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Tilisarao: primeros datos de plantas logradas con siembra aérea de cultivos de cobertura

Se conocieron las primeras mediciones sobre la cantidad de plantas logradas en siembra aérea de cultivos de cobertura en el Valle del Conlara, implantados en lotes de maíz, con un manejo orientado al control de malezas.

La experiencia se realizó en el establecimiento Don Andrés, cerca de Tilisarao, donde la densidad utilizada en la siembra aérea fue de 30 kilos por hectárea para centeno y 40 kilos para cebada forrajera, a razón de 60 y 40 semillas por metro cuadrado, respectivamente.

Después de cuatro años de incorporar la implantación planificada de cultivos de cobertura, el ingeniero agrónomo y productor Marcelo Bongiovanni decidió probar la siembra aérea de cultivos de cobertura en lotes de maíz, una tecnología que le permite ganar tiempo ya que la cosecha de este cereal en San Luis, en la mayoría de los casos, se hace en junio-julio, cuando ya no hay condiciones para implantar los cereales de invierno.

En su campo cerca de Tilisarao, el profesional logró con la incorporación de los cultivos de cobertura una mejora en el control malezas, en especial rama negra; protección frente a la erosión eólica e hídrica, mejora en la estructura del suelo, aumento de la infiltración del agua en el suelo, entre otros beneficios.

Los costos de la siembra con avión son más económicos que el uso de máquina terrestre porque una empresa cordobesa (Grandes Aviones S.A.) se instaló en Tilisarao para brindar el servicio de pulverización y siembra aérea. En medio día el avión sembró 125 hectáreas: “En estos años, probé con triticale, centeno y cebada forrajera; esta última es la que mejor se ha comportado, porque tiene un ciclo más largo, demora en encañar, tolera bien los fríos y deja buena cobertura, pero lo mismo hay que seguir ensayando con distintas especies y manejos para ir mejorando la técnica”

Bongiovanni también es investigador-docente de la Universidad Nacional de San Luis y en su campo realiza paralelamente ensayos con cultivos de cobertura en conjunto con el especialista del INTA San Luis Juan Cruz Colazo, donde utilizando un testigo sin sembrar, miden consumo de agua, biomasa producida, efecto sobre la emergencia de malezas, rendimiento del cultivo sucesor, entre otras variables.

“Estos son suelos francos a franco-limosos, y normalmente durante el invierno, pierden entre 40 y 60 mm por evaporación. Los cultivos de cobertura utilizan esa agua y la transforman en biomasa, que mejora las características del suelo agrícola”. Por otra parte, la inclusión de los cultivos de cobertura hace que los suelos tengan mayor actividad biológica durante todo el año, que permitiendo un mejor ciclado de los nutrientes”, explicó Bongiovanni al adelantar que comenzará a probar con vicia por su aporte de nitrógeno.

Fotos: Gentileza Ing. Marcelo Bongiovanni