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Baculovirus, una alternativa natural a los insecticidas químicos

Dr. Pablo Daniel Ghiringhelli, director del Laboratorio de Ingeniería Genética y Biología Celular y Molecular, Área Virosis de Insectos (LIGBCM-AVI) de la Universidad Nacional de Quilmes (UNQ)

Es necesario modificar la percepción social de los virus. Eliminar el juicio moral que se teje como caparazón y recubre todo diagnóstico apresurado al respecto. Los virus no son ni buenos ni malos, simplemente se manifiestan de diversas maneras que pueden colaborar o perjudicar la dinámica cotidiana de los seres humanos. La virósfera es increíblemente grande, de hecho, hay virus para todas las clases de vida en el mundo. En este sentido, aquellos que no seleccionan a la maquinaria genética de las personas para reproducirse pueden funcionar como aliados benéficos.

Ahora bien, ¿qué son los baculovirus? Comprenden un grupo de virus que infectan artrópodos (específicamente insectos y crustáceos) y así logran controlarlos. Dentro del grupo de los insectos se ubican los lepidópteros, conocidos habitualmente como mariposas. En estas, los virus operan de modo específico y producen progenie (descendencia), mientras que son inocuos (no representan amenazas) para otros animales (en general) y para las personas. Funcionan, entonces, como herramientas de biocontrol en la medida en que regulan la expansión de las plagas sobre los cultivos y no contaminan como los insecticidas químicos. En concreto, operan como auténticos “enemigos naturales” de los predadores que ocasionan pérdidas en agricultura, forestación o productos comerciales derivados. En este marco, el Dr. Pablo Daniel Ghiringhelli -Director del Laboratorio de Ingeniería Genética y Biología Celular y Molecular, Área Virosis de Insectos (LIGBCM-AVI) de la Universidad Nacional de Quilmes (UNQ)- describe las múltiples líneas que estudia su equipo al tiempo que explica de qué manera los baculovirus resultan benéficos para los humanos.

-¿En qué se basan sus investigaciones sobre baculovirus?
-En principio, escogemos una serie de baculovirus autóctonos e investigamos su genética, sus mecanismos de infección y los modos en que matan a sus hospedadores naturales. Ello nos permite, en una fase posterior, evaluar su utilización como una herramienta de biocontrol natural. Por otra parte, más allá del estudio de sus características generales y formas de comportamiento, buscamos aprovechar una de sus peculiaridades más interesantes: son bifásicos en la producción de progenie.

-¿Y ello qué implica?
-Como todos los virus, necesitan un huésped para replicarse. De este modo, al ser bifásicos tienen dos formas de reproducirse. Por un lado, la partícula viral se caracteriza por la generación de “formas brotantes” que hacen que la infección sea sistémica en el individuo infectado. La segunda variante corresponde a los virus derivados de los «cuerpos de oclusión». Aquí, las partículas virales adquieren formas de “gránulo” o “poliedro” y habilitan la generación de miles de copias de la proteína mayoritaria del cuerpo de oclusión, producidas por el virus a partir de la expresión de un solo gen. En base a este rasgo distintivo se extendió un campo de empleo para los baculovirus como “biofábricas”.

-¿Biofábricas?
-Claro. Este proceso puede ser explicado a partir de la edición génica, que permite el agregado, la interrupción y la modificación de una secuencia de genes específicos en diversas especies. En nuestro caso, tomamos el gen de poliedrina (proteína que forma la matriz cristalina de los cuerpos) y lo reemplazamos por uno extra (que puede ser cualquiera). De este modo, las mismas señales que regulan la producción de poliedrina a gran escala también lo hacen respecto al elemento foráneo que se introduzca. Es decir, se podría utilizar un mismo mecanismo de funcionamiento y producción ya existente en la genética del virus en otros diferentes productos y contenidos. Por ello, el concepto de “biofábricas”.

-En algunos países se ha aprobado la utilización de baculovirus para vacunas en humanos. Junto a su equipo han desarrollado trabajos al respecto…
-Correcto. Bajo la premisa del funcionamiento anterior, en la actualidad trabajamos en la modificación de un baculovirus autóctono para que funcione como un sistema de portación de genes de direccionamiento (hacia una proteína de superficie de células tumorales) y terapéuticos (induce la muerte celular tras su ingreso) de modo complementario. Sería algo así como un “servicio de delivery” en terapias génicas y tumorales. El sistema que probamos en laboratorio podría funcionar para cáncer de próstata y algunas variantes del cáncer de mama.

-También investigan dengue y zika.
-Como observás, nuestros intereses son muy diversos. Efectivamente, también nos ocupamos de estos flavivirus que afectan a seres humanos. Concentramos nuestros esfuerzos en el diseño de metodologías de diagnóstico asociadas con control entomológico. Además, también trabajamos sobre el síndrome urémico-hemolítico, una enfermedad causada por una bacteria presente en los alimentos y en el agua. El último punto de interés, tal vez, lo constituyan nuestros aportes en el campo de la bioinformática.

-Usted participó en la creación de la primera materia de bioinformática en julio de 1999 en esta Universidad. Cuénteme al respecto.
-Sí, fuimos pioneros. Luego se sumaron otras universidades con algunas materias y cátedras al respecto. En 2012 también creamos la Licenciatura en Bioinformática en la institución. En la actualidad, nuestro equipo se ocupa de la bioinformática de genomas baculovirales y el diseño de sistemas de análisis particularizados por su relevancia, como te comentaba antes, en el diseño de estrategias de biocontrol. Se trata, en definitiva, de herramientas imprescindibles en vistas de reducir la aplicación de insecticidas químicos que dominan nuestros cultivos.

Foto: Argentina Investiga.