El gran desafío que tiene la cadena y la producción porcina pasa por consolidarse en el mercado interno y poder aumentar el consumo doméstico.
La actividad porcina se ve alentada por un aumento del consumo interno que se acerca a los 18,5 kilos/ha/año. El 70 por ciento es consumo en fresco, el resto embutidos.
Pese al deterioro de los márgenes de ganancia en la actividad porcina, se observa una leve recuperación en algunos de los ítems que forman los costos que subieron menos respecto de los ingresos, por lo que se espera un leve cambio de tendencia para los próximos meses, aunque dependerá del tipo de granja, según la cantidad de madres que tengan.
El consumo de carne porcina creció este año en 9 por ciento para ubicarse en unos 18,5 kilos/habitante/año. De ese total 15,5 kilos corresponden al consumo de carne fresca y 3 kilos a chacinados, coinciden los datos de la Asociación Argentina de Producción de Porcinos (AAPP) y del INTA Marcos Juárez.
El último informe de IERAL, de la Fundación Mediterránea, señala que los márgenes de las granjas porcinas muestran una leve recuperación condicionada por los niveles de eficiencia que oscilan entre los 3.500 kilos y 2.500 kilos/madre año para establecimientos de 250 a 500 madres.
Establecimientos
Los cuatro tipos de establecimientos analizados son granjas de 250 y 500 madres, con niveles de eficiencia alto 3.536 kilos/madre/año y bajo 2.563 kilos/madre/año que operan en Río Cuarto, que «obtuvieron márgenes negativos en septiembre con pérdidas mensuales de entre $0,8 y $9,1 por kilo producido».
La devaluación que afectó a la Argentina en los últimos meses dejó sus consecuencias y en ese sentido Jorge Brunori, titular del área porcinos del INTA Marcos Juárez asegura que «el aumento en el precio de los commodities, que para la producción de cerdos son la soja y el maíz subieron un 120 por ciento y representan el 70 por ciento de los costos de producción, en septiembre de este año contra igual mes de 2017.
Vemos, sin embargo, una leve mejora en el precio del capón». El precio del capón tipificado a octubre de 2018 se ubicaba entre y 31,99 y 33,63, mientras que en igual período de 2017, ese valor promediaba los 32,81 de acuerdo a los datos publicados por la página oficial de la Secretaría de Agroindustria de la Nación. El costo de producción de un kilo de carne porcina se ubica entre $36 y $38 el kilo, valores muy condicionados por los tipos de producción y la variabilidad del precio de los granos.
«Tenemos una franja de productores de punta que venden los porcinos a $40 y otros colocan entre los $36 y $37, sin IVA, precios que tienen que ver con la eficiencia y la escala», comenta el especialista. Al aumento de precio de los granos se le sumó también el cambio de la alícuota del IVA que quedó en 10,5 por ciento, variación que representa un aumento de costos de $1 a $2.
Costos
Hay productores que deben mejorar muchos su producción. Otros lo logaron, pero tienen una rentabilidad muy ajustada Los porcicultores más eficientes tienen un promedio de 2,4 a 2,5 partos por madre y por año. También hay una gran variedad en la producción de capones por madre, que para los pequeños y medianos puede alcanzar a los 18 por madre/año y los de punta pueden obtener hasta 30 capones/madre/año.
Desde la visión del especialista en política porcina Juan Uccelli, se espera una merma importante en la cantidad de animales enviados a faena para fines del segundo semestre del año, porque «fueron unos 60 productores más que entregaron animales a faena en la primera parte del período», asegura. «Hubo muchos pequeños productores que entregaron su última tanda de animales para faena porque cerraron los criaderos. Esto se reflejará en una caída de productores que no será menor al 20 por ciento, por no tener plata para comprar el maíz», amplía.
Los factores que jugaron en contra del crecimiento de la actividad estuvieron vinculados con el aumento del precio del maíz, la importación de Brasil, el cambio de la alícuota del IVA en febrero, porque los insumos se compran al 21 por ciento y generan un saldo positivo a favor del productor que nunca lo cobra, menos el maíz, pero el principal factor fue la caída del poder adquisitivo de la gente.
Las devaluaciones experimentadas por la economía argentina tuvieron un doble efecto para esta producción: «la de mayo, nos descolocó y durante la segunda se recompuso el precio del cerdo, que permitió a los productores más eficientes estar con la nariz fuera del agua. Pero los que no lo son, se encuentran por debajo de la línea de flotación».
Genética
La genética en porcinos tiene dos horizontes que se deben alcanzar. Lograr que las cerdas produzcan más lechones nacidos y destetados a los 28 días, además de tener la leche suficiente para amamantarlos y obtener más kilos. Para los padrillos la mejora genética pasa por una mayor velocidad de crecimiento y la cantidad de carne en relación a la grasa. «En ese sentido tenemos en nuestro mercado empresas de genética muy competitivas», remató Uccelli.
Asociativismo
Para Uccelli es importante trabajar en el asociativismo porque al momento de comprar insumos, no es lo mismo adquirir 20 bolsas de maíz que cuatro acoplados, por ejemplo: «Además de compartir experiencias similares, con asesoramiento técnico. En ese sentido, no se puede negar que el INTA hizo punta para los pequeños y medianos productores, a partir del centro de multiplicación que tiene en Marcos Juárez que contribuye a abaratar costos», explica.
La otra pata es la eficiencia porque no es lo mismo vender 50 cerdos, que comercializar 2.500, porque mejoran las condiciones de venta: «Hoy tenemos varios ejemplos en ese sentido que permitieron a los productores ser parte del negocio y mejorar su situación», explica.
Por Eduardo Bustos para Super CAMPO.
Fuente: Eduardo Bustos – Boletín del CIAP