A medio año del cambio de gobierno la compra-venta de campos no se reactivó en el país, según el último análisis de la Cámara Argentina de Inmobiliarias Rurales (CAIR), la que sin embargo cree que el “blanqueo” de capitales irá mayormente al sector agropecuario, aunque sin impacto en el corto plazo, para el cual dijo que esperan cierta estabilidad en los precios.
La entidad tiene todas sus fichas puestas en el sector agropecuario, como lo dijo en su reciente pronunciamiento: “El campo debe ser considerado como elemento concentrador para el desarrollo agroindustrial de las ciudades intermedias del interior del país. Esa es una de las fuerzas principales que hay que liberar, para que la producción tenga el espacio y el lugar que le corresponde”.
La CAIR analizó que llegaron a la mitad del año con un mercado de compra-venta de campos que todavía no se reactivó y analizó que todas las previsiones estimadas hacia fines del año pasado, motivadas por el por el cambio de gobierno, junto a las medidas tomadas en los primeros días de gestión, llevaron a especular sobre una pronta recuperación de la actividad.
A pesar de la devaluación instrumentada, agregó, la falta de competitividad del tipo de cambio se empieza a manifestar por la erosión inflacionaria que hace que la relación insumos-producto se mantenga ajustada: “Por otro lado, las elevadas tasas de interés colaboraron para que la falta de actividad persista.”
Las inmobiliarias rurales esperan que en los próximos meses se reciban importantes flujos de inversiones producto del “blanqueo” de capitales ya aprobado en el Congreso y que falta definir su aplicación: “Esto, sumado a una baja del proceso inflacionario, ayudará a que el mercado se reactive”.
Sin embargo, advirtió que la simple reactivación del mercado no implica necesariamente de por sí una suba en los valores, sino que la tendencia se establecerá una vez que la rueda empiece a girar y de ese modo, actúen en simultáneo las fuerzas de la oferta y la demanda que determinarán esa tendencia.
En cuanto a las perspectivas futuras, para la CAIR es difícil determinar un cambio en la tendencia de precios, debido a la escasez de operaciones concretadas: “Será la puja entre la oferta y la demanda, quien establezca una posible modificación en los valores de la tierra; parecería improbable esperar una baja, ni tampoco una suba significativa. En el corto plazo, es de esperar un panorama con cierta estabilidad de precios”.
Arrendamientos
La entidad recordó que la agricultura tiene la ventaja de una mayor capacidad de reacción para modificar el rumbo de las decisiones y un retorno de la inversión más rápido, respecto de la ganadería, y dijo que producidas las medidas más esperadas, como la salida del cepo cambiario y la quita y baja de retenciones a los granos y, a pesar de que otras variables no se han modificado aún (impuestos) y otras pudieron agravarse (aumento en los insumos, particularmente los combustibles), “la ecuación en números he mejorado y el mercado de alquileres agrícolas inició su actividad con algo más de interés, respecto del inicio de la campaña pasada y también con más firmeza”.
Refirió además que al menos la siembra de granos finos (trigo – cebada) viene creciendo sostenidamente y en el caso del primer cereal, la superficie a sembrar será sustancialmente mayor a la de los últimos años, cerrándose a este tiempo más contratos con precios superiores a la campaña pasada.
En cuanto a los granos gruesos, salvo aquellas zonas que han sido afectadas por las últimas inclemencias climáticas y mucho más aquellas que se vieron – al revés – favorecidas con mayores precipitaciones, están marcando un incremento en el valor-producto del orden de 1 a 3 quintales de soja más por hectárea que lo pactado para la cosecha pasada.
Respecto de los arrendamientos ganaderos, consideró que muchos contratos fueron nuevamente renovados por los períodos mínimos que marca la ley (3 años con opción) en la gran mayoría de los casos en los mismos valores de producto (kilo de novillo) en que venían arrendados y en algunos casos, igual que contratos nuevos, en algunos kilos por hectárea menos que los realizados en 2015.
La CAIR dijo que el motivo principal ha sido el buen valor actual que mantiene la carne, que resulta en mayor cantidad de pesos a abonar a los propietarios, como así también la suba de algunos costos de producción que la inflación no ha podido detener.
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