Ampliamente difundido en el centro este de San Luis, el palque o duraznillo negro es una de las plantas tóxicas de mayor impacto económico en la ganadería y en la provincia hay tiempo hasta fin de febrero para realizar las aplicaciones químicas consideradas de mayor eficiencia para su control.
Así lo sugiere un trabajo técnico realizado por los investigadores del INTA San Luis Jorge Garay y Ricardo Sager en base a distintas experiencias realizadas desde 1989 a la fecha, en campos ubicados en Villa Mercedes, El Morro, Fraga, Buena Esperanza y Nueva Galia, donde evaluaron la acción de diferentes herbicidas, como 2,4 D + Picloram, Glifosato, Dicamba, 2,4D, Picloram + Triclopir, Bromacil y otros productos no comercializados en el país.
La época de aplicación debe coincidir con aproximadamente el 50 % de floración, momento en el cual la planta comienza a enviar sustancias de reservas hacia los rizomas y como los herbicidas que se usan son sistémicos, aprovechan esas sustancias para ser enviados hacia los rizomas, lugar dónde deben ejercer su acción.
Este periodo puede extenderse entre diciembre y fines de febrero, determinaron los especialistas: “Como la toxicidad del palque se mantiene por un periodo de alrededor de 200 días, después de muertas las plantas, es recomendable no ingresar hacienda al lote tratado por ese lapso”.
En todos los casos se tiene que analizar la posibilidad de implementar un control o manejo integrado de las distintas especies tóxicas presentes en el lote, advierten. Dentro de este manejo integrado, la prevención y el control temprano se constituyen en una práctica de gran importancia para evitar la entrada y establecimiento de malezas al campo y producir la intoxicación de animales.
Señalan que en aquellos casos en que la maleza aún no se encuentre en grandes densidades en los potreros de pastizal natural, un adecuado programa de usos y descansos impedirá la introducción y posterior invasión del palque: “En cambio, si la planta ya esté establecida en los potreros habrá que evaluar la alternativa de su control por medio de herbicidas”.
En las experiencias desarrolladas por Garay Sager utilizaron los siguientes productos:
– 2,4 D (24%) + Picloram (6,49%) SL (Concentrado soluble).
– Glifosato LS (Líquido soluble) 48%.
– Dicamba LS 57,7%.
– Picloram 3% + Triclopir 6% OL (Líquido miscible).
– Bromacil 80% WP (Polvo mojable)
De acuerdo al informe técnico, los mayores controles de palque, según las experiencias realizadas por técnicos del INTA San Luis, la UNSL y de la empresa DOW, se obtuvieron con la aplicación de 2,4 D más Picloram.
En la misma categoría se encuentra el tratamiento de Picloram + Triclopir. En segundo lugar, con escasa diferencia se encuentra Dicamba, y en tercer lugar, los tratamientos con Glifosato.
Tecnología de aplicación:
Los consejos de los técnicos del INTA San Luis indican que la pulverización se puede realizar con mochila manual, de 5 a 16 litros de capacidad, con picos de abanico plano o cono lleno, con cámara de turbulencia regulable.
Se deben asperjar todas las partes de la planta hasta saturación, sin llegar a punto de chorreo: “El tamaño de gotas de la pulverización debe ser pequeño, sin serlo demasiado, para evitar evaporación en caso de que ocurran temperaturas elevadas, con respecto a este elemento climático se recomienda para una mejor eficiencia de los productos, realizar las pulverizaciones con temperaturas entre los 15 a 25 grados centígrados”.
También recomiendan no aplicar con hojas con rocío, con viento y si existe pronóstico de lluvias para antes de las 10 horas de la aplicación.
Los operarios deben estar provistos de guantes, barbijo, botas de goma, gafas y equipo impermeable.
Respecto al agua usada como vehículo, no aplicar con aguas duras, es decir aquellas aguas que puedan contener cationes de calcio o magnesio, ya que dichas sustancias inactivan el efecto de los herbicidas, por lo tanto recomiendan hacer un análisis del agua que se va a utilizar para corregir posibles deficiencias.
Para asegurarse de que la mayoría de las plantas de palque sean tratadas por el producto, se recomienda su identificación, ya sea con chapitas pintadas, atadas con alambre a un tallo del arbusto, con estacas o pintando el tallo de las leñosas dónde está el palque.
Los síntomas en las plantas afectadas muestran aproximadamente a los 5- 10 días de la aplicación, según temperatura y humedad, que las hojas comienzan a doblarse. Posteriormente entre los 20 a 30 días amarillean y a los 40-50 días comienza la defoliación. En la primavera siguiente se deberá realizar una recorrida del potrero tratado para detectar probables rebrotes de plantas que pudieran haber sido tratadas con subdosis, o pasadas de largo por algún motivo.
“La solución del problema causado por el palque requiere de trabajos integrados y de mediano a largo plazo, en el que se incluyan tareas de investigación y extensión donde se integren organismos oficiales y privados”, según concluyen Garay y Sager.
Consumo del palque
Los investigadores describen que el consumo de palque (Cestrum parqui) por lo general es accidental o forzado y depende de la dosis ingerida, pero la sintomatología se hace presente por lo general 24 horas después de la ingestión y las muertes pueden prolongarse 24 y 48 horas después de haber retirado la fuente de intoxicación.
Un cuadro típico de envenenamiento muestra animales muertos en forma aguda y unos pocos con marcada agresividad y debilidad: “No hay tratamiento curativo y se debe hacer énfasis en la prevención del consumo a través de la eliminación de la planta o evitando la falta de disponibilidad de otros forrajes apropiados”.
Es una maleza tóxica permanente, lo que significa que a través de todo su ciclo tiene cantidad suficiente de sustancias tóxicas como para producir mortandad de los bovinos que la consumen, con el agravante que sus hojas secas y caídas mantienen esta capacidad por varios meses.
El período más crítico de intoxicación es a la entrada del invierno o después de las primeras heladas, ello se debe a dos factores: por un lado la planta se hiela, se secan las hojas, caen sobre las gramíneas del pastizal natural y pierden su fuerte olor; por lo que son consumidas junto con las especies del pastizal. Por otra parte, con el frío, los animales buscan reparo en el monte, pastorean dentro del mismo hasta que calienta el día y luego salen a comer al abra.
Las intoxicaciones con plantas presentan muchos interrogantes, pero el diagnóstico correcto depende en gran medida de las observaciones realizadas en los potreros y animales enfermos: “Los tratamientos disponibles son escasos y por lo general con pocas posibilidades de éxito, por lo que para disminuir los riesgos hay que prevenir el consumo de especies tóxicas, a través de la implementación de pautas de manejo que eviten la introducción o difusión de especies tóxicas, y/o a través de controles químicos o mecánicos”.
Foto: INTA