En 2017, la Facultad de Ingeniería y Ciencias Agropecuarias (FICA) de la Universidad Nacional de San Luis concretó un anhelo largamente gestado en el ámbito académico y científico: la creación formal del Laboratorio de Microbiología Aplicada. Este espacio nació con el propósito de integrar la Ingeniería Química con áreas clave de la Biología, dando respuesta a una necesidad concreta de generar un ámbito especializado para la docencia, la investigación y el desarrollo tecnológico.
Aunque la FICA ya contaba con otros laboratorios vinculados a la microbiología, este se orientó específicamente a prácticas y estudios centrados en el rol de los microorganismos en contextos tecnológicos, agroalimentarios e industriales. Desde su inauguración, el laboratorio se ha convertido en un núcleo dinámico y multidisciplinario, utilizado por estudiantes de grado y posgrado, así como por docentes de diversas carreras.
La Microbiología Aplicada es una disciplina clave tanto en la ciencia biológica como en la tecnología de alimentos. Permite entender a los microorganismos no solo como agentes patógenos, sino también como aliados estratégicos en procesos de fermentación, innovación alimentaria y desarrollo biotecnológico. Así lo sostienen su mentor y co responsable, el Dr. en Química Roberto Ascencio Carrizo Flores, y su actual responsable, la Dra. en Biología Cecilia de los Ángeles Fernández.
Ambos destacan el valor académico y científico del espacio: “Actualmente, el Laboratorio es escenario de una intensa actividad docente y de investigación, abarcando múltiples carreras y líneas de trabajo orientadas a temas como microbiología, química de alimentos, innovación en productos fermentados y tecnologías antimicrobianas basadas en nanocompuestos sintetizados en otros laboratorios de la FICA”, explicó Fernández.
El crecimiento sostenido de las actividades ha revelado tanto el potencial del Laboratorio como los desafíos que enfrenta. Las investigaciones y prácticas que allí se desarrollan tienen un claro potencial de transferencia tecnológica, impacto social y proyección regional. Sin embargo, este dinamismo no siempre cuenta con los recursos necesarios para sostenerse y expandirse.
“Para consolidar al Laboratorio como un referente en ciencia y tecnología de alimentos, es indispensable fortalecer su financiamiento. Esto permitirá modernizar equipamiento, ampliar su infraestructura, asegurar insumos de calidad y potenciar su participación en redes académicas y científicas”, subrayó la directora.


El Laboratorio de Microbiología Aplicada contribuye activamente a la formación de profesionales con una sólida base científica y técnica, generando un impacto directo en la educación y la producción agroalimentaria. La capacitación en microbiología, química y bioquímica de alimentos fortalece la seguridad, calidad e innovación en los sistemas productivos locales y regionales.
Desde este espacio también se impulsa la investigación aplicada sobre alimentos fermentados y nanocompuestos antimicrobianos, abordando problemáticas actuales vinculadas a la salud, la nutrición y la sostenibilidad. Entre los proyectos más destacados figuran el desarrollo de bebidas fermentadas a partir de arrope de chañar y alimentos derivados de vainas de algarrobo.
Fernández remarcó que el Laboratorio apunta, además, al desarrollo de soluciones innovadoras con enfoque territorial: “El uso de nanocompuestos en aplicaciones agroambientales, y la elaboración de alimentos a partir de recursos locales como el algarrobo o el chañar, permiten generar productos con valor agregado, rescatar saberes ancestrales y promover el desarrollo regional”.
El impacto también se proyecta hacia la comunidad. El Laboratorio participa en actividades de formación para estudiantes de grado y posgrado, y en capacitaciones dirigidas a productores, técnicos agroindustriales y pequeñas cooperativas. Estas acciones buscan fortalecer procesos productivos y fomentar la transferencia de conocimiento hacia sectores estratégicos.
En el plano académico, el Laboratorio es clave en la formación de estudiantes de múltiples carreras. Se dictan allí materias como Microbiología General y Agrícola (Ingeniería Agronómica), Microbiología de Alimentos y Aplicada (Bromatología y Licenciatura en Bromatología), y Química y Bioquímica de Carne, Huevo y Leche, además de Química de Alimentos en la Maestría en Ciencia y Tecnología de Agroalimentos.
También se desarrollan diversas líneas de investigación pertenecientes a proyectos de la Universidad Nacional de San Luis, abordando temáticas como la actividad antimicrobiana de nanocompuestos, fermentaciones tradicionales y nuevas tecnologías para alimentos regionales.
El Laboratorio de Microbiología Aplicada está ubicado en el Edificio de Procesos – Química (Bloque 2) del campus universitario de Villa Mercedes. Comparte actividades con otros laboratorios de docencia e investigación, como el de Química, Microbiología, y el Laboratorio de Reacción, dependiente de FICA e INTEQUI.
Su equipo está integrado por la Dra. Cecilia de los Ángeles Fernández (responsable), el Dr. Roberto Ascencio Carrizo Flores (co-responsable), y un grupo interdisciplinario de docentes e investigadores: la Dra. María de los Ángeles Cangiano, el microbiólogo Adrián Giurno, las ingenieras Mercedes Beatriz y Yamila Illanez Quiroga, el ingeniero agrónomo Nicolás García Del Castello y el magíster en Microbiología Agrícola Darío Lincor.
Con una visión integral y compromiso con la región, el Laboratorio de Microbiología Aplicada continúa consolidándose como un espacio clave para la formación, la ciencia aplicada y el desarrollo de soluciones innovadoras al servicio de la comunidad.