Aunque afortunadamente la mortandad de animales silvestres es muy baja, el daño ambiental que dejó hasta hoy el fuego que arrasó con casi nueve mil hectáreas durante nueve tensos días sobre el sur de las Sierras Centrales de San Luis “es muy importante”, según las primeras evaluaciones de Jorge Heider, jefe del Programa Biodiversidad del Ministerio de Medio Ambiente, Campo y Producción.
“Nuestra evaluación ambiental es negativa lamentablemente”, definió el funcionario al detallar que de esa superficie quemada, más del 60 por ciento es pastizal de altura que crece en la zona sur de esas sierras; un 20 por ciento de lo perdido corresponde a arbustales, acompañados con ejemplares adultos aislados y el resto son bosques nativos con los tres estratos bien diferenciados, localizados entre el sur de la sierra y las proximidades de Villa de la Quebrada.
Entrevistado esta mañana por los periodistas Mario Otero y Adolfo Gil en su programa Nada Secreto de FM UNSL, Heider añadió que del otro lado de la sierra, la mayor parte quemada incuyó bosques de mollares muy vistosos con muy buen desarrollo y muchos años de vida: “Algunos de ellos demorarán décadas en recuperarse y otros sectores, por las temperaturas que soportaron, no se recuperarán”.
Diferente fue lo que ocurrió en la zona de Los Molles y en cercanías de Suyuque y Villa de la Quebrada, donde el fuego pasó muy rápido por la velocidad del viento, dejando manchones de pastizales sin quemar.
Explico que esa velocidad hizo que el fuego no fuera tan drástico para la vegetación, ya que pasó tan rápido que la combustión no llegó a ser competa en algunos sectores, lo que le permite a la planta perder mucho tejido vivo, pero le queda el macollo verde para rebrotar rápido.
“No nos engañemos tampoco, porque el hecho de que veamos verde en las próximas semanas, debemos entender que el daño es muy importante, por eso machacamos muchísimo en la prevención. No puede ser que sabiendo que en San Luis tenemos más de tres millones de hectáreas de bosques no aprendamos que debemos tener cuidado con el fuego”, se lamentó el funcionario.
Erosión
Advirtió además que el daño ambiental incluye otro impacto negativo, ya que al perderse la cobertura vegetal en especial en zonas con pendiente, cuando empiecen a llegar las primeras lluvias no habrá vegetación que contenga esas gotas de agua y pegarán directamente sobre el suelo y por ello habrá un arrastre generando en algunos casos cárcavas, con sedimentos que irán a parar a ríos y arroyos.
Se suma a ello que en esta zona en particular hay mucho viento por lo que la erosión eólica también hace lo suyo.
Animales en fuga
Lo mismo sucede con los animales, dijo Heider: “Hemos estado recorriendo y no vimos muchos ejemplares muertos, lo que muestra que se movieron bastante rápido, pero pierden el refugio, el lugar donde nidifican, no tienen dónde comer; por ello deben moverse grandes distancias para satisfacer las necesidades básicas diarias. Luego comenzarán a volver al lugar, como va vimos con algunas martinetas, zorros y liebres, aunque lo que encuentran es devastador”.
Aunque no estén en condiciones ideales, destacó, tienden a volver porque hacia dónde migraron hay otros animales y varios con conductas territoriales: “Se soportan unos días, pero después que se disipa el humo aparecen comportamientos de diferentes caracteres de individuos que obligan a moverse”.
Recomendó que si una persona observa estos animales y los ve en buenas condiciones, no molestarlos y dejarlos que se muevan tranquilos para que encuentren el equilibrio que se perdió, pero si están heridos y los pueden rescatar deben avisar al teleéfono de la Autopista de la Información 4452000, 3454 o 3372 para que un equipo lo retire con destino a la reserva de La Florida donde los veterinarios lo rehabilitarán para regresarlo a su ambiente natural.
Foto: Gentileza Prensa Ministerio de Medio Ambiente, Campo y Producción
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