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El desafío del rolado y siembra de pasturas exóticas en bosques nativos de San Luis

La compleja relación producción-ambiente es un dilema siempre presente en las actividades agropecuarias, pero que se ha ido agudizando en las últimas décadas asociado a drásticas transformaciones de ecosistemas y crecientes demandas sociales por conservarlos. Para ser viable económicamente, las estrategias y decisiones de manejo deben responder a un contexto cambiante de factores socio-económicos y climáticos procurando optimizar la rentabilidad del negocio.

Por Francisco Murray y Jorge Luis Mercau

Mantener este resultado a largo plazo implica también optimizar los procesos y funciones vitales del ecosistema, incluyendo reducir la erosión, sostener los niveles de materia orgánica del suelo y mantener especies valiosas del bosque. En sistemas ganaderos de regiones áridas en particular, el equilibrio entre ambos objetivos está condicionado por la escasez y variabilidad de lluvias sumadas al crecimiento de vegetación leñosa, que determinan una producción forrajera inestable, dispersa y con bajas tasas de consumo (fracción de toda la biomasa producida que es efectivamente aprovechada por el ganado).

La práctica de rolado y siembra de la pasturas exóticas como Buffel grass (Cenchrus ciliaris L.) procura eliminar biomasa que el ganado no aprovecha y aumentar la de pasto. A pesar de su alto costo relativo al valor de la tierra, su rápida difusión y avance hacia zonas más áridas responde a que es la tecnología con mayor potencial para estos ambientes. Pero su implementación rudimentaria aún enfrenta importantes desafíos productivos y ecológicos. La regeneración del estrato leñoso y sobrepastoreo en muchos casos deriva rápidamente en situaciones más desfavorables que la original, con invasión de arbustos muy agresivos. Esto se suma a que no se contemplan criterios forestales ni mecanismos que hagan rentable la cosecha de madera y de la biomasa eliminada. Asimismo la alteración drástica de la estructura y composición de la vegetación puede afectar el balance de energía, agua y sales del sistema, iniciando procesos de degradación difíciles de revertir. Mientras tanto, estos cambios pueden jugar un rol ambivalente sobre la diversidad de especies, sólo favorable cuando implica maximizar la diversidad de hábitats (básicamente refugio y fuentes de alimento) y conectividad. Optimizar todos estos aspectos representa una oportunidad de mejora que demanda investigación e innovación adaptativa en maquinaria y en diseño funcional del paisaje.

En la porción sur del Chaco Árido ubicada en San Luís (aprox. 20 mil km2 y 250 a 500 mm de lluvia anual) la superficie rolada es aún baja comparado con el resto de esta ecoregión. Analizar las distintas variantes de esta práctica y el cambio respecto al bosque nativo puede ayudar a entender que aspectos de su funcionamiento son más afectados y con qué factores se asocian, para mejorar su implementación. En un relevamiento realizado en 21 lotes con rolados de 3 a 14 años de antigüedad, se observó un promedio la cobertura de aérea de 60% de pastos totales, 20% de arbustos y sólo 4% de árboles. La cobertura basal de Bufel en general fue similar a la de los pastos nativos, sólo dominante (>70%) en algunos lotes con uso diferido para cosecha de semilla. Esto implicaría un limitado efecto de invasión y desplazamiento de las especies nativas. La cobertura de pastos y arbustos se asociaron negativamente, posiblemente por competencia del renoval leñoso y sobrepastoreo.

La producción de biomasa estimada mediante índice verde satelital (NDVI) en promedio fue sólo levemente inferior (-11%), pero más variable entre años (+53%) y dentro de la estación de crecimiento (+32%), con valores mínimos más bajos (-17%). Los valores máximos fueron similares pero con cambios en la estacionalidad, con ciclos más cortos (inician 8 días después y finalizan 19 días antes) y picos un 31% más agudos (máximo NDVI/largo estación) especialmente hacia las zonas de mayor precipitación (r=+0,57). La cobertura de leñosas, especialmente arbustos, sólo se asoció con cambios en la variabilidad estacional (r=-0,56) y su fecha de finalización (r=+0,54). La antigüedad del rolado no afectó los resultados.

Todo esto indicaría que si bien el rolado produjo caídas leves en productividad total, la persistencia de arbustos reduciría la del forraje y atenuaría sólo los aumentos observados en la variabilidad estacional pero no en la interanual, posiblemente ligado a la notable reducción de árboles (<20% de la original). Mejorar la selectividad para lograr mayor proporción árboles/arbustos remanentes permitiría una mayor compatibilidad entre producción de forraje y conservación del funcionamiento del ecosistema.

Foto: INTA San Luis