Después de superar varios exámenes de cocineros gourmet y exigentes comerciantes, Finca La Ilusión prepara su ingreso a la venta masiva en supermercados con su aceite de oliva extra virgen elaborado con aceitunas de las 12.500 plantas que posee en 24 hectáreas, en la localidad de Los Cajones, en el fértil norte de la provincia de San Luis.
Hoy Finca La Ilusión es la más importante que tiene la provincia con olivos en producción y la única con planta propia de elaboración de aceite, con todas exigencias bromatológicas nacionales y provinciales en regla, según le recordó Rubén Brancher, responsable de la plantación cuando recorrió el predio junto a El Semiárido.
La explotación se inició en 2009 y hoy produce las variedades de mesa Changlot y Manzanilla Real, y las aceiteras Coratina, Arbequina y Picual. Este año se sienten capacitados para entregarle a los supermercados el producto envasado en botellas de medio litro bajo la marca Almazara como “aceite único de la provincia elaborado y envasado en origen, extra virgen”.
Impecable como un quirófano, la sala de elaboración almacena tambores con los varietales que saldrán al mercado en breve con una sólida carta de presentación: las aceitunas se muelen antes de las 18 horas de cosechadas, se prensa una variedad por vez y con estricto lavado de la maquinaria entre cada proceso.
No solo un montón de trabajo hay detrás de cada gota de aceite, sino una dedicación de tiempo completo, explica orgulloso Rubén: “Aquí hay sangre, corazón y coraje; soy un empleado atípico, no tengo horario y dirijo la explotación desde que se riega hasta la extracción misma del aceite”, que se hace con la asistencia de tres empleados y durante las 24 horas en época de cosecha.
Las plantas muestran una carga importante de frutas en pleno llenado, pero además algunas presentan una segunda floración: “En febrero sabré el rendimiento, pero sabemos que será muy superior a la última, porque mejoro el clima, el riego y perfeccionamos el manejo global de la plantación”.
En el norte de San Luis no es complicado producir, dice el productor, quien no mezquina elogios para esa franja del Departamento Junín: “Es uno de los mejores suelos de la provincia. El norte es un vergel, casi no cae granizo y tiene muy pocas heladas, salvo casos extremos y es muy sana; para la fruticultura es extraordinaria”.
Acá se hacen hasta once cortes de alfalfa al año, con cien fardos por hectárea, pero las producciones tienen un problema en común: “El desafío que seguimos enfrentando es que en la zona no hay mano de obra calificada y cuesta conseguir gente para las diferentes labores que demanda cada estación”.
Parte de la plantación se hizo bajo los beneficios de la ley de promoción frutícola, impulsada por el gobierno provincial y por la que devuelve hasta el 82 por ciento de lo invertido a los dos años de implantado el monte frutal. Sin embargo, Brancher elogió esa legislación, pero se quejó por la falta de acompañamiento: “No hay un ingeniero agrónomo especializado en la provincia, algo que podría haber formado Sol Puntano con conocimiento acabado de cada lote donde se producen aceitunas en la provincia”.
Ninguno de los técnicos tanto del estado como asesores privados que visitaron la finca recibió la aprobación de Rubén, porque consideró que sus consejos están basados en información de, por ejemplo, suelo, horas de sol y agua, de otras regiones ubicadas fuera de San Luis.
Todos los problemas agronómicos que fueron surgiendo en la plantación debió enfrentarlos y resolverlos solo con sentido común y su sólido oficio: “En este lote, en mil metros tengo cinco suelos diferentes, por lo tanto reciben distintas cantidades de horas de riego”.
El agua para regar viene por el canal Paso de la Cruz, que recorre 48 kilómetros desde que recibe el agua del Rio Conlara, en cercanías de Santa osa, hasta llegar a Los Cajones: “Los problemas con el riego los padecimos mucho tiempo, pero gracias a Felipe Tomasevich, Lucas Caymes y Marcelo Debandi, hemos solucionado en un setenta por ciento el riego para la zona; si bien faltan cosas para hacer, Los Cajones hoy está cubierto”. También pronunció un especial agradecimiento para Carlos Guinle, técnico del Ministerio de Medio Ambiente, Campo y Producción.
“Estoy un poco dolido con el gobernador , porque cuando visitó el pueblo hace una semana habló de las virtudes que tienen estas tierras para la papa y se olvidó, lo omitió o no le informaron que la mayor producción olivícola de la provincia de San Luis está en Los Cajones”, se lamentó.
Finca La Ilusión es hoy la única que competa todos los pasos desde el campo a la góndola. La zona cuenta con casi cincuenta mil plantas de olivo y el noventa por ciento se implantó gracias a la ley frutícola.
Convencido de las virtudes frutícolas del norte de San Luis, Brancher ya inició pruebas hace tres años con almendros, nogales, higo turco y uvas para vino que este año dieron sus primeros racimos.
Foto: El Semiárido