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José Lorenzino volvió a abrir las puertas de su campo para mostrar 22 ensayos de maíz

Estancia “La Juanita” es un establecimiento de referencia por su manejo agrícola y ganadero en el exigente semiárido puntano. Pero este campo modelo no solamente sobresale por los acertados métodos de producción, sino por la generosidad de la familia de José Lorenzino en mostrar cada año los avances en el uso de tecnología de punta y los resultados con nuevos materiales.

Y esto volvió a ocurrir la semana pasada durante una jornada organizada por los Lorenzino, la Comisión de Mujeres de la Sociedad Rural de San Luis y a empresa Sánchez Agronegocios SA, durante la que las semilleras Pioneer, AG Seed, Prosapia, Brevant, Nidera, NK Singenta y Dekalb mostraron el comportamiento y los resultados de 22 materiales de maíz.

Estos ensayos surgieron del Grupo Cambio Rural que “La Juanita” integra desde hace varios años: “El año pasado se suspendió por la pandemia, pero este año junto con la Comisión de Mujeres de la Sociedad Rural de San Luis logramos organizar una muestra que fue todo un éxito”, celebró el productor cuando habló con El Semiárido.

Los mismos semilleros se encargaron de convocar a sus propios clientes: “Los materiales elegidos dieron un resultado bárbaro y están todos muy parejos, desde los que son de grandes empresas como Monsanto hasta las nuevas como Prosapia, con la que hace ocho años trabajo”, comentó.

No es fácil juntar a siete semilleras y convocar a más de 120 productores. “Esto viene de mi padre, quien fue uno de los precursores en compartir lo que uno sabe. De nada sirve guardarse los conocimientos ni la experiencia. Ganamos todos. No es lo mismo un volumen de 5 millones de kilos que juntar 100 millones y así se puede discutir mejor con las empresas, en especial las de acá, que saben que no tienen que ir a buscarlo a otras provincias”.

El campo está a pocos kilómetros al sur de la capital puntana y para Lorenzino, es muy importante que participen estas semilleras. “Hemos visto la paridad que hay y uno va viendo qué variedad se adapta a cada zona y saber qué se puede lograr teniendo buenos materiales. Hay materiales que salen 220 dólares y a lo mejor en esta zona no expresarán lo que realmente son, pero hay otros de 160 dólares que es similar, pero que puede dar buenos kilos”, según comparó.

Siempre optimista, Lorenzino comparte las decisiones con su esposa Alicia, quienes todo el tiempo apuestan por un San Luis altamente productivo, aunque se lamenta: “Si estos gobiernos que tenemos nos ayudaran un poquito más y no nos sacaran tanto, se podría invertir mucho más en mejorar la tierra, que es lo que vamos perdiendo año a año”.

Las convicciones ambientales con las que trabaja este productor modelo las sintetizó en su frase de despedida: “Acá tememos una manera de trabajar con la que cuidamos el suelo porque es de lo que vivimos y si lo arruinamos dentro de diez años mis hijos ya no podrán sembrar. Tenemos buen manejo, buena maquinaria y fertilización, sin sobrepasar ni tirar químicos por tirar, porque así son perjudiciales. Gracias a Dios tengo a mis dos hijos que trabajan conmigo y con ellos esto va creciendo”.

La generosidad de Lorenzino no terminó el encuentro, ya que cada uno de los productores que asistieron a la jornada tendrán los datos de cosecha en sus mails para conocer cómo se acomodó cada híbrido, más en un año como este que registró dos heladas tempranas.