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La UBA alerta peligro de tsunami en el lago Traful en Neuquén

La información, que en principio parecería una broma del día de los Inocentes, fue difundida por el portal Urgente 24 a partir de los conceptos de un investigador de la UBA

“El bosque sumergido es parte de un deslizamiento amplio del borde de la ladera del cerro, que está hundiéndose en el lago en forma acelerada, según el monitoreo que hemos realizado a lo largo de los últimos ocho años”, afirma Andrés Folguera, investigador en el Departamento de Ciencias Geológicas de Exactas UBA. Y destaca: “Si se desmorona, se podría generar un tsunami, y los tsunamis en lagos pueden generar olas de decenas de metros de altura”.

El lago Traful es un lago localizado en el departamento Los Lagos de la provincia del Neuquén. Se encuentra dentro del Parque nacional Nahuel Huapi. Tiene una superficie de 76 km² y es el punto de inicio del río Traful, un afluente del río Limay.

A través de una investigación, el Departamento de Ciencias Geológicas de la Facultad de Ciencias Exactas de la Universidad de Buenos Aires (UBA) concluyó que hay riesgo de que se produzca un tsunami. Puntualmente, en la provincia de Neuquén, dentro del Parque Nacional Nahuel Huapi, se encuentra Villa Traful, al borde del lago del mismo nombre, con una población de no más de 400 habitantes. Allí, la atracción de los turistas es el bosque sumergido, un segmento de la pared montañosa que comenzó a desplazarse hacia el fondo del lago hace unos ochenta años. Pero ahora, según advierten los geólogos que vienen estudiando el área, podría producirse un desmoronamiento de esa pared con alto riesgo de que se produzca un tsunami.

“El bosque sumergido es parte de un deslizamiento amplio del borde de la ladera del cerro, que está hundiéndose en el lago en forma acelerada, según el monitoreo que hemos realizado a lo largo de los últimos ocho años”, afirma Andrés Folguera, investigador en el Departamento de Ciencias Geológicas de Exactas UBA. Y destaca: “Si se desmorona, se podría generar un tsunami, y los tsunamis en lagos pueden generar olas de decenas de metros de altura”.

Según la página NexCiencia, el bloque de roca en cuestión mide unos tres kilómetros de ancho y diez de largo y, según los cálculos realizados, se está desplazando a unos 36 centímetros anuales, un movimiento muy rápido que da cuenta de la magnitud del proceso.

“En años recientes, los pobladores de Traful observaron cambios en el frente del bosque sumergido, como ciertos desplazamientos de roca hacia el lago. Para verificar esos movimientos, realizamos tres viajes al terreno: el primero en 1995, luego en 2010 y 2017”, relata Federico Carballo, becario doctoral en Exactas UBA bajo la dirección de Folguera, y primer autor del trabajo que se publica en Journal of South American Earth Sciences.

En esos viajes -sigue el relato del Servicio de Información Científica de la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales-, el investigador realizó observaciones y, a partir de conversaciones con los pobladores, pudo identificar los cambios producidos en los últimos años. Carballo señala que, en un período de 22 años, los árboles se hundieron unos ocho metros. Hay árboles que medían quince metros y están totalmente debajo del agua.

En un apartado, el científico recomienda una solución para atenuar el impacto

¿Qué se puede hacer para atenuar las consecuencias de un potencial tsunami? “El impacto se puede minimizar si se destinan recursos”, destaca Folguera.

Según el investigador, en caso de que el proceso se acelere, habría que hacer un plan de evacuación masiva para salvar vidas humanas. Asimismo, debería haber cierto plan de infraestructura y urbanización de la zona teniendo en cuenta el riesgo potencial. El efecto del tsunami podría llegar hasta los cien metros de altura, pero más allá de ese nivel, la población puede expandirse hasta los 500 metros de altura sobre las laderas de las montañas.

“Sobre la base de las observaciones, no se puede descartar que se produzca una desestabilización repentina y un proceso catastrófico”, señalan los autores en el artículo. Y agregan: “Los antecedentes de actividad sísmica en el área podrían disparar la aceleración de este proceso”. De hecho, la región coincide con el área de dos grandes terremotos producidos en los Andes, el de Valdivia, en 1960, y el del Maule, en 2010.

Fuente: Urgente 24