Poco más de un centenar de mujeres campesinas mantuvieron un encuentro en el cual desmenuzaron los problemas comunes por los que están atravesadas, como la falta de infraestructura y servicios, la violencia familiar y la falta de integración en algunas tareas de campo, entre otros. No obstante, al finalizar el día les quedó claro que no son visibles, no tienen reconocimiento y que, por tanto, lo esencial es organizarse con el fin de ser escuchadas en el conjunto, porque tienen la certeza que la salida es colectiva y no individual.
El lugar elegido para la reunión fue la “Granja de Eli”, donde reside Eli Amieva junto con su compañero Mario Guerra, en la localidad de Donovan. En su espacio se levantó una carpa donde se realizaron charlas, talleres y disfrutaron de números artísticos – musicales. El motivo fue la conmemoración del día de la Mujer Rural.
Llegaron mujeres campesinas de diversos puntos de la provincia: Río Grande, Los Molles, El Trapiche, Villa de la Quebrada, Luján, San Francisco, Las Huertitas, Nogolí, el Chorrillo y las locales de Donovan. Las que venían de Lafinur no pudieron arribar porque se rompió el micro en el que viajaban.
La organización del encuentro estuvo a cargo de la Asociación Civil Donovan. Se sumaron el Frente de Todos Madre, el Frente de la Esperanza, El Ministerio de la Producción de la provincia de San Luis, la Secretaría de la Mujer, Diversidad y Género, también del gobierno provincial, y la agrupación Canpo.
La anfitriona del lugar, Eli Amieva, comentó que el ministro de Producción Juan Lavandeira y la Secretaria de la Mujer Ayelén Mazina, pudieron dialogar con las mujeres presentes y aproximarse a la problemática que vivencian en el ámbito rural. Rescató que pudieran conocer sin intermediarios cuál es la realidad de las mujeres en la ruralidad de San Luis.
Lo mismo ocurrió con Fernando Rizza, actual Director de Desarrollo Productivo y Sustentable del Ministerio de Agricultura, Ganadería y Pesca de la Nación. Escuchó las demandas de las mujeres presentes. Le reclamaron por proyectos del programa “En nuestras Manos” que fueron aprobados el año pasado, pero aún no fueron desembolsados.
Eli Amieva comentó que la inquietud de realizar este encuentro de mujeres en Donovan viene desde hace tiempo, aunque fue la primera vez que se pudo realizar. El año pasado fue imposible por el tema de la pandemia. “Había necesidad de que compartiéramos charla y los problemas que nos aquejan a las mujeres campesinas en cada lugar donde habitamos”, afirmó.
“Necesitábamos que, aunque sea, nos reconociéramos nosotras mismas, porque no hubo ni gobernación, ni intendente, ni gobierno alguno que haya declarado de interés al día de la mujer campesina o que haya emitido alguna declaración”, fundamentó Eli.
Dada la situación por la que transitan, era necesario hacerse visibles, de allí la iniciativa de convocar a un encuentro. “La mujer campesina en este momento no es visible. Somos y no somos. Trabajamos campo adentro, pero no tenemos el reconocimiento de nadie”.
El acceso al agua, a la tierra, a la conectividad, a la salud, a la seguridad, son problemas comunes a las mujeres campesinas que llegaron desde diferentes puntos de la provincia a Donovan. Es decir, problemas estructurales que en pleno siglo 21 aún no encuentran respuesta por parte de las autoridades de aplicación.
Una de las inquietudes sobre la que se dialogó y se promoverá acciones, es en impulsar a través de los legisladores nacionales que haya una jubilación para las mujeres campesinas. “Siempre se habla del peón rural, pero de la mujer, nada”, sentenció Eli.
Ya programaron un nuevo encuentro de mujeres, pero en el cual también participen hombres y los organismos de Estado, ya sea provincial y nacional, que estén relacionados con la temática de la agricultura familiar. “Es necesario que dialoguen, que conozcan qué es un foro y que conozcan la problemática real”, explicó.
Lo que quedó claro para las mujeres asistentes al encuentro de Donovan es la necesidad de agruparse, juntarse, organizarse, con el fin de ser escuchadas en el conjunto, porque tienen la certeza que la salida es colectiva y no individual.
Taller de mujeres campesinas
En una parte del encuentro las mujeres participaron de un taller realizado dentro de la carpa que se había montado. Coordinado por Carla Rodríguez, de la agrupación Canpo, la intención era generar diálogo y encuentro. A través de dinámicas participativas se formaron grupos para compartir los problemas y cuáles las soluciones sugeridas.
Los problemas comunes están redactados más arriba. Infraestructura y servicios son carencias que atraviesan a todo el campesinado. No obstante, también aparecieron datos sobre algunos específicos que también se deberán atender, como la falta de un cuartel de bomberos en zonas donde se produjeron incendios y hubo cuantiosas pérdidas.
La violencia en la familia fue otro de los emergentes escuchados. Es ejercida no sólo por la pareja, sino, también, por hijos. Con lo cual la mujer queda aislada, porque, además, muchas veces en la policía no le toman las denuncias que van a realizar.
También se habló de que hay tareas en las cuales las mujeres no tienen participación, como ocurre con el caso del tractor. Éste es exclusividad del hombre de la casa. Tienen que insistir mucho tiempo para lograr que se les permita realizar esa tarea.
En los grupos se solicitó que el Estado tenga mayor presencia, como así también organizarse y establecer redes entre ellas. También se habló de la necesidad de conocer las leyes que las protegen, dado que no cuentan con información suficiente.
Dentro de las actividades que se desarrollaron, Paulina Calderón coordinó un taller sobre “menstruación responsable”, desde la Secretaría de la Mujer de la Nación también se acompañó mediante charla y folletería para que se sepa que allí hay un lugar de contención; desde el Ministerio de la Producción se habló sobre los créditos disponibles y el alcance que tienen. Otro de los temas que se trataron fue el de monotributo social, sus virtudes a la hora de adherir.
