Con el título “Carrera de Mente”, inclusive ilustrado por un imaginario juego de mesa, el sitio DairyLando analiza la situación de los tambos pequeños, en cuanto a la falta de rentabilidad, la rentabilidad que necesitan, y el cierre que se está produciendo, no sólo en nuestro país sino a escala internacional.
“Analizando el progreso de la estratificación por existencias bovinas totales (aparte de vacas y las categorías de recría este número puede incluir machos) publicadas por SENASA, observamos que los tambos que se van cerrando salen de las menores escalas productivas (menos de 500 cabezas bovinas totales, estimamos representan unidades con menos de 200-250 vacas en ordeñe).
El proceso de concentración (menos tambos, más vacas/tambo y más leche /tambo) es un fenómeno que se repite en las lecherías importantes del mundo.
Al analizar los tambos CREA (aproximadamente producen el 10% de la leche argentina) no hemos observado ventajas en la escala referidos a eficiencia económica. Entendemos que la presión a dejar la actividad está acentuada sobre las escalas más pequeñas debido a dos factores críticos:
1) Aún logrando una rentabilidad razonable del capital involucrado, el dinero resultante puede no alcanzar para cubrir las necesidades del o los propietarios.
2) La necesidad de aumentar la producción año tras año a los efectos de cubrir los costos crecientes -medidos en litros de leche/hectárea y aproximadamente un +250 lts/ha Vaca Total lo que representa un +2,5%, solo para mantenerse en la actividad- (ver gráfico de más abajo).
En los campos más chicos llega más rápido el momento en que no se puede seguir con la carrera productiva sin cambiar de sistema (…y alejarse de ese 60% de producción de alimentos propios). En los próximos 10 años el productor deberá lograr un incremento de producción de otros 25% si pretende seguir como hasta ahora. Este sin duda es el sentido de la famosa intensifiación que a todos nos desvela.”
Fuente: DairyLando