Quintuplicó su presupuesto para 2017 y sumó la entrega de insumos y equipamientos para grupos de emprendedores. El Programa Prohuerta del INTA amplió su alcance, incorporó un sistema de concurso de propuestas y eliminó burocracia para otorgar apoyo financiero a productores de pequeña escala.
Y tan rápido se puso en marcha el nuevo esquema que veinte proyectos especiales de San Luis llegaron a la última instancia para ser aprobados, noticia que se conocerá el próximo 18 de abril. Las propuestas son diversas, pero en su mayoría para acceso al agua, que superan los $4, 5 millones y que benefician a casi medio millar de personas de diferentes zonas de la provincia.
“Antes, Prohuerta iba en el sidecar de la moto que manejaba el INTA, ahora va junto con el INTA en el mismo asiento”, graficó, entrevistado por El Semiárido, Guillermo López, quien está a cargo desde el 1 de enero de la gestión y coordinación del programa nacional en San Luis, con una experiencia en el tema que nace en 1995 hasta 2005, cuando pasó a cumplir otras funciones dentro de la Agencia San Luis del INTA.
Aquel primer Prohuerta que nació hace más de 25 años tenía como objetivo casi exclusivo atender cuestiones de vulnerabilidad de los sectores sociales frente a cambios en la política económica y social: “Era un programa asistencialista simple, pero efectivo. Se sigue manteniendo, a pesar que fueron cambiando los gobiernos y los signos políticos, pero cada estilo y modelo de gestión nacional encontró en Prohuerta la solución para los problemas que encontraba”.
En aquellos tiempos Prohuerta fue exclusivamente para entrega de insumos, como semillas y ocasionalmente gallinas ponedoras y frutales, además de capacitaciones y promociones. En 2016 el presupuesto del programa a nivel nacional fue de $65 millones, con una ampliación hacia fin de ese año a $95 millones. Este año cuenta con $500 millones, que lo provee el Ministerio de Desarrollo Social de la Nación.
La idea que se tiene en ese ministerio y que concuerda con el INTA, que adhiere a esa propuesta, es que a partir de este cambio presupuestario se vaya atendiendo a la población, pero no solo a aquellas personas de bajos recursos o en situación de marginalidad, sino también a aquellas que tienen expectativas y posibilidades de generar excedentes de lo que producen en la huerta, por ejemplo.
El concepto de Prohuerta ahora se amplió a emprendimientos de tipo productivo para comercializar excedentes y por ello se incorporaron aspectos vinculados a granja, con atención a situaciones que van más allá de lo que antes eran las ponedoras, pollos parrilleros, conejos o cerdos, todo a baja escala.
El programa se amplía hacia un sector, no por su condición socioeconómica, sino por su caracterización como los crianceros de cabras, puesteros de campos, poblaciones periurbanas de inmigrantes de otras provincias o países, explicó López
La idea es tratar de apoyarlos a través de la asistencia en la entrega de insumos y de equipamiento: “Nos seguimos manejando con grupos y no en situaciones aisladas, salvo casos excepcionales. Las ayuda llega, por ejemplo, para máquinas de envasar conservas, o crianceros periurbanos que dentro de la informalidad producen lechones, para mejorar sus instalaciones, genética y elaborar sus propios balanceados”.
Esto se canaliza a través de dos vías. Una es la de los “componentes”, que son fondos que llegan para esta asistencia y la otra vía son los proyectos especiales.
Estos últimos son emprendimientos de grupos de mayor escala que cuentan con fechas a lo largo del año para concursar con sus ideas. Luego hay una tarea de selección de proyectos, que el mismo programa ayuda a formular para subirlos a la línea institucional.
El 30 de marzo pasado cerró el segundo llamado a concurso y de la provincia de San Luis llegaron a la coordinación nacional de Prohuerta, después de pasar por una serie de etapas, veinte proyectos especiales.
El 18 de abril estarán los resultados sobe las propuestas de San Luis que superan los $4,5 millones y que tiene dispersión geográfica en todo el territorio provincial, con beneficio para una población de 460 personas.
Algunos de estos proyectos son de valor agregado, una de las condiciones para acceder a la ayuda; otros vinculados a la comunicación; a producciones hortícolas, de granja, pero la mayoría relacionados con la necesidad solucionar la dotación de agua, ya sea en la captación y almacenamiento, o en la distribución en un sistema productivo.
Actividades más descentralizadas
“La gestión que llevo adelante tiene como estrategia la descentralización de las actividades de Prohuerta, que ya no depende exclusivamente de un coordinador provincial, sino que esa atribución se delega a cada uno de los coordinadores de los tres proyectos regionales que tiene INTA, para el noroeste, noreste y centro y sur de la provincia”, explicó López.
Los equipos de gestión de apoyo que tienen esos proyectos definen cuáles y cuántos son los recursos presupuestarios que necesitan, planifican qué actividad irán a desarrollar a través del año. La responsabilidad de coordinador es facilitar que esos recursos lleguen y coordinar acciones que superan a los tres proyectos regionales.
“Internamente es un cambio grande. Puertas afuera del INTA, el programa será más realista para con las necesidades del territorio y que las decisiones sobre esas soluciones las tomen justamente la gente que vive allí”, recalcó.
Pero el gran salto presupuestario que tiene el programa no llega solo: “Antes Prohuerta iba en el sidecar de la moto que manejaba el INTA, ahora va junto con el INTA en el mismo asiento, y al ir juntos involucra a todo el personal del INTA. Las agencias tuvieron una buena aceptación de esta propuesta y se sumaron y por eso salieron tantos proyectos especiales”.
Destacó que fueron los miembros de cada una de las agencias, que conocen a la gente con la que trabaja, que sabe sus necesidades, que elaboraron con ellos los proyectos.
El proceso es bastante expeditivo, porque una vez aprobados los proyectos que se financiarán, el dinero llegará a fines de abril y hasta el 12 de julio hay tiempo para ejecutar esos recursos, siempre que la estacionalidad del proyecto lo permita: “Esto nos llevó a que sumáramos por una cuestión estratégica y de afinidad, a la gente de la delegación San Luis de la Secretaria de Agricultura Familiar de la Nación. De los veinte proyectos presentados, seis vinieron de sus técnicos, que desarrollan tareas en zonas donde el INTA no llega”.
La SAF hoy no tiene los recursos financieros para estas iniciativas, pero tiene los recurso humanos que les permitió forjar una vinculación estratégica.
Por otra parte, López recordó que la estrategia del programa también incluye la vinculación con la gente de Atención Primaria de la Salud, que son los agentes sanitarios con más presencia en el territorio, y con los municipios.
También están abiertos a firmar convenios, ya que permiten planificar las acciones: “El volumen de lo que se solicita justifica que no sea algo precipitado, sino planificado. Los convenios dan los marcos para interactuar con las municipalidades”.
Con las escuelas continuaran vinculados a través de diferentes caminos, como el llamado a las escuelas para inscribirse en Ecohuerta, un proyecto que junto con Edesal, el INTA lleva adelante para capacitar a los docentes de instituciones públicas y privadas.
Foto: El Semiárido