A pedido del gobernador Claudio Poggi, el ministro del Campo, Gonzalo Amondaraín, tomará una licencia de treinta días que correrán antes de la fecha de las elecciones, para dedicarse a la campaña política con la que busca convertirse en el intendente de sus pagos, la localidad de Buena Esperanza, en el Departamento Dupuy.
Al igual que los ministros de Seguridad, de Salud y de Educación, Martín Olivero, Gastón Hissa y Marcelo Sosa, respectivamente, el titular de la cartera del Campo fue incluido en las instrucciones que dio el gobernador a través de su secretario General, Víctor Endeiza.
El ministro del Campo es un joven contador, simpatizante radical e hijo del ex presidente del bloque de diputados de la UCR, Carlos Amondaraín. Cuando en enero pasado fue elegido por Poggi para reemplazar a Felipe Tomasevich, dejó la coordinación en Dupuy de la Fundación Emprender, una entidad que entrena a los futuros jóvenes empresarios que subsidia el gobierno de San Luis.
Sus aspiraciones a conducir la intendencia de Buena Esperanza fueron acompañadas por Poggi desde el mismo día que asumió, como la decisión de abrir una moderna escuela agraria en esa localidad por lo que cosechó el inmediato aplauso de la comunidad productiva, incluida la donación de 50 hectáreas para instalarla que aportó Estancia El Pastor, de la firma Estancias y Cabaña Las Lilas SA.
De perfil muy bajo y esquivo para la prensa, Amondaraín prefirió soportar críticas después de las inundaciones del 1 de marzo, a hacer pública la entrega de subsidios a productores del norte y de la zona de influencia de Santa Rosa del Conlara que perdieron todo o casi todo.
Hoy es fuertemente criticado junto a Poggi por la Sociedad Rural Río Quinto, con sede en Villa Mercedes, porque no abren la agenda oficial a viejos reclamos de esa parte del Departamento Pedernera, como el abandono en el mantenimiento de caminos rurales, más recursos para frenar la ola de robos y saqueos en los campos, una política estatal para impedir el tenebroso avance de malezas resistentes a herbicidas, asistencia a productores asfixiados por los desbordes del Río Nuevo, entre otras preocupaciones.
La gestión del ministro del Campo también se caracterizó por sus mínimos cambios de funcionarios y la continuidad en los planes que venían en marcha. Pero una iniciativa de la última semana, que quizá no llegue a terminarla, hará que sea recordado por un tiempo: dio el primer paso para saldar una larga y añeja deuda del gobierno con el sector agropecuario y agroindustrial, como la confección de estadísticas serias y confiables sobre lo que produce San Luis.
De todos modos, la campaña política del candidato a intendente de Buena Esperanza parece haber arrancado antes. Ayer, una fotografía lo mostraba en la Agencia de Noticias San Luis supervisando la reparación de las banquinas de la Autopista 55, otra vieja demanda de los productores del sur que es escuchada en un año electoral.