La campaña 2015-2016 del maní en San Luis cubrió una superficie de 6.333 hectáreas, repartidas entre 22 establecimientos, todos concentrados en el Departamento Pedernera. El dato, difundido ayer por el Ministerio de Medio Ambiente, Campo y Producción, muestra una caída de casi 4.000 hectáreas respecto del año anterior.
El cultivo de maní en San Luis se mantuvo más o menos constante en las últimas cuatro campañas. El año pasado cubrió 10.000 hectáreas; en 2013 fueron 9.000, en 2012 alcanzaron las 11.000 y en 2011 más de 13.000 hectáreas.
Con lluvias oportunas, la campaña anterior tuvo resultados que alegraron a muchos, con rindes que rondaron entre 4.500 y 5.000 kilos por hectárea, con picos excepcionales que alcanzaron en lotes de algunos campos los 7.000 kilos.
La cartera agropecuaria es la autoridad de aplicación de la ley que regula este cultivo en la provincia, aunque sólo lo recomienda como una alternativa para las tierras del Departamento Pedernera: “Las condiciones agroecológicas de la geografía puntana favorecen la implementación de este tipo de cultivo no tradicional porque proporciona buenos índices productivos, trabajo en conjunto con otras especies y conservación de los suelos».
Dijo que en San Luis, el núcleo de producción de maní está comprendido en las localidades de Villa Mercedes y Justo Daract, zona donde puede encontrarse un suelo arenoso que facilita el “clavado” de este tipo de cultivo, con temperaturas y precipitaciones estivales que favorecen su desarrollo.
Pero también de las buenas condiciones agroclimáticas locales, destaca los precios de alquileres atractivos para los dueños de establecimientos y la falta de superficie de siembra en otras provincias: “Estos factores hicieron de San Luis un espacio propicio para la producción de maní. Se trata de uno de los principales cultivos no tradicionales que se instalaron en los campos puntanos a lo largo de los últimos años, con buenos resultados para los productores”.
En 2011 entró en vigencia el decreto reglamentario 4105-MdelC-2011 que regula la siembra de maní en el territorio provincial y que exige una serie de requisitos. En principio requiere que el propietario, a través de un ingeniero agrónomo, presente un proyecto de campaña quince días antes del inicio de la siembra ante la cartera agropecuaria, la autoridad de aplicación.
En caso de que el propietario no presente el proyecto o no lo haga dentro del plazo determinado lo sancionan con multas que van de 0,5 a diez veces el valor fiscal del inmueble. Oscilan entre 700 y 1.500 pesos por hectárea, a valores de principio del año pasado, en caso de erosión comprobada, pero depende de la situación particular de los lotes. Una vez presentada la documentación, los ingenieros van al campo y tienen en cuenta una serie de factores como el historial productivo, la topografía del terreno, condiciones de textura y estructura del suelo y el análisis químico.
Una vez aprobados todos los pasos, el dueño puede iniciar la siembra con la obligatoriedad de mecharlo con un cultivo de cobertura que permita proteger el suelo del proceso erosivo del viento. Los fundamentos de la ley destacan que los cultivos de cobertura aportan materia orgánica, contribuyen a la formación de agregados y mejoran la estructura de suelo junto al trabajo que realiza el sistema radicular de la gramíneas de invierno en los primeros centímetros del suelo. Mientras mayor es el volumen, mejores serán las condiciones para el siguiente cultivo.
El proyecto tiene una duración mínima de tres años. Durante ese período no se puede repetir el cultivo de maní, aunque puede extenderse según el potencial de recuperación del suelo, siempre con el visto bueno del profesional.