En su habitual informe microeconómico mensual, el Consorcio Regional de Experimentación Agropecuaria (CREA) advirtió que frente a una valorización de los vientres tanto en dólares y pesos constantes, como en relación a otros productos, se plantea el interrogante sobre si esta condición es la adecuada para aumentar la retención de hembras o venderlas aprovechando un mercado dispuesto a pagar por esta mercadería.
Según los últimos datos del Sistema de Encuestas Agropecuarias CREA de marzo último, el 54% de los consultados planifica un nivel de retención de hembras que les permita aumentar el stock de vientres. Preguntados por el motivo de esta decisión, el 78% respondió que la razón de dicha estrategia es la situación del negocio.
Sólo el 5% piensa reponer menos que lo necesario para mantener el rodeo, y en gran medida esto responde a una cuestión financiera de la empresa: “Estas decisiones se dan en un contexto de altos precios de los vientres”.
En lo que va del primer cuatrimestre del año, los precios de la vaca nueva con cría fueron un 43% más alto en valor nominal con respecto al mismo período del año anterior. En valor constante este incremento fue de 25%.
La vaquillona preñada, subió en términos reales 20% en la misma ventana de tiempo. Para esta categoría los precios actuales se asemejan a los alcanzados en marzo de 2011. La categoría vaca usada con cría se valorizó aún más de un año al otro, registrando un incremento de 32% en valor constante. “Esta categoría captó el mejor resultado por tenencia”.
Sin contemplar las barreras de salida del negocio, con estos niveles de precios se podría considerar un buen momento para vender vientres y no una situación adecuada para entrar en el negocio, advirtió CREA.
Para ello analizó la relación entre distintos insumos y productos con precio del vientre, con el fin de comparar la capacidad de compra del valor de una vaca y ubicarla en función de la relación histórica: “Al evaluar con diferentes recursos, se observa que para todos los casos hoy se puede adquirir la misma cantidad de insumos con menor cantidad de vientres”.
Por ejemplo, para comprar una hectárea de tierra en zona de cría, el promedio histórico indica que son necesarias 5,7 cabezas de vaca nueva con cría y 3,1 cabezas de vaquillonas preñada.
Actualmente es necesario un 12% y 13% menos para adquirir la misma hectárea, respectivamente: “Sería un buen momento para la compra de tierra en base a vientres. La mejora en los términos de intercambio se evidencia en los demás insumos evaluados, a excepción de la mano de obra, que se mantiene en valores similares al promedio histórico”.
La situación más favorable en el análisis de precios relativos realizado por CREA se da en relación a los granos, por lo que es factible obtener una tonelada de maíz con un 60% menos del producto vientre respecto al promedio.
En el caso de la soja es también muy favorable, con una relación positiva hacia la cría del 44% respecto al promedio: “Si se lo compara en relación al valor en dólares, también hoy esta situación es buena. En dicha moneda el valor de la vaquillona preñada para abril fue de 1.026 dólares por cabeza. El mismo mes del año anterior este valor fue de 824 dólares por cabeza”.
Con el análisis realizado de valorización de los vientres, CREA considera que con la decisión de retener hembras la empresa se está capitalizando con un bien que hoy el mercado está dispuesto a pagarlo más en comparación a otros momentos y productos: “Cabe la pregunta si hoy el contexto es favorable para incrementar la retención, o aprovechar las condiciones actuales del mercado y volver a entrar cuando el vientre sea más barato. Inclusive, ante situaciones de endeudamiento, es de considerar la alternativa de capitalizar parte del resultado obtenido por tenencia ganadera para cancelar deuda tomada, ya que se necesitan menos cabezas para cancelar el mismo monto”.