Un reciente informe elaborado por investigadores del Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA) pone en evidencia los beneficios de la suplementación líquida en vacas gestantes dentro de sistemas pastoriles extensivos, con un foco particular en su impacto sobre la cría bovina.
El estudio, llevado a cabo en diversas regiones de la provincia de San Luis, subraya que la nutrición materna durante la gestación es determinante para el desarrollo fetal. Según los especialistas, una alimentación deficiente en esta etapa puede limitar la formación de fibras musculares y adipocitos, comprometiendo la calidad de la carne. En contraposición, una dieta equilibrada favorece la acumulación de grasa intramuscular, mejorando el marmoleo, una característica muy apreciada por la industria cárnica.
“En regiones semiáridas, el invierno representa un desafío por la escasez de pasturas de calidad. En este contexto, la suplementación líquida surge como una alternativa prometedora para mejorar la eficiencia digestiva y el bienestar de las vacas gestantes”, explicó María Laura Guzmán, investigadora de INTA San Luis.
El ensayo se realizó con vacas de la raza Aberdeen Angus y comparó dos tipos de suplementación durante los últimos 40 días de gestación: una con 200 gramos de sal proteica (sólida) y otra con 780 gramos de Nutriliq 1040 (líquida proteica). La modalidad líquida se administró mediante lamedores, lo que permitió una distribución más uniforme del suplemento, optimizó el consumo y redujo la necesidad de intervención diaria por parte del personal.
Inicialmente, el consumo fue libre, pero luego de un período de adaptación se detectó un alto consumo, lo que obligó a reducir la superficie de carga del suplemento. Esto permitió un control más preciso sobre la cantidad administrada.
Si bien no se observaron diferencias significativas en el peso vivo de las vacas durante la mayor parte de la gestación, las que recibieron suplementación líquida mostraron una mejora en su condición corporal en la última medición. Este hallazgo resulta clave, ya que una mejor condición en el período periparto está asociada con un mayor bienestar animal y un desarrollo más óptimo del ternero.
Desde el punto de vista económico, la suplementación líquida tuvo un costo mayor —$334,13 por vaca frente a $104 de la suplementación sólida—. No obstante, Guzmán destacó que el mayor peso de los terneros al momento del destete justificó ampliamente esta diferencia, generando un beneficio neto para los productores que optaron por esta estrategia.
Además de mejorar la salud materna, la suplementación líquida podría tener un impacto directo en la calidad y cantidad de carne producida, lo que la convierte en una herramienta estratégica para los productores ganaderos.
“Este enfoque puede ser muy valioso para quienes buscan optimizar la producción en sistemas extensivos. Adaptar las estrategias nutricionales a las condiciones locales no solo mejora el bienestar animal, sino que también potencia la rentabilidad. La adecuada nutrición durante la preñez es, sin dudas, una inversión en el futuro de la producción de carne de ciclo completo”, concluyó Guzmán.
