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Echan luz sobre la intrigante floración del bambú

Tras largos años en estado vegetativo, las especies de este grupo vegetal atraviesan un único evento masivo de reproducción y luego mueren. ¿Cuántos años viven? Por primera vez para nuestro país, científicos de la UBA establecieron sus ciclos en aproximadamente 30 años. Discuten qué factores los determinarían.

Por: Pablo Roset

(SLT-FAUBA) La floración de los bambúes leñosos es uno de los más grandes misterios botánicos. Sucede en ciclos muy largos, de más de 10 décadas en algunos casos, se da al mismo tiempo en toda una región y luego de producir las semillas, las plantas mueren. Como en la Argentina se desconocía la longitud de estos ciclos, investigadores de la UBA la determinaron para 13 de nuestras especies de bambú. A partir de una revisión bibliográfica de las floraciones desde el siglo XIX hasta el presente, hallaron que estos eventos masivos suceden aproximadamente cada 30 años. Además, y por primera vez para la ciencia, lograron vincular las floraciones con factores climáticos.

“En nuestro país, al igual que en toda América, había muy pocos datos acerca de las floraciones de las diferentes especies de bambúes leñosos. De hecho, sólo conocíamos la de Guadua trinii porque todo su ciclo de vida había sido documentado y publicado por Lorenzo Parodi, uno de los grandes botánicos argentinos. Por eso nos decidimos a investigar estos ciclos, que muchos habían calificado como impredecibles e infrecuentes”, comentó Carolina Guerreiro, docente de la cátedra de Botánica General de la Facultad de Agronomía de la UBA (FAUBA).

“En el marco de mi tesis de doctorado realizamos un relevamiento de la bibliografía sobre el tema desde principios del siglo XIX hasta la actualidad, además de viajes a campo y consultas a bases de datos y herbarios. Con esta información pudimos estimar, por primera vez para el país, que la mayoría de las especies de bambúes leñosos florecen a intervalos de aproximadamente 30 años. También hay algunas que florecen a los 45. Además, estimamos que las próximas floraciones van a ser las de Bambusa tuldoides en el año 2025 y la de Chusquea montana en el 2026”, explicó Guerreiro, quien también es Investigadora Asistente del Conicet.

Guerreiro destacó que su estudio, publicado en la revista Journal of Plant Research, representa un aporte al conocimiento de los bambúes leñosos, un recurso económico clave para muchos países en desarrollo en regiones tropicales y subtropicales. “Por un lado, sus cañas se usan para construir viviendas, fabricar muebles y utensilios y elaborar pasta de papel; además, sus brotes son muy nutritivos. Por otro lado, posee características biológicas que lo hacen muy bueno para disminuir la erosión de suelos y para purificar aguas contaminadas. Esto, sumado a su rápido crecimiento, hace que en muchos países sean una alternativa para bajar la presión extractiva sobre los bosques”.

¿Qué dispara las floraciones masivas?

“Si uno se pregunta por qué el bambú florece en forma masiva y periódica, es lógico pensar en algún factor ambiental que actúe en forma cíclica y en grandes extensiones. Nosotros buscamos la respuesta en factores climáticos como la temperatura y las precipitaciones”, dijo Carolina.

La docente le contó al sitio de divulgación Sobre La Tierra (FAUBA) que su investigación fue la primera en el mundo que investigó de manera sistemática la relación entre estas floraciones y algún factor del clima. “Para el NEA determinamos que hubo un período de exceso de lluvias antes de la floración masiva de Chusquea ramosissimaGuadua chacoensis y Merostachys clausenii. Por el contrario, para el sur del país hallamos un período de sequía aguda antes de que florecieran Chusquea culeou y Chusquea montana. Por su parte, las cañas del NOA no presentaron ningún tipo de relación con el clima”.

Bambúes insensibles

Según Carolina Guerreiro, el hecho de que las floraciones masivas de los bambúes leñosos no se relacionen tan claramente con eventos climáticos extremos hizo que muchos investigadores plantearan la existencia de un ‘reloj interno’ que dispararía estos eventos independientemente de la historia, del clima y del estado de las plantas. “Esta especie de ‘reloj’ determinaría en qué momento se produce la floración. Por ejemplo, podría ser a través de algún mecanismo hormonal de las plantas cuando se llega a cierto valor de algún fenómeno. Por el momento es sólo una hipótesis ya que las bases genéticas de este ‘reloj’ no fueron descubiertas aún”.

“Los eventos de floración masiva no son extraños. Muchas especies vegetales los tienen, desde el fitoplancton hasta las orquídeas y palmeras, entre otras. Por otra parte, hay numerosas especies que mueren luego de una única floración, como las plantas anuales. Sin embargo, los bambúes son los únicos que tienen ambos comportamientos: florecen todas al mismo tiempo y mueren después”.

En este sentido, la investigadora comentó, a modo de anécdota, que “un ejemplo de este misterioso reloj lo tuvimos en el Jardín Botánico de nuestra Facultad. Varias décadas atrás, Parodi plantó ejemplares de una especie de bambú, Guadua trinii, que había traído del Tigre. Durante mucho tiempo, las cañas permanecieron en estado vegetativo, es decir, sin florecer. Pero a los 30 años exactos florecieron todas juntas en el mismo momento, las del Tigre y las del botánico, produjeron semillas y luego murieron”.

“Si bien nuestros resultados no son conclusivos, ya que los datos históricos tanto del clima como de las floraciones del bambú son fragmentarios, marcan una situación para tener en cuenta en futuros estudios. Más allá de eso, creemos que la información que aportamos significó un paso importante en el conocimiento de la historia natural de este grupo de plantas”, sostuvo.