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Terminan 4 años de humillantes trabas del Senasa contra planes sanitarios de San Luis

Un combo de celos políticos, venganzas, rencores y hasta la sospecha de turbios negocios se convirtieron en verdaderos palos en la rueda para la sanidad animal en San Luis durante  los últimos cuatro años. El comportamiento de la gestión que termina en el Senasa con la provincia se destacó por la ausencia de argumentación técnica sostenible para sus caprichosas y nocivas resoluciones.

Abundan las denuncias y quejas, incluso desde el 2011 para atrás, del gobierno provincial, productores y centros ganaderos por acciones deliberadas de las autoridades regionales y nacionales del Senasa que entorpecieron el trabajo local. Pero las más graves y recientes fueron tres y que sucedieron en los últimos cuatro años.

Las actuales autoridades del Senasa deciden las políticas sanitarias de las provincias de manera sesgada, sin rigor técnico que lo sustente y sin considerar el ejercicio de las autonomías regionales al cambiar los lineamientos de manera compulsiva e injustificada.

La provincia de San Luis generó hace cuatro años dos planes provinciales de interés regional: Plan de Control y Erradicación de la Brucelosis Caprina y Plan de Control y Erradicación de Enfermedades Reproductivas en Toros.

Ambos se diseñaron contemplando antecedentes previos regionales y nacionales, la situación epidemiológica de la provincia, las características socio económicos, medioambientales y culturales del sector involucrado y los recursos disponibles.

Fueron discutidos y consensuados en la COPROSA y presentados ante Senasa para su reconocimiento, aprobación y que ayudara en el control de movimientos necesarios para garantizar el control del status alcanzado.

Ambos planes tienen como característica en común centralizar la atención en el sector más vulnerable de la comunidad rural. El caprino es financiado totalmente por la provincia, mientras que el plan toro se aplica con aportes provinciales y del Ministerio de Agricultura de la Nación.

Hace poco más de dos años, los planes se presentaron en la sede central del Senasa, donde fueron discutidos y modificados sólo en las formas en numerosas reuniones entre técnicos puntanos y nacionales.

Cuando se estaban consensuando los últimos borradores para dar por finalizado el plan acorde a los requerimientos del Senasa, sorpresivamente el 19 de marzo pasado le comunicaron a San Luis que la iniciativa quedaba “en suspenso hasta la creación de un plan marco regulador”.

Pero lo más sorprendente es que quien impulsa esta medida ha actuado de manera inversa en otras situaciones similares. Luis Carné, antes de convertirse en actual vicepresidente del Senasa, como coordinador Regional La Pampa- San Luis promovió la resolución nacional del organismo 358/2008, actualmente en vigencia, del Programa de Control y Erradicación de las Enfermedades venéreas en Bovinos de La Pampa. Carné ya había trabajado unos años en la delegación San Luis del Senasa, por lo que se descuenta que conoce muy bien la realidad puntana.

El plan de La Pampa permite la permanencia de los animales positivos dentro del establecimiento, volviendo con frecuencia inútiles los esfuerzos y recursos aportados para el control de venéreas.

El Plan Provincial de San Luis, claramente superador y con un sentido de responsabilidad sanitaria, establece que los toros positivos tendrán un único destino: faena y se realizará su reposición.

En 2012 se trabajó en el Departamento Dupuy, límite con La Pampa. Solo se solicitó a Senasa la restricción necesaria para evitar el ingreso de animales sin certificación, considerando el trabajo realizado por San Luis y sus esfuerzos destinados al control.

Igual de lamentables e injustificados son considerados los criterios de las actuales autoridades del Senasa para no aprobar el Plan Provincial de Control y Erradicación de la Brucelosis Caprina, que también surgió con el respaldo y aval de la COPROSA. Elevado oportunamente al Senasa para de manera similar al Plan Toro, obtener la aprobación para la restricción de movimientos desde otras provincias con destino a San Luis, exceptuando los envíos a faena.

La justificación era el desarrollo del Plan, con modalidad similar al Plan Toro, abarcativo y sostenido en el tiempo. En el caso del Plan Caprino, se desarrolla con aportes provinciales en su totalidad.

Una humillante espera

La determinación inicial de la prevalencia es fundamental en esta patología, ya que las estrategias recomendadas por expertos internacionales y nacionales se basan principalmente en los niveles de prevalencia encontrados. Es así, que se ejecutó acorde a los criterios de INTA Castelar.

En marzo de 2013 se iniciaron los ajustes técnicos con Senasa central, observando solo  aspectos de forma en el Plan.

En septiembre de 2013 fueron recibidos en San Luis funcionarios y técnicos del Senasa, entre ellos el actual vicepresidente Carné, y fue expuesto el plan sin objeción alguna. Luego, invitados por las autoridades nacionales del organismo, los técnicos de Sn Luis expusieron en Senasa central ante la Comisión Nacional de Brucelosis. Estuvieron presentes referentes nacionales de INTA como Luis Samartino, Carlos Robles, Ernesto Spath, Vanzini y otros.

Durante 2014 los técnicos de ambos organismos siguieron trabajando y ajustando el plan de acuerdo a las exigencias del Senasa. En octubre se celebró en San Luis la última reunión de trabajo, a la que asistieron los representantes técnicos del organismo nacional, como Carla Aréjula, Orlando Herpsommer y Víctor Briñoli.

Cerraron el último borrador y sólo quedaba la vía administrativa y jurídica para la aprobación final del Senasa. Mientras, San Luis avanzaba con su plan en los departamentos Belgrano, San Martín y Ayacucho.

Pero el 19 de marzo, en una actitud que aquí fue tomada como una falta de respeto, manoseo y humillación, incluso para la Comisión Nacional de Brucelosis, Senasa informó que no probaba el plan por razones que sonaron aún más aberrantes.

La actual gestión del Senasa exige que en las provincias endémicas la estrategia a implementar sea la vacuna solamente, cada 2 años, cualquiera sea la prevalencia.

Pero San Luis respondió que el plan provincial propone establecer las estrategias considerando la prevalencia y su distribución, la situación regional y los recursos disponibles, una modalidad basada en las recomendaciones de expertos internacionales, como el Comité de la UE, Alton, Blasco, la FAO, otros y referentes nacionales.

Los técnicos locales advirtieron hasta el cansancio que la permanencia de animales infectados vacunados y eliminadores de brucelas, ponen en riesgo a los animales sanos no vacunados. Cuando la prevalencia es baja, su distribución razonable y la reposición de animales asegurada, la estrategia del sangrado a intervalos regulares, diagnóstico- eliminación y reposición, como ocurre en el Departamento Belgrano de San Luis.

La estrategia de vacunar no tiene buenos antecedentes en Argentina. En Catamarca, por ejemplo, la aplicación incorrecta de la vacuna provocó recientemente tormentas de abortos. Se le suma la disponibilidad irregular de la vacuna que provocó la  interrupción del plan o hacer uso indebido e ilegal de la vacuna: Senasa llegó a la locura de aprobar el uso de la vacuna seis meses por encima de su vencimiento.

El Plan de Vacunación rige en Mendoza desde 2007  en el Departamento Lavalle y desde 2009  en toda esa provincia. Sin embargo, hoy Mendoza sigue clasificada como de alta prevalencia porque nunca fue acompañada con la eliminación de los animales positivos.

Pero las contradicciones de Senasa no quedan allí. Aprueba en algunas provincias “endémicas”, el uso parcial de la vacuna, como en Salta, pero no admite el Plan de San Luis, que posee departamentos con nula prevalencia, como San Martín, y muy baja en Belgrano.

La actual gestión del Senas exige a la Provincia de San Luis que los diseños estadísticos los realicen los técnicos nacionales, una exigencia nunca mencionada en las numerosas reuniones previas.

El diseño aplicado por San Luis fue solicitado a referentes epidemiólogos incuestionables del INTA Castelar, mientras que Senasa aprobó planes cuyos diseños estadísticos fueron realizados por INTA Bariloche para aplicar en Mendoza.

Sin embargo, Senasa es responsable de diseños estadísticos cuestionados por varios sectores técnicos, como la determinación de la prevalencia de la Brucelosis bovina realizada en San Luis, en 2010 por departamento y sin estratificación, con resultados dudosos.

El organismo nacional exige a la provincia la participación del Senasa en los sangrados, una condición que pone en duda lo realizado por los técnicos provinciales acreditados por el mismo Senasa. Es decir, los profesionales son confiables en el sangrado en bovinos, pero no en caprinos. Todo lo contrario hace e Mendoza.

La última desconcertante traba

Hace una semana, Senasa una vez más aplicó herramientas para obstaculizar los movimientos de hacienda en San Luis y exigió de manera repentina, arbitraria y no consensuada, el análisis  de Brucelosis negativo para el movimiento de los machos enteros de más de 6 meses y hembras mayores a 18 meses que tengan destino distinto a faena.

Las autoridades regionales y nacionales del Senasa nunca respondieron la propuesta de la Coprosa San Luis, presentada el 13 de julio pasado, con un “Plan de acción sanitaria” en Brucelosis y Tuberculosis de la provincia alternativo a la Resolución N° 38/2015.

Un generalizado desagrado se hizo sentir ni bien se conoció la disposición del Senasa de ignorar la propuesta de San Luis. La propuesta contenida en ese plan de acción, que fuera elaborado y consensuado por la totalidad de los miembros de la Coprosa, provenientes de centros ganaderos, sociedades rurales y demás instituciones de San Luis, constituyó una instancia superad ora en cuanto a la restricción de movimientos de reproductores bovinos.

El Ministerio del Campo  envió el 25 de noviembre pasado una  nueva nota a la presidenta del Senasa, Diana Guillén, para que responda por sí o por no al plan propuesto por San Luis: nunca contestó.

FOTO: Leonardo Gun