La siembra directa y la cobertura vegetal mejoran la economía del agua, la infiltración y la capacidad de retención hídrica.
Las explotaciones rurales del sudoeste pampeano se encuentran en un área extra pampeana, con una significativa fragilidad y claros indicios de degradación ambiental, advierte un artículo de la Asociación Argentina de Productores en Siembra Directa (Aapresid) y alertó que la variabilidad en las precipitaciones, sumada a manejos productivos inadecuados, fueron factores que potenciaron y acrecentaron los problemas de degradación.
El valle bonaerense del río Colorado (VBRC), es una de las áreas hortícolas del país más importantes. La producción de cebolla cubre 13.000 ha, algo menos del 7% de la superficie bajo riego, y aporta cerca del 85% del producto bruto agropecuario de la región. Sin embargo, el gran desarrollo logrado en la siembra directa (SD) no se reflejó en la producción de hortalizas pesadas, aún cuando cuentan con un nivel de intensificación intermedio y un cierto grado de similitud con la producción extensiva de granos.
Beneficios de la siembra directa en la horticultura del VBRC
Con un manejo adecuado, la siembra directa y la cobertura vegetal mejoran sustancialmente la economía del agua, aumentan la infiltración y la capacidad de retención hídrica. Durante gran parte del ciclo, los cultivos como la cebolla y el ajo no logran una adecuada cobertura por el lento desarrollo inicial y su arquitectura foliar.
En zapallos, el gran espaciamiento entrelíneas de siembra (de hasta 4 m en algunas variedades) también genera una amplia ventana de exposición para el suelo en los estados iniciales. En el contexto del VBRC, estos beneficios son cruciales. La dotación de agua para riego es crítica y resulta el factor más limitante para el aumento de la superficie cultivada y el desarrollo territorial (Foto principal).
La cobertura vegetal reduce la susceptibilidad a la erosión y amplitud térmica del suelo, al actuar como barrera física frente al viento, la lluvia y la radiación solar. Las pérdidas de suelo y nutrientes como consecuencia de la erosión es un grave problema en la zona del VBRC, y fundamentalmente para el área de secano de los partidos de Villarino y Carmen de Patagones. De acuerdo a las determinaciones realizadas, los cultivos pueden llevarse a cabo con siembra directa lo que otorga sustanciales ahorros de combustible, incluso superiores a los registrados entre siembra convencional y SD en la producción de granos.
Bases de la siembra directa en la producción de hortalizas pesadas
Particularmente en los cultivos de cosecha sub superficial (ajo y cebolla), los CC realizados inmediatamente después de la cosecha son la alternativa adecuada frente a la necesaria “disturbación” del suelo, y la extracción de gran proporción de la biomasa. La elección de una determinada especie (o mezclas de especies) y su manejo, van a permitir ajustar los servicios del CC a las necesidades en cuanto a la oferta de nutrientes, la persistencia de la cobertura, el control de malezas y adversidades, etc.
En zapallo, el espaciamiento entre líneas permitiría realizar sin mayores inconvenientes el intercultivo con cereales de invierno (Foto 2).
Los cereales pueden prosperar hasta cosecha, antes de que las guías del zapallo cubran todo el terreno. Esta alternativa, brinda un excelente control de malezas en la etapa crítica del cultivo, y permite el aprovechamiento de un doble cultivo.
Independientemente de la especie en cuestión y su volumen inicial, la persistencia de la cobertura está directamente relacionada con el tratamiento que se le dé. Un manejo racional del tránsito, la inmediata cobertura y la rotación adecuada con cultivos de cosecha reduce el impacto y permite darle al sistema la sustentabilidad que hoy no tiene. Similares consideraciones se aplican ante la necesidad de efectuar laboreos circunscriptos a la línea de siembra, sobre todo en la etapa de transición de un sistema a otro.
Experiencias de siembra directa en hortalizas pesadas
En 2013 se evaluó el rendimiento de la cebolla sobre dos CC (vicia pura y vicia-avena), una pastura (agropiro con alfalfa) y un testigo sin cobertura. El mayor rendimiento se obtuvo sobre la vicia pura, seguido de la vicia-avena y la pastura; los tres superaron al testigo. En 2015 se probaron coberturas de centeno y vicia (puras y consociadas). Los mayores rendimientos se obtuvieron con el centeno puro (resultados sin publicar) (Foto 3).
En zapallo “anquito” se evaluó la SD sobre un CC (centeno) y fertirriego por goteo subterráneo. Tomando como base la información del manejo convencional, se analizó comparativamente el rendimiento y el uso de los principales insumos. Respecto de la mejor condición productiva de la zona, el cultivo demandó sólo el 35% de las labores, el 25% del aporte de agua de riego, el 80% del gasto de combustible y el 85% los jornales.
Los ensayos en ajo están recién iniciados. Las observaciones muestran datos muy promisorios en cuanto la eficiencia de implantación y establecimiento del cultivo en siembra directa respecto del convencional. La reducción en el número de labores y consumo de combustible es muy importante.
En el VBRC y otros valles irrigados del país, los sistemas convencionales presentan una baja eficiencia y generan un alto impacto ambiental. Para dar respuesta, el INTA promueve un proyecto de desarrollo que involucra a técnicos de varias unidades de la institución y a investigadores de la Universidad Nacional del Sur. En líneas generales, el proyecto pretende:
– Brindar información que permita ajustar y difundir prácticas para el manejo de los rastrojos de cosecha y los CC de acuerdo al ambiente.
– Generar información sobre la dinámica de malezas bajo estas condiciones, para adecuar los protocolos de control.
– Optimizar las láminas de riego aplicadas y disminuir los riesgos de salinización.
Fuente: Juan Pablo D´Amico, María Verónica Caracotche y Patricio Varela (EEA INTA Hilario Ascasub
Fotos: Aapresid