Inicio San Luis Retoman acciones para establecer una barrera contra el Picudo del Algodonero en...

Retoman acciones para establecer una barrera contra el Picudo del Algodonero en San Luis

Estimulados por la llegada de nuevas inversiones, como la de Bayer y una nueva desmotadora cerca de Candelaria, en el norte de San Luis retoman las acciones para establecer finalmente barreras fitosanitarias para proteger la zona del ingreso del Picudo del Algodonero.

La preocupación por el peligro latente de que entre a la provincia este insecto surgió durante el almuerzo que a firma Bayer ofreció tras la inauguración la semana pasada de su nuevo centro de investigación para semillas de soja y algodón con ensayos para nuevos eventos de alcance global, con una inversión de 4 millones de dólares.

Allí estuvieron directivos de la firma Navili, la principal productora de algodón en el norte puntano y que también posee una desmotadora; del INTA, contratistas y legisladores de Ayacucho.  La idea es retomar la iniciativa impulsada por el INTA Quines en 2011, con la que se avanzó en los controles periódicos del Senasa, pero nunca se logró que el gobierno provincial estableciera una barrera fitosanitaria fija en el límite provincial.

En 1993 se declaró plaga al Picudo del Algodonero y en 2000 se dispuso la emergencia  sanitaria nacional. En 2002 sale la resolución 488 del Senasa que establece un sistema que permite actuar preventivamente en todos los casos en que estén comprometidas la sanidad animal, vegetal o calidad agroalimentaria, aunque el norte de San Luis está libre de esta temida plaga

En 2011, por iniciativa del jefe de la Agencia Quines del INTA, Héctor Andrada, se  realizó un relevamiento  en todas las empresas dedicadas al algodón, que por entonces sumaban 2.700 hectáreas. Lo primero que surgió de esos informes  fue un trabajo articulado con el Senasa, INTA,  y otros organismos pensando en esta región para protegerla del Picudo del Algodonero.

En la campaña 2013-2014 se implantaron 2.774 hectáreas, en 2014-2015 4.100 y  ahora 4.158 hectáreas, distribuidas en 68 lotes y tres empresas: Puramel SA, AGD e Indara.

Actualmente, con un  monitoreo quincenal, el Senasa tiene instaladas 503 trampas, que se colocan sobre varillas a una altura de metro y medio, que contiene una tableta con feromonas como atrayente y otras con insecticida para que el insecto que ingrese muera allí. Ambas tabletas se reemplazan mensualmente.

Las trampas se ubican en la periferia de los lotes cada 300 metros, en zonas aireadas para favorecer la circulación de las feromonas. Se colocan 45 días antes de cada siembra.

Foto: Archivo