El proyecto de reforma de la Ley de Semillas no ingresó dentro del paquete de iniciativas que esperan ser aprobadas en la última maratón legislativa del año. Las alianzas políticas no garantizaban la aprobación de la norma legal que el oficialismo necesita para exhibir frente a sus socios privados.
El proyecto es objeto de adhesión o de críticas –según donde estén ubicados- de diferentes sectores que defienden sus intereses corporativos.
En las últimas horas legisladores del bloque de Cambiemos relacionados con el ámbito agropecuario intentaron que la iniciativa sea incluida en las negociaciones del oficialismo con la oposición, pero no tuvieron suerte frente a otros proyectos considerados más importantes por el núcleo político del gobierno nacional (como el incremento del impuesto a los Bienes Personales) o bien por tratarse de cuestiones que no generan disidencias entre las diferentes fuerzas partidarias (como la creación del Parque Nacional Iberá).
Al no haber podido ingresar a las sesiones legislativas extraordinarias que comenzarán la semana que viene en el Congreso, el proyecto de reforma de la actual Ley de Semillas (que cuenta ya con dictamen) deberá esperar hasta el año que viene. Si el mismo es aprobado en el primer tramo del 2019, podría entonces instrumentarse en la próxima campaña de granos gruesos.
Aunque se estima que el debate será extendido y que no están dadas las alianzas políticas como para que sea aprobado. Habrá que esperar a cómo se reacomodan las piezas legislativas para el próximo año.
El proyecto, si bien es producto de una síntesis generada a partir de extensas jornadas de debates legislativos, no cuenta con el apoyo de la Asociación de Semilleros Argentinos (ASA), quienes pretenden eliminar el concepto de “orden público” para establecer “acuerdos privados” entre las partes.
El dictamen tampoco cuenta con el apoyo de los representantes de Federación Agraria (FAA), quienes ayer emitieron un documento en el cual fueron tajantes en su posición: Los vegetales no son patentables.