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San Luis: apoyo a la producción caprina de la Subsecretaría de Agricultura Familiar de la Nación

Si tuviésemos que dar la información a secas diríamos que fueron entregados materiales para la construcción de corrales para cabras en la zona de Santa Rosa del Conlara y el Bajo de Veliz. Pero detrás de una acción simple, se guarda una historia donde confluyen necesidades sociales, trabajo comunitario, decisiones políticas, proyecto técnico y aporte económico, entre otros puntos para tener en cuenta.

Desde la semana pasada se están entregando a productores de la agricultura familiar de esa zona, materiales para la mejora o para la construcción de corrales destinados al ganado caprino. Ladrillos, tirantes, chapas y cemento. Con un camión van haciendo el recorrido campo por campo, donde dejan los elementos acordados previamente con sus pobladores.

Es parte de un desembolso de Aportes No Reintegrables (ANR) de un proyecto correspondiente al Régimen para la Recuperación, Fomento y Desarrollo de la Actividad Caprina, que asciende a un millón 200 mil pesos. En el proyecto están contemplados 73 productores.

Para poder conocer las necesidades de los campesinos de la zona comprendida entre Santa Rosa y el Bajo de Veliz se tuvo que hacer un trabajo fino para determinar cuáles eran las carencias comunes que atravesaban a la mayor parte de los productores.

Esa tarea estuvo a cargo de técnicos de la Secretaría de Agricultura Familiar, Coordinación y Desarrollo Territorial de la Nación, que en forma conjunta con otros pares de INTA, Senasa, Ministerio de Medio Ambiente, Campo yProducción y Universidad Católica de Cuyo, coordinaron las acciones para planificar y redactar el proyecto.

No obstante, antes de sentarse a redactarlo fueron necesarias muchas horas de reuniones y articular actividades con el conjunto de los productores hasta que se le pudo dar forma.

La historia comenzó unos cuatro años atrás, cuando iniciaron las reuniones de la Mesa Caprina en la zona del Conlara. “A partir de un par de parajes que están más consolidados en la organización de la comunidad se dio la posibilidad de sumar fuerzas para la producción del sector caprino”, apunta el técnico de la Subsecretaría de Agricultura Familiar Leonardo Janjetic.

– ¿Cuál fue el trabajo y los pasos desde lo técnico?

Tratamos de mantener unida la Mesa Caprina con las cosas que tenemos a mano para trabajar. Hicimos capacitaciones, trabajamos el tema sanidad caprina, la implementación de uso  del  boyero eléctrico para disminuir la superficie donde camina la cabra. Se realizó la feria de intercambio de chivos, que sirvió para reivindicar la actividad, donde el productor se encontró con sus vecinos y pudo conocer otras producciones.

En el proyecto que armamos desde la mesa caprina tratamos que quedara reflejada técnicamente la mayoría de los temas referidos a la actividad. Pudimos incluir alimentos, mejora en la infraestructura de los corrales, la implementación de uso del  boyero eléctrico y la mejora genética con el propósito de incorporar chivatos de raza.

– ¿Fue difícil poner en común las necesidades? ¿O éstas se reducen a dos o tres puntos principales?

Lo que respecta a la alimentación y a la infraestructura de los corrales fue una necesidad colectiva. Después hay algunos que quieren dar un salto en cuanto a la genética. Otros que están cerca del pueblo y quieren producir quesos.

Pero lo que reúne a todos es el alimento a través de fardos o silaje a un costo que permita mantener la actividad de la cabra. No podemos comprar un fardo de 120 pesos para la cabra. Nosotros apuntamos a tenerlo en 35 ó 40 pesos. Y que aquéllos que pueden producir el alimento lo hagan circular por los siete parajes contemplados en el proyecto. Hacer una cuestión solidaria. Los que tienen más potencialidad le ofrezcan al resto, sin ir a pérdida con su producción.

En este contexto, ¿cuál es la caracterización que se hace sobre las familias que se dedican a las cabras? “Este es un sector muy castigado, que se lo asocia a la pobreza y es el más olvidado de la agricultura familiar”, reflexiona Janjetic, defensor del productor cabritero.

“Por el contrario, yo creo que es el más arraigado y el que más en contacto está con su lugar –agrega el técnico-. Es quien conoce el terreno al detalle, porque vive allí. Es muy difícil sostener la producción de cabras yendo y viniendo desde una población. Por eso digo que el productor caprino protege el territorio y a esto lo destaco mucho”.

No sólo es férreo defensor del productor cabritero, sino que también pondera las virtudes de la cabra: “tiene la capacidad de convertir en alimento lo que otros animales no consumen. Un arbusto, por ejemplo, lo convierte en carne de excelente calidad y sana. Desde ese lugar me parece muy importante todo lo que podamos hacer por el productor caprino porque es lo que más se adapta a esta tipo de zonas…”

Los técnicos de la Secretaría de Agricultura Familiar que trabajaron con esta producción y que coordinaron el proyecto desde la hora cero fueron Pablo Venturelli y Leonardo Janjetic. También participaron por el INTA Marcelo Pereyra y Vanesa Abdala. Además  están involucrados técnicos de la Universidad Católica de Cuyo, de SENASA y del Ministerio del Campo.

Fotos: Prensa SAF San Luis