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El campo no pudo contar con los bancos para financiarse

Los productores tuvieron que recurrir a las cooperativas para financiarse. Situaciones que se repiten en la historia.

Golpeado por la sequía y sin opción de acercarse a los bancos en busca de créditos, el productor volvió a recurrir al préstamo en cooperativas y acopios, pero por sobre todo al canje para financiar la campaña de la cual espera sea un “éxito”, de lo contrario tendrá serios problemas para cancelar su deuda.

A partir de los u$s8.000 millones que quedaron en el campo sin levantar, el productor no tuvo otra manera que pagar sus tarjetas con lo ahorrado en los dos períodos anteriores. De esa forma canceló en julio pasado los gastos de la campaña 2017/2018 en una cifra cercana a los u$s6.000 millones, señalaron fuentes bancarias. Eso sí, nadie refinanció la deuda. Todos quedaron en cero, relataron.

Empezaba de esa forma la búsqueda de créditos primero para el trigo, un cultivo que le permite al productor “hacer caja”. Luego están la soja y el maíz. Ambos sirven de “ahorro” ante eventualidades como las que pasaron.

“Se encaró la campaña a los manotazos y refinanciando carpetas”, sostuvo el presidente de la Confederación de Asociaciones Rurales de la Tercera Zona (Cartez), Gabriel De Raedemaeker, conocida entidad con asiento en Córdoba.

Ante “la imposibilidad de refinanciarse con tarjetas porque la mayoría estaban colapsadas y ni hablar del Banco Nación que tiene tasas prohibitivas, la pata fuerte se focalizó en acopios y cooperativas”, dijo Raedemaeker.

Efectivamente. Un trabajo de la Bolsa de Comercio de Rosario (BCR), advirtió que debido al elevado nivel que alcanzaron las tasas de interés de los créditos, la operatoria de las tarjetas agro cayó “fuertemente” y resultaron “heridas”.

Esto fue producto del cambio en los convenios especiales con proveedores de 180 días libres a tasa de interés del 0% que desaparecieron casi por completo del escenario bancario actual. Lo que produjo gran cantidad de convenios suspendidos o cortados a 60 días y 90 días. El instrumento sintió los problemas macroeconómicos.

En la misma línea, el presidente de la Confederación de Asociaciones Rurales de la Provincia de Santa Fe (Carsfe), Carlos Castagnani aseguró a este diario que “todo se sembró con canje de las empresas de insumos frente a créditos impagables las cuales nadie sacó por altas tasas”.

En este punto la BCR observó una fuerte presencia del financiamiento vía “canje de insumos por granos a cosecha” con destacada presencia de cooperativas, acopios y proveedores de insumos.

En algunos casos se ha procedido a cargar al canje tasas de interés en dólares del 1% al 1,5% mensual. Otros convierten el valor de los insumos entregados a “toneladas de soja a entregar a cosecha”, aplicando directamente la cotización de la soja según Matba/Rofex mayo 2019.

Un dato no menor y que aportó el presidente de Confederación de Asociaciones Rurales de Buenos Aires y La Pampa (Carbap), Matías De Velazco, sobre el motivo de alejarse de los bancos responde al pago que debieron hacer aquellos productores que recurrieron al crédito en dólares.

Vale recordar que en julio de 2017 los bancos ofrecían dos opciones a la hora de buscar capital de trabajo. Una en dólares con una tasa anual del 3% y otra en pesos del 25 por ciento. El productor tomó, desde ya, la primera.

“El problema suscita en que para cancelar dicho crédito hubo que hacerlo con una tasa del 80% en dólares. Esto es producto de la megadevaluación dado que se tuvo que desembolsar más pesos para comprar dólares”, sentenció De Velazco.

Se entiende entonces la necesidad del campo de que las cosas le vayan bien en la cosecha. Al menos el trigo empezó con el pulgar para arriba aunque algunos se vieron afectado por las últimas lluvias. El productor sigue mirando al cielo y ruega que lleguen las lluvias para mejorar los rendimientos en soja y maíz. Estas ganancias servirán para pagar los préstamos tomados, de lo contrario se complicará el panorama. Sin bancos a quien recurrir los chacareros dependen de sí mismos, por decirlo así.

Fuente: Merino Soto, BAE Negocios.