Investigadores trabajan en la generación de una colección de bacterias y hongos del suelo que puedan utilizarse para el desarrollo de las plantas y el mejoramiento de aspectos productivos y comerciales del cinturón hortícola de Villa María. Así, buscarán disminuir la aplicación de agroquímicos. Este proyecto se encuadra en una línea de investigación que tiende a fomentar el desarrollo socio-productivo regional.
La horticultura en Argentina se destaca por ser generadora de empleo y motor de las economías regionales. Si bien gran parte de la producción se lleva a cabo en pequeñas y medianas empresas de origen familiar, con elevados niveles de informalidad en términos de empleo e impositivos, en Córdoba concentra alrededor de 45 mil puestos de trabajo agrupados en los llamados “cinturones verdes”. En ese contexto, la producción hortícola de Villa María ocupa el tercer lugar en la provincia, después de Córdoba y Río Cuarto, y por su extensión y producción abastece el consumo de verduras de un área de hasta 150 kilómetros a la redonda. En términos de volumen de producción se destacan los cultivos de tomate, pimiento y verduras de hoja, cultivados principalmente bajo cubierta.
Uno de los principales déficits del sector hortícola radica en ser la rama agrícola de mayor utilización de agroquímicos por unidad de superficie, situación que se intensificó en las últimas décadas. Si bien estos compuestos son necesarios para la producción, constituyen un riesgo no sólo para los trabajadores involucrados, sino también para su entorno. Según el Sistema Nacional de Vigilancia de la Salud, Córdoba se encuentra entre las provincias con una de las mayores tasas de intoxicación por plaguicidas agrícolas del país.
En este contexto, un grupo de investigadores de la Universidad Nacional de Villa María (UNVM) comenzó a trabajar en el aislamiento, la caracterización y el posterior uso agrícola de bacterias del suelo llamadas PGPR, que promueven el crecimiento vegetal y actúan como biocontroladoras de enfermedades en los cultivos. “Estos microorganismos son capaces de promover el crecimiento de la planta de manera directa a través de la síntesis de determinados compuestos o facilitando la absorción de ciertos nutrientes del suelo o, de manera indirecta, al evitar el ataque de organismos fitopatógenos” explicó a Argentina Investiga el director del proyecto, Pablo Yaryura.
La mayoría de los biofertilizantes fueron desarrollados inicialmente para cultivos extensivos, y existe en la actualidad una demanda creciente desde otros sectores productivos. “Su uso en el sector hortícola no sólo es una alternativa ambiental a la utilización de agroquímicos, sino que también tiene un fuerte impacto económico en los productores, ya que los precios de venta obtenidos por los productos sin agrotóxicos pueden llegar a crecer hasta un ciento por ciento”, aseguró.
En la actualidad, el equipo de investigación trabaja en la generación de una colección de bacterias y hongos del suelo que reúna las características para mejorar aspectos productivos y comerciales del cinturón hortícola de Villa María. Luego, buscará promover el uso de estos microorganismos como biofertilizantes para disminuir la aplicación de agroquímicos.
Según Yaryura, “la incorporación de nuevas estrategias de producción precosecha serán vitales para contribuir a mejorar la calidad de los productos, agregar valor y promover el desarrollo sustentable de las actividades hortícolas de la región”.
Sólo el uno por ciento de los microorganismos presentes en el suelo puede ser cultivado en el laboratorio. Dentro de ese porcentaje existe una fracción con la capacidad de proteger y promover el crecimiento de las plantas. “Nuestro desafío será aislar e identificar estos microorganismos de suelos de la región que, inoculados en cultivos hortícolas, constituyan una alternativa, ambientalmente no contaminante a la utilización de agroquímicos”, aseguró.
Cabe destacar que Yaryura es doctor en el área Bioquímica Vegetal por la Facultad de Farmacia y Bioquímica de la Universidad de Buenos Aires (UBA) y desde hace diez meses se radicó en el Centro de Investigaciones y Transferencia Villa María (CIT VM) para trabajar en fortalecer el cinturón verde de Villa María y Villa Nueva “generando una alternativa ecológicamente sustentable”.
Este proyecto se lleva a cabo en forma interdisciplinaria e interinstitucional con investigadores pertenecientes la Cátedra de Microbiología Agrícola y Ambiental de la Facultad de Agronomía de la UBA y el Instituto de Ciencia y Tecnología César Milstein de Buenos Aires.
FOTO: Argentina Investiga