Finalizando la recorrida por el parque didáctico del Departamento de Agronomía, veamos los árboles, a quienes ya habíamos definido en la entrega anterior, invita la ingeniera Mirta Gómez, responsable del parque que pertenece al Campus de la Facultad de Ingeniería y Agropecuarias(FICA) de la Universidad Nacional de San Luis (UNSL), en Villa Mercedes, y que está abierto al público.
En esta tercera entrega para El Semiárido, la profesional detalla que los árboles también pueden ser caducifolios (que pierden las hojas en la estación fría) o perennifolios, cuyas hojas permanecen, latifoliados, de hojas grandes y planas (plátano, fresno) a diferencia de las coníferas (pinos, cedros) que tienen las hojas estrechas, aciculares. En el parque encontramos ejemplos de todos.
Comencemos la recorrida por algunos pocos…
Entre los nativos, quebracho blanco, Aspidosperma quebracho blanco, es un árbol alto con ramas péndulas, hojas persistentes y ligeramente espinescente en el ápice. Las flores son de color amarillo claro y desprenden un suave perfume una vez que el árbol está en plena floración. El fruto contiene numerosas semillas de forma alada. Es un árbol que fue explotado indiscriminadamente en el siglo pasado (y actualmente) para utilizar su madera como carbón. Era común verlo en las banquinas de las rutas. Recordar al Quebracho de la cruz, que fuera mencionado por Héctor Montenegro en la tonada Chañaral redondo.
Caldén, Prosopis caldenia, árbol nativo solamente de nuestro país (endémico). Es caducifolio, espinoso, de 6 a 12 m de altura, con copa en forma de sombrilla. Florece de octubre a diciembre y el fruto es una legumbre carnosa de 10 a 15 cm de largo, amarillentas con manchas violáceas, que pueden ser consumidas pero al tener menor porcentaje de azúcar que la chaucha de algarrobo, se prefiere a ésta última. La madera es el mayor uso de la especie, para la confección de muebles, postes, parquet, y en la construcción, sus hojas y frutos, si son comidos por el ganado. Es una especie melífera. En Villa Mercedes un artesano diseña y construye instrumentos de percusión con madera de caldén.
Cedrus deodara: es un árbol majestuoso que fácilmente pasa los 30 m de altura, de tronco derecho, copa piramidal, con ramas extendidas horizontalmente. Originario del Himalaya, por eso se lo conoce también como Cedro del Himalaya. Está muy difundido en la Argentina, especialmente en parques de estancias, plazas, cultivado como ejemplar aislado (no en grupo) por la belleza de su silueta. Soporta bien el frío, puede vivir a pleno sol o a semisombra. La variedad áurea se caracteriza por el color amarillento de sus hojas. Ocupa un lugar importante en las parquizaciones.
Ciprés calvo o Ciprés de los pantanos, Taxodium distichum, una de las pocas coníferas que pierde las hojas en invierno, y antes de la caída, toman un bello color rojo ladrillo. Lamentablemente se la suele despojar de sus ramas inferiores, siendo que el tronco vestido es sumamente espectacular, además presenta unas protuberancias aéreas (neumatóforos) que sobresalen del suelo, cerca del tallo si crece en suelos anegados, esto nos indica que es una conífera para suelos húmedos (a pesar que crece también en suelos secos). Como al Cedro, es mejor cultivarlo aislado, para que sean elementos singulares de los parques.
Cupressus sempervirens, árbol siempre verde, de hasta 30 m de altura, con copa cilíndrica y gran masa foliar, formando una copa estrechamente piramidal. Es conocido como ciprés de los cementerios pues suele plantarse en casi todos los cementerios municipales. En Roma fue el emblema de la muerte, en tiempos del Imperio Romano, solían colocarse los restos mortales de personas importantes en cofres construidos con madera de ciprés. No tolera suelos muy húmedos, es resistente a la sequía y al frío, pero su mejor desarrollo lo obtiene en climas templado cálidos. Es originario de la cuenca del Mediterráneo, símbolo indiscutible de la toscana, una de las regiones más bellas de Italia.
Fotos: Gentileza ingeniera agrónoma Mirta Gómez.