Por Ing. Agr. Jorge Alberto Garay. EEA San Luis INTA.
Hoy tenemos que hablar del problema que ocasionan las malezas tolerantes y resistentes en varias regiones de la zona agrícola de San Luis al afectar la producción de los principales cultivos agrícolas, maíz, soja, sorgo y girasol. La presencia de las malezas resistentes a glifosato y a otros herbicidas (ALS), es un problema que preocupa cada vez más a productores y profesionales asesores de la provincia de San Luis. Yuyo colorado, rama negra, flor de santa lucía, siempre viva, pata de ganso, capín, roseta, sorgo de alepo, gramilla, gramón, cortadera chica y otras especies causan una importante reducción de rendimiento en los cultivos agrícolas de la región, cuando no son controladas adecuadamente. La necesidad de implementar algún tipo de control químico para malezas difíciles en los cultivos de verano conlleva un incremento notable en los costos.
Este incremento en el uso de herbicidas, además de tener implicancias en términos económicos, también repercute en el medio ambiente, a tal punto que puede ocasionar contaminaciones del suelo, aire y agua cuando las aplicaciones son realizadas de forma incorrecta. En la actualidad, esta problemática se está comenzando a revertir en algunas regiones del país y de la provincia, aunque no en la medida deseada.
Los CC son sembrados entre dos cultivos de cosecha y no son incorporados al suelo (a diferencia de los abonos verdes), pastoreados (a diferencia de los verdeos) o cosechados. Los residuos de los CC quedan en superficie, liberando los nutrientes contenidos en la biomasa vegetal al descomponerse.
Los CC controlan a las malezas por: a) competencia, b) formar una barrera a la entrada de luz, c) regular la temperatura del suelo impidiendo la amplitud que favorecería la emergencia y d) también producen efectos alelopáticos.
El control de las malezas aumenta al incrementarse la producción de materia seca (MS) del CC. En nuestra región semiárida central, la producción de MS de centeno, triticale, avena, cebada, vicia y otros CC es variable según las condiciones climáticas del año y el manejo agronómico aplicado. No obstante, con producciones de MS de alrededor de 3.500 a 4.000 kg por hectárea se han obtenido controles satisfactorios de malezas otoñales (rama negra), invernales (Brasicáceas) y primaverales (algunas gramíneas anuales: pasto cuaresma, roseta, pasto ruso, pata de ganso, etc y primera cohorte de yuyo colorado.
En cuanto a las especies a sembrar de acuerdo a los resultados de nuestros experimentos, se destacan algunas variedades de centeno por su resistencia al frío, plagas y enfermedades y por elevada producción de MS , comparadas con avena, trigo, triticale y cebada; aunque estos últimos, también pueden tener un buen comportamiento en el control y supresión de malezas.
La mayoría de los cultivos de centeno u otras gramíneas no requieren aplicaciones de herbicidas durante su ciclo, en su mayoría necesitan solo para el secado.
El momento de secado de las gramíneas depende del objetivo con que se hacen las coberturas. En general se recomiendan los secados desde encañazón en adelante, ya que si se seca antes el rastrojo se descompone muy rápidamente, se debe tener en cuenta que a medida que avanza el ciclo se incrementa el consumo hídrico, sobre todo en estadios reproductivos.
A continuación se presentan resultados de algunos experimentos realizados en la provincia evaluando la incorporación de diferentes CC y sus resultados en el control de malezas.
Figura 1. Resultados en el control de malezas según distintos tratamientos. Establecimiento Huelucan. Buena Esperanza. Pret Sur. Octubre 2015.
Referencias: Trit mayo: Triticale sembrado en mayo
CQ mayo: Centeno Quehue sembrado en mayo
CH mayo: Centeno bolsa blanca sembrado en mayo
Idem para CC junio
BL:Barbecho largo iniciado en mayo
BC: Barbecho corto iniciado en octubre
Testigo: Sin tratamiento de herbicidas ni CC
En esta experiencia los CC sembrados en junio y mayo tuvieron, a mediados del mes de octubre densidades de malezas significativamente inferiores a los tratamientos de barbecho corto y testigo y similares a la del barbecho largo sin diferencias significativas. No hubo diferencias significativas en el control de malezas entre las dos fechas de siembra ni entre los dos cultivos. En cuanto a las malezas presentes, al momento de la siembra, el 5 de mayo, en baja densidad y en orden de importancia fueron: Conyza bonariensis L: Rama negra; Pappophorum caespitosum: Cortadera chica; Amaranthus palmeri S. Watson: Yuyo colorado; Heterotheca subaxillaris (Lam.) Britton & Rusby: Falso alcanfor y Bowlesia incana Ruiz y Pav.: Perejilillo.
El coeficiente de impacto ambiental
El Coeficiente de Impacto Ambiental (EIQ, por su sigla en inglés), puede ser usado para comparar diferentes plaguicidas o bien diferentes programas de manejo de las malezas de forma de obtener que programa o herbicida presenta un menor o mayor impacto medio ambiental. Este coeficiente no sólo considera algunas propiedades físicas y químicas de los plaguicidas sino que considera aspectos relacionados con la ecotoxicología y efectos sobre la salud humana de cada uno de los plaguicidas en forma específica (Kovach et al., 1992).
Para el cálculo del EIQ se utilizó el método propuesto por Kovach et al.,1992. Los valores de EIQ de cada herbicida
fueron tomados del sitio http://www.nysipm.cornell.edu/publications/eiq/files/EIQ_values_2012herb.pdf posteriormente a partir de las dosis, número de aplicaciones y el ingrediente activo se calculó el EIQ de campo de acuerdo a la siguiente ecuación:
EIQ de campo= EIQ* Porcentaje de ingrediente activo* Dosis* Nro de aplicaciones.
A continuación se muestra un caso de cálculo del coeficiente de impacto ambiental de campo, comparando diferentes CC
(Centeno y Triticale), con tratamientos de aplicación de herbicidas en barbecho largo para el cultivo de maíz. (Establecimiento Huelucan de Buena Esperanza, San Luis, 2016).
Por cuestiones de espacio, se describen solamente los casos de CC con siembra posterior de maíz y barbecho largo.
Consideraciones finales
Por lo expuesto, a corto plazo los beneficios de incluir CC en las secuencias de cultivos agrícolas de verano se asocian a un ahorro en herbicidas con el consiguiente beneficio ambiental. Dicha reducción en el uso de herbicidas podría ser mayor, en caso de implementar el rolado para secar los cultivos de cobertura. Los beneficios a largo plazo se relacionan con una mejor estructuración e infiltración de los suelos, balances más favorables de carbono, disminución de la erosión e interrupción del ciclo de malezas, entre otros. No obstante los beneficios mencionados, aún es escasa la superficie destinada a cultivos de cobertura en el país y en nuestra provincia.