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Jobbágy: la solución para el Río Nuevo es un drástico cambio en el uso de la tierra

“Es mucho más lo que perdemos que lo que ganamos con este cauce”, opinó el científico puntano Esteban Jobbágy al considerar que la solución a los enormes problemas que genera el Río Nuevo en la Cuenca El Morro, al norte de Villa Mercedes, es a muy largo plazo y se alcanza con un drástico cambio en el uso de la tierra, reemplazando la soja, por ejemplo, con pasturas que consuman mucha agua, limitar los desmontes y fomentar la forestación.

Impulsado desde el Consejo Provincial de Ciencia y Técnica, quince especialistas estudian el impacto que tiene el crecimiento de caudales que se formaron en los últimos años y que representan una amenaza para la infraestructura de la región

Jobbágy integra el grupo de científicos y técnicos designados por el organismo creado por el gobierno provincial para realzar un diagnóstico y formular propuestas de solución al caos que viene generando el Río Nuevo en una cuenca de más de 900 mil hectáreas.

El investigador, que integró junto al e vice presidente All Gore de Estados Unidos  el grupo de científicos ganadores del Premio Nobel de la Paz, fue entrevistado por los periodistas Mario Otero y Adolfo Gil en su programa Nada Secreto de FM Universidad y sostuvo que también debería encararse un estudio mediante simuladores digitales sobre el movimiento de los cauces y el enorme traslado de sedimentos que van a parar sobre las rutas 7 y 8, cerca de Villa Mercedes.

Este fenómeno aún no se conoce bien y evoluciona a una velocidad impresionante, advirtió: “Cuando se hacen obras, por ejemplo un puente, se dimensiona pensando cuál será la creciente más grande que podría venir y por ello lo hace un poco más grande y un poco más resistente; pero en este caso, es un río que hace 50 años no existía en absoluto y hoy se está formando delante de nuestras narices y no sabemos cuánto más crecerá”.

Opinó que cualquier obra que se haga quedará chica y dijo que eso es lo que está ocurriendo. Por ello recomendó prepararse para saber que todo lo que se haga será provisorio, monitorearlo y anticiparse hacia dónde va el fenómeno. Reiteró que hasta ahora lo que se ve es que los kilómetros de río que se van generando  crecen exponencialmente, es decir que cada  año crece más rápido  Es una cuenca en la que cada vez hay más cursos de agua mu, por lo tanto muy difícil anticiparse a esto más de un año o dos.

El verano que pasó que fue especialmente húmedo: “Nos mostró la peor cara de este tipo de río, que no solo trae gran cantidad de agua, sino también un enorme volumen de sedimentos que lo van taponando y lo obligan a cambiar de cauce. Es la pesadilla de cualquier ingeniero, que además amenaza con ser un problema nacional, ya que si llega a cortar las rutas 7 y 8 juntas, repercutirá en el Mercosur”.

Se impone el uso de modelos de simulación

Jobbágy propone trabajar en dos niveles. Uno es tratar de limitar la causa principal de los excesos de agua en la Cuenca El Morro, lo cual obliga a un cambio en la forma que se usa el territorio y es algo que se puede hacer a muy largo plazo.

Y otra, intermedia, sabiendo que hay esa cantidad enorme de agua circulando en la cuenca, aprender a conducirla mejor: “Esto sólo se puede hacer si realizamos estudios muy cuidadosos que son de simulación. Primero hay que modelizar la cuenca en una computadora y estudiar cómo distintas acciones, como canales y nuevos desvíos de ríos, afectarán el movimiento del agua. Hay muy pocas personas en el mundo que pueden hacer esto”.

Para el científico no tiene ningún sentido hacer una mega obra si no se hace un modelo antes, ya que cualquier súper puente que se haga puede estar en problemas en diez años si no hacen antes el estudio de agua y sedimentos en la cuenca.

La solución a  muy largo plazo sería volver a tener una vegetación que consuma mucha agua, como lo hacía el monte. Hoy con la agricultura hay un exceso muy grande, explicó: “Esto entra dentro de lo que se llama el ordenamiento territorial, donde cada agricultor no trabaja como él quiere, si no dentro de ciertas pautas, una de ellas es tipos del uso de la tierra que consuma mucha agua, por ejemplo pasturas en vez de agricultura, limitar los desmontes y fomentar la forestación”.

La agricultura que se hace hoy es muy eficiente, insistió, pero deja escapar mucha agua, que se va hacia las napas y es la que está causando estos problemas: “Es interesante saber que cada región estuvo nueve mil años con los sedimentos que tenemos hoy en la superficie sin que se abran ríos, y recién ahora pasa esto, lo cual nos indica en los últimos 50 años hemos hecho algo que cambió el balance hídrico de la zona”.

La lluvia que caída sobre la cuenca antes era consumida en su totalidad por el monte y hoy una fracción de 5 a 10 por ciento se escapa del alcance de las raíces y alcanza la napa y genera un movimiento mucho mayor al que tuvo en su historia esa cuenca, analizó.

Son cauces que crecen de abajo para arriba. De un día para otro colapsa el terreno. Es un fenómeno único. La semana próxima llegan colegas de Jobbágy desde Buenos Aires y Estados Unidos a realizar observaciones porque no hay muchos lugares en el mundo con acontecimientos de este tipo.

Es una zona que hoy tiene una aptitud agrícola bastante considerable y es difícil competir con los márgenes que da la soja. Sin embargo, el investigador señaló que hay formas de ordena el territorio. Una de ellas es generar incentivos económicos para quienes “pierden margen” si cambian de actividad agropecuaria: “San Luis está en condiciones se salir a pedir ayuda porque aquí está comprometido mucho más que el interés provincial”.

En su opinión, la producción en sí no tiene nada de malo, pero que cada productor debe contemplar qué beneficios locales trae y la cuestión ambiental, sobre lo que es imposible saber de antemano  todos los líos que se pueden armar con tu práctica: “Por eso uno no la puede prohibir, sino monitorear; ada cinco años parar la mano y ver qué cosas buena y malas han sucedido con esto”.

Dijo que por ello Argentina se encamina haca la formulación de una ley de ordenamiento territorial y que la Ley de Bosques fue un anticipo de eso: “Me gustaría para ms hijos un país con un territorio que se organiza y que cada cinco año discute qué salió y bien y qué mal y con ello mover el timón para que las cosas duren por mucho tiempo y vivamos mejor; la infraestructura siempre tendrá esa característica de doble filo, trae ventajas, pero también la posibilidad de hacer más daño”.

El agua no es apta para el consumo humano

Las vertientes que están bien al norte de la cuenca tienen agua dulce, pero en el resto los análisis indican que es salobre, equivalente a un cuarto de agua de mar, por lo que no es apta para consumo humano y para bebida animal, está al límite, mientras que para riego debe usarse con mucho cuidado.

Antes en esa cuenca sólo se generaba agua en la parte muy alta y ahora la parte media y baja también generan aportes de agua salada, describió el investigador: “Es mucho más lo que perdemos que lo que ganamos con ese río”.

En la zona alta y media de la cuenca la pendiente es grande y una vez que se construye el cauce es estable, no se mueve. Lo que más preocupa es la parte baja porque están las rutas y la periferia de la ciudad de Villa Mercedes.

Lo que ocurre en las partes más planas es que el barro va embancando y elevando el fondo del río y en algún momento desborda abriendo otros cauces. El mismo río genera sus propios obstáculos.

Por ello Jobbágy propone hacer obras de forma ordenada en la parte media y alta que anticipen dónde se abrirán cursos y evitar que un montón de sedimentos salgan a rodar por la cuenca.

En la parte baja, lo ideal sería  limpiar para que el agua corra por el mismo lugar: “Sin embargo, hablamos de un volumen de sedimentos feroz, que significan miles de camiones, por lo que resulta una obra impracticable; por eso vale la pena hacer un estudio durante un año o dos con los mejores especialistas del mundo que analicen el movimiento de agua y de sedimentos”.