“La educación técnica ayudará a nuestra región a alcanzar el nivel de desarrollo que las condiciones sociales, geográficas y económicas favorecen”, le dijo a El Semiárido el director del Colegio N°31 «Profesor Víctor Saá» de Quines, Carlos Acri, un apasionado educador que espera ansioso el 2018, cuando salga la primera promoción de alumnos como técnicos en mecanización agropecuaria.
La escuela dio sus primeros pasos en 1985 como Escuela Provincial de Educación Técnica N° 8 «Prof. Víctor Saá» (EPET N° 8) y otorgaba el título de Técnico Mecánico con Orientación en Maquinarias Agrícolas. Pero los orígenes refieren a la Escuela Profesional N° 7 «Crucero ARA General Belgrano», nombre que “orgullosamente le pusimos a nuestro SUM, en homenaje a nuestros orígenes y a nuestros héroes de Malvinas”.
Acri recordó que en aquel entonces, Margarita Isaac de Flores era la directora de «la profesional», y junto con “un grupo de aventureros soñaron la creación de esta escuela” para brindar educación técnica a los jóvenes.
Con un fuerte trabajo de la Cooperadora Escolar Manuel Belgrano, se logró comprar el predio donde actualmente funciona la escuela, y comenzar a construir el sector de aulas y laboratorios, con fondos generados localmente. Se trabajó en locales alquilados hasta que en 1993 el gobierno provincial completa e inaugura el edificio, con un amplio SUM y sector de talleres.
Pero en 1999 ocurrió lo inesperado: “Lamentablemente, en el año 1999 se aplica la Ley Federal de Educación, que le asestan a nuestra escuela 2 golpes terribles. Por un lado, se pierde el ciclo básico, quedando con tan solo 3 divisiones (4°, 5° y 6° Año), con poco más de 50 alumnos, además de cambiar la orientación hacia el Mantenimiento Industrial, dentro de la región provincial menos favorecida por la radicación industrial”.
Por el otro, se reforma el sector de talleres pero dentro del espacio ya construido, de modo tal que se redujo el sector a la mitad de sus dimensiones por la construcción de laboratorios que lamentablemente nunca funcionaron como tales, por falta de equipamiento adecuado, según describió.
El directivo dijo que no obstante, y pese a las adversidades se siguió trabajando con ahínco, logrando el incremento de la matrícula y el desdoblamiento de los tres cursos que se tenían, y luego mediante censos y relevamientos, se logró demostrar la necesidad de volver a contar con el ciclo básico. Paulatinamente, desde el 2002 volvieron a funcionar los que ahora se denominarían 7°, 8° y 9° años del tercer ciclo de la EGB.
Llegó la promulgación de la Ley de Educación Técnico Profesional en 2005 y la Ley Nacional de Educación a fines de 2006: “Vimos por un lado la necesidad de cambiar la estructura curricular de nuestra escuela, y a la vez la oportunidad de elegir hacia donde orientar la formación a brindar. Paralelamente se creaban a nivel ministerial espacios específicos para la Educación Técnica, todos hechos que confluyeron en un nuevo proyecto formativo”.
Consultando la información disponible en el portal del INET (Instituto Nacional de Educación Técnica), Acri y su colaboradores dieron con un “marco de referencia” para la titulación como Técnico en Mecanización Agropecuaria, y consultando los contenidos y alcances, observaron que era una «modernización» del título original. Haciendo búsquedas por diferentes vías, dieron con un par de escuelas de Córdoba y La Pampa que estaban desarrollando esta formación, y comenzaron a intercambiar opiniones e información: “Al mismo tiempo, la Escuela Técnica de Nueva Galia se sumaba al proyecto, por lo que empezábamos a ver que era posible ‘volver a las fuentes’ y brindar una formación más acorde a las necesidades del mercado regional”.
Así llegaron al año 2013, cuando se comienza con la implementación de la nueva estructura curricular, que en 2018 dará su primera promoción de técnicos, y que tendrán 7 años de formación técnica secundaria.
Acri explicó que este cambio de estructura se basó en la necesidad de cambiar por los sucesivos cambios en la legislación a nivel educativo. La elección de la nueva orientación tuvo varios componentes, detalló: “Por un lado vino a recuperar nuestros orígenes como escuela técnica. Pero por otro, surgió de un fuerte intercambio de información con los sectores socio productivos regionales”.
El norte crece
Para el directivo, Quines se ha transformado en un polo de importante desarrollo tecnológico, en el corazón de una de las regiones con mayor proyección en lo que a producción agrícola-ganadera refiere, con tierras altamente productivas, clima benigno, amplia zona de cultivo bajo riego y sobre un reservorio de agua subterránea equivalente a tres diques La Florida.
Opinó que estas condiciones iniciales, sumadas a las inversiones de Pymes locales y medianas y grandes empresas de capitales nacionales y extranjeros, hacen avizorar un futuro prometedor” “No en vano hoy nuestro pueblo es el más importante proveedor de servicios a los productores de la región, tanto en lo que hace a la instalación y mantenimiento de la infraestructura productiva, como a los servicios generales que hacen a la vida del sector”.
Esta descripción del presente y el futuro de la región les hizo ver a esta comunidad educativa que se necesita y se necesitarán técnicos fuertemente capacitados en lo que hace a la atención de las necesidades que los productores demanden: “Estamos convencidos de haber hecho una buena elección al adoptar este perfil formativo, pues estaríamos cumpliendo acabadamente con las expectativas que la comunidad ha puesto en nosotros”.
No obstante, sabe que el mundo actual no se caracteriza por la estabilidad o la permanencia, sino que requiere de una adaptación rápida y constante, que solo se logra con capacitación constante y una permanente vinculación con los sectores productivos.
Aseguró que por ello trabajan constantemente en esas áreas, a la vez que procuran dotar a la escuela de equipamiento, herramientas y maquinarias aptas para el desarrollo de las actividades formativas, aprovechando la financiación que año a año conseguen mediante los Planes de Mejora Institucional, y con la presentación de los proyectos de financiamiento a través de Crédito Fiscal, que por cuarto año consecutivo presentaron con el patrocinio de Acindar SA.
“Estamos convencidos de que nuestra región cobijará laboralmente a nuestros egresados, convencidos del camino que hace 31 años eligieron los pioneros, convencidos de que la educación técnica ayudará a nuestra región a alcanzar el nivel de desarrollo que las condiciones sociales, geográficas y económicas favorecen”, concluyó el directivo.
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