Se instaló en Córdoba el primer radar meteorológico operacional con tecnología doppler de doble polarización, fabricado en Argentina. El dispositivo, junto con otros diez equipos similares que conformarán el Sistema Nacional de Radares Meteorológicos (SINARAME), permitirá la identificación y el monitoreo de fenómenos hidrometeorológicos y la mejora en la producción de las alertas, a fin de minimizar las consecuencias de los eventos meteorológicos de alto impacto social.
“Es fundamental para el hombre poder predecir de alguna manera cuándo se va a ver afectado por una gran tormenta; esta no es una necesidad actual, sino que desde tiempos remotos se buscó contar con estos datos para comprender y prevenir a la población sobre los azotes de la naturaleza”, dice una publicación del Conicet.
Los primeros en interesarse por la meteorología fueron los chinos, pues necesitaban de abundantes lluvias para que sus cultivos de arroz prosperaran. Le siguieron los fenicios y griegos, ya que como navegaban en el mar Mediterráneo, necesitaban precisar la frecuencia y la velocidad de los vientos.
En el año 400 a.C. Aristóteles escribió un tratado llamado Meteorológica dedicado a los fenómenos atmosféricos y mucho tiempo después, a partir de la I Guerra Mundial, comenzaron a encontrarse soluciones matemáticas y dispositivos tecnológicos que dieron lugar a nuevas predicciones en base a la observación general de la atmósfera. De hecho, el avance en el desarrollo en los campos de la termodinámica y la aerodinámica le suministraron a la meteorología una base teórica más sólida.
Actualmente, el Radar Meteorológico Argentino (RMA) se encuentra ubicado en la Ciudad Universitaria de Córdoba, y consta de una torre de 33 metros de altura sobre la cual se montó una suerte de bola gigante de seis metros de diámetro, y fue fabricado por la empresa INVAP S.E. a través de un contrato del Ministerio de Planificación Federal, Inversión Pública y Servicios. Este es sólo el primer paso de un plan nacional que fue lanzado en noviembre de 2011 con el objetivo de desplegar una red de radares meteorológicos con un sistema de centralización de la información en tiempo real en el Servicio Meteorológico Nacional.
Paola Salio, investigadora adjunta del Consejo en el Centro de Investigación sobre el Mar y la Atmósfera (CIMA, CONICET-UBA) y profesora del Departamento de Ciencias de la Atmósfera y los Océanos de la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales de la UBA, explica que se trata de un tipo de radar que se utiliza para localizar precipitaciones, calcular sus trayectorias y estimar el tipo de hidrometeoros que compone el sistema, ya sea de lluvia, nieve o granizo y agrega que “esta tecnología se encuentra acorde a los mejores estándares mundiales”.