará su recesión en cuanto se observe la estabilidad gubernamental. La economía mundial tiene sus problemas y nosotros formamos parte de un contexto que es menos favorable para los países productores de alimentos.

Si bien el semestre culmina sin una clara reactivación, los pronósticos apuntan a que en el 2017, la Argentina tendrá un crecimiento del orden del  3 % y que buena parte de la reactivación vendrá de los sectores que producen exportables, como el campo. La salida no pudo ser de golpe, perose dejó de caer y la reactivación ya se empezó a dar, especialmente en el interior del país. Si bien somos atractivos para el mundo, no debemos olvidar que la Argentina en los últimos años, ha destruido su calidad institucional y su seguridad jurídica. Nuestras instituciones aún no son confiables.

A pesar de que el mundo crecerá en el 2017, hasta un 3,3 %, el comercio mundial permanecerá estancado. China e India, continúan con tasas envidiables y crecerán entre el 6 y el 7% mientras que USA solo el 2,2%.

Por otro lado el resto de los países desarrollados crecerán este año 2016, apenas un 2% frente al 2,5 % que se pronosticaba. No nos olvidemos que la Argentina es el 7° país proveedor de alimentos de China y que está muy lejos de perder ese puesto, dado el cambio de mirada hacia el exterior del gobierno.

Queda también el capítulo sobre la “presión fiscal”, de la cual el agro ha sido una de las principales víctimas en los últimos años. Pese a la quita de retenciones y el levantamiento del cepo cambiario, la carga es menos pesada pero sigue siendo elevada. En la medida que se vayan removiendo estos obstáculos que afectan a la economía, como también lo es el retraso en la infraestructura, las oportunidades de inversión deberían ampliarse.

Con un poco más de lentitud de lo previsto, la inflación en este 2º semestre ha ido desacelerándose. A su vez el dólar se mantuvo estable y hubo una caída también lenta pero gradual de la tasa de interés. El nivel de actividad ha sido bajo y solo se prevé que se incremente recién en 2017.

Nuestra opinión es que, fuera de los ajustes positivos de precios puntuales aplicados en determinadas zonas agrícolas del país, el mercado en general no variará sus tendencias y sus precios durante el próximo semestre de 2017. Más bien continuaremos recorriendo el proceso de reacomodamiento de valores, de acuerdo a la productividad de cada zona, las cercanías a los mercados o puertos de embarque, que en definitiva deben redundar en una rentabilidad concreta sobre el capital total invertido.

Los precios que se manejan son tentadores, pero aún necesitamos que la inversión privada se entusiasme con negocios de mediano y largo plazo, como lo son las tierras productivas.

Arrendamientos:

En líneas generales en la presente campaña, los valores de arrendamiento mejoraron (1 a 2 quintales/ha más) respecto de la campaña pasada, especialmente en los suelos de mejor calidad. También y con motivo de la quita de retenciones, esta campaña superara en hectáreas a la anterior, haciéndose incluso más trigo y maíz, en detrimento de la soja, pero favoreciendo así las rotaciones y el cuidado del suelo que, con la anterior administración, no se contempló.

En este último aspecto, ha vuelto a plantearse la necesidad que la actual ley de alquileres sea modificada, en cuanto a la controvertida opinión respecto de la duración de los contratos agrícolas. Para unos subsiste la interpretación que los alquileres de corto plazo (accidentales por una o dos cosechas), atentan contra la sustentabilidad. Más aún cuando se estima que aproximadamente el 60 % del área agrícola que se trabaja, es arrendada.

Foto: La Nación