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La papa, dónde se produce y qué se investiga sobre ella en San Luis

Patricia Bazán, Ingeniera agrónoma, especialista en gestión ambiental, a cargo de la asignatura Horticultura en la FICA-UNSL.

La hortaliza que más se consume en nuestro país es la papa. Su cultivo y las investigaciones que se realizan para el mejoramiento de su calidad y la producción son poco conocidos. El Semiárido se acercó hasta la Facultad de Ingeniería y Ciencias Agropecuarias de Villa Mercedes para dialogar con la ingeniera agrónoma Patricia Bazán. Detalles históricos, la papa semilla, la papa comercial, además del avance en investigaciones para la zona y de los trabajos tecnológicos transgénicos, fueron temas tratados durante la charla sobre este tubérculo casi omnipresente en nuestra cocina.

Patricia Bazán, Ingeniera agrónoma, especialista en gestión ambiental, a cargo de la asignatura Horticultura en la FICA-UNSL.

Patricia Bazán es Ingeniera agrónoma, especialista en gestión ambiental, a cargo de la asignatura Horticultura, materia que se dicta en cuarto y quinto año de la carrera de Ingeniería Agronómica. Es directora del proyecto de investigación “Biohorticultura en el kilómetro cero”, nueva tendencia en las producciones a nivel mundial donde lo que se busca es dar valor a la producción local, lo cual genera muchos beneficios.

Hay un dato ilustrativo proporcionado por la profesional que vale la pena recrear: En la zona de Villa Mercedes se cultivaban unas 400 hectáreas de papa durante los años ’50. Está documentado desde los libros del entonces Consorcio de Riego -ahora San Luis Agua-. Apellidos como Amitrano, Panunzzio o Lazzarini eran los conocidos en el medio. La producción se cargaba en los vagones de Ferrocarril -que por ese entonces también había y funcionaba- con destino a Buenos Aires.

Recuerda la profesora que en San Luis hay una zona, la de La Carolina,  que por sus excelentes características agroecológicas se puede producir la papa semilla y que la provincia contaba con una ley protectora al respecto.

Uno de los problemas que tiene la papa es que se trata de un cultivo al que lo afectan muchas enfermedades y muchas plagas, por lo tanto hay que multiplicar los cuidados para su producción. Entre ellas se destaca el pulgón, que transmite los virus. Como no llegan hasta la altura de la zona de Carolina, El Arenal, Cañada Honda, El Durazno, más las características del suelo, la convierten en una zona especial para la papa semilla.

De allí la necesidad de que por pauta legal haya una barrera sanitaria y que no se siembre producción comercial, además de otras normas que protejan el cultivo en altura de la papa semilla para contar con tubérculos de excelente sanidad, nos ilustra Patricia Bazán.

En lo que concierne a la papa para consumo, comenta que la zona principal de cultivo en la actualidad en la provincia es la de Quines y Candelaria y en menor superficie la zona de San Pablo. Allí se han establecido productores de la provincia de Córdoba y de la zona núcleo de la producción de papa, como es la de Balcarce, Tandil y Tres Arroyos en la provincia de Buenos Aires.

La ingeniera advierte que la papa que sale de la provincia a veces lleva la denominación de San Luis, pero que también se utiliza la de Córdoba o provincia de Buenos Aires. No hay un control estricto.

Para eliminar este tipo de situaciones se debieran implementar los códigos de buenas prácticas agrícolas para una producción sustentable y saludable. «La trazabilidad es un horizonte al cual debemos dirigirnos para lograr una excelencia de producto», afirma.

En la Facultad de Ingeniería de la UNSL se realizaron ensayos sobre variedades de papas. La variedad «spunta» es antigua y proviene de Holanda, país muy importante en el desarrollo de variedades comerciales. Es un tipo que se ha adaptado a nuestro país con excelentes rindes, aunque no siempre ese rinde es acompañado con la calidad.

De allí que el INTA Balcarce hizo un «gran trabajo para el mejoramiento de la calidad creando nuevas variedades», comentó Bazán. «Podemos hablar de variedades para hacer puré, ñoquis o papas fritas, es decir específicas para cada uso».

Eso va acompañado por el establecimiento de empresas multinacionales en la zona de Mar del Plata que industrializa esta variedad de producciones de la papa.

La variedad «pampeana INTA» fue la que mejor se adaptó en las pruebas que se realizaron en el predio de la Facultad en Villa Mercedes, con rindes que superaron las 25 toneladas por hectárea, lo cual es considerado como un «excelente rendimiento» para la zona.

Esta variedad está adaptada para la producción de puré y papa frita, su forma es elíptica de piel lisa amarilla y pulpa blanca y más resistente a algunas plagas. Explica que cuando vamos a la verdulería no solicitamos papa para puré o papa para ‘papa frita’. En algunos países ya se vende por uso específico. Acá no. Inclusive en general la producción apunta más a obtener altos rindes y no especificidades de consumo.

La papa es la principal hortaliza que consumimos, afirma la ingeniera agrónoma. Si bien no hay estadísticas fehacientes, por estudios focalizados que se realizaron, aportaron como resultado que en el país se consume alrededor de los 40 kilos por año, por persona.

La papa se reproduce de forma agámica, es decir, asexuada, a través del mismo tubérculo. Si una persona quiere empezar con la producción de papa, tiene dos opciones para la siembra. Una de ellas es la papa semilla, tubérculo de unos 50 gramos, certificado, de tamaño chico, cuyo costo es mayor pero garantiza calidad de la plantación.

La otra, que es una práctica entre los productores paperos de muchos años, consiste en conseguir tubérculos grandes, sanos, a los cuales se los troza de manera que cada uno tenga una yema.

«La papa necesita recuperar buena fama. Socialmente le armaron mala fama. Se necesita revertirla porque contiene nutrientes muy importantes para la alimentación, entre otros, carbohidratos, minerales y vitaminas», afirma Bazán.

¿Qué desafíos se deben afrontar en cuanto a investigación, para mejorar la producción?

Hay muchas cuestiones por investigar. De hecho probar nuevas variedades. Cuáles de éstas se adaptan mejor a la zona, teniendo en cuenta el objetivo. Eso se relaciona con el manejo en cuanto a distancia de plantación y dosis de fertilización, ya sea con inorgánicos o abonos orgánicos. La técnica de riego por goteo haría diferencia en nuestra zona. A las hortalizas necesitamos hacerlas bajo riego. Sería un trabajo de investigación que permitiría una labor estratégica y de valor para la producción de la papa.

¿Qué otras exploraciones se realizan sobre la papa?

En el Conicet se están haciendo trabajos tecnológicos sobre variedades transgénicas. Están buscando la resistencia a la sequía, dado los cambios climáticos y la falta de agua de calidad que se registra a nivel mundial.

En el país se hace estudio del genoma de las papas andinas. El INTA Balcarce cuenta con un banco de germoplasma para la creación de nuevas variedades. La papa andina es un tesoro que nos dejó la cultura de los Andes. Muchos de esos genes nos dan información sobre la resistencia a sequía y a plagas que permitirán crear nuevas variedades.

Incluso hay otra parte transgénica que es resistente a virus. No obstante lo transgénico no tiene buena receptividad social. Sobre todo aquéllos que implican consumo directo. A veces por mala información. Tampoco hay una proyección en el tiempo, cuyo estudio diga que los productos transgénicos pueden traer, o no, problemas para la salud.

Se acaba de permitir la comercialización de productos y subproductos derivados de la primera papa transgénica TIC-AR233-5 resistente al virus PVY también conocido como “virus Y de la papa”.

Fotos: El Semiárido.