Inicio Comercio exterior El déficit cero, como la utopía, se aleja cada día un pasito

El déficit cero, como la utopía, se aleja cada día un pasito

El Gobierno puede estar sobreestimando el crecimiento de las exportaciones o subestimando la caída del consumo privado.

La apuesta del Gobierno al déficit primario 0%, una de las bases del acuerdo con el FMI, no pisa sobre seguro. Tras la caída real del 6,6% en la recaudación tributaria de enero, la séptima baja consecutiva, crecen las dudas sobre salto del 16,3% en las exportaciones que proyecta el Gobierno para 2019, con el que prevé aumentar su ingresos vía retenciones para compensar la caída de los impuestos internos. De persistir la calma cambiaria, las proyecciones privadas marcan una suba de apenas 8%.

En un año de retracción del mercado interno, el cumplimiento de la meta fiscal dependerá, en buena medida, de las reimplantadas retenciones. Las exportaciones deberán crecer con fuerza ya que los impuestos al comercio exterior representan poco más del 10% de lo recaudado. Pero los antecedentes no son buenos. Según el Iaraf, la recaudación de 2018 mostró que los ingresos por derechos de exportación fueron casi 30% menores a los previstos en el Presupuesto 2019.

Un informe del Instituto de Trabajo y Economía de la Fundación Germán Abdala (ITE-FGA) advirtió que el Gobierno sobreestima el impacto que tendrá la devaluación en las ventas al exterior y estimó que sólo algunos sectores se beneficiarán por la mejora del tipo de cambio real.

El trabajo firmado por Leandro Ottone planteó que existen «inconsistencias» en el programa financiero presentado por Hacienda el 7 de enero. Allí, el Gobierno estimó que la economía tendrá en 2019 un «crecimiento nulo», no crecerá pero tampoco caerá, un pronóstico mucho más optimista que la caída del 1,2% prevista por los analistas de la city en el último REM y el retroceso del 1,7% que avizora el FMI.

El puntal del optimismo oficial es un alza de las exportaciones del 16,3% que contrarreste una caída del 0,9% en el consumo privado, del 4,6% en el consumo público y del 10,5% en la inversión.

Para Ottone, el Gobierno puede estar sobreestimando el crecimiento de las exportaciones o subestimando la caída del consumo privado. ¿Por qué? El economista considera que la mirada oficial está teñida por uno de los presupuestos neoliberales implícitos en las recetas del FMI, el llamado «optimismo de las elasticidades»: que una devaluación impulsa con fuerza las exportaciones y contrae las importaciones. Mientras que la experiencia concreta en los países en desarrollo le suelen dar la razón al «pesimismo de las elasticidades», es decir, que la suba del tipo de cambio real conlleva, en mayor medida, un descenso en las compras al exterior y no tanto un alza en las ventas.

ITE-FGA proyectó a partir de datos del BCRA y del Indec cómo reaccionarán este año las exportaciones en los distintos rubros luego de la devaluación de 2018. Las conclusiones: los de mayor elasticidad al tipo de cambio real son los productos primarios (0,33), seguidos los combustibles y la energía (0,24), las manufacturas de origen industrial (0,15) y, por último, las manufacturas de origen agropecuario (0,12). Los rubros más beneficiados son los que menos pesan en el total de exportaciones; las MOA y las MOI explican el 70%.

Así, Ottone proyecta que, si el actual tipo de cambio real se mantuviera todo 2019, la devaluación aportará un plus de 4,5% a las exportaciones. Si a eso se agrega el crecimiento proyectado para los socios comerciales, las exportaciones avanzarían 8%, la mitad de lo proyectado por el Gobierno. «Si a mediados de 2019 el tipo de cambio real pasa de la banda inferior a la banda superior, ya sea por la incertidumbre de las elecciones como por el final de la cosecha, el número estimado por el programa financiero se torna más factible», agrega. Pero claro, ese escenario dispararía la inflación y afectaría aún más el consumo por el deterioro del poder adquisitivo.

Así, el informe concluye: «El programa financiero tiene una inconsistencia que con el correr del año se develará. O bien el tipo de cambio se incrementará hasta llegar a la banda superior, con una mayor inflación y posterior caída del consumo, o se mantendrá en la banda inferior con un menor nivel de exportaciones. Ambos resultados ponen de relieve que el crecimiento económico proyectado será difícil de cumplimentar, poniendo en jaque la meta de déficit cero».

 

Fuente: BAE Negocios