Productores de la Mesa Caprina del Norte de San Luis junto con técnicos de la Subsecretaría de Agricultura Familiar de la Nación (SsAF) seleccionaron y compraron reproductores caprinos machos y hembras en la cabaña caprina de raza Boer “Establecimiento Don Aldo”, propiedad de Marcelo Crotta, ubicada en Alcira Gigena, provincia de Córdoba.
El propósito de esta compra de reproductores es mejorar la aptitud carnicera del cabrito, para obtener por medio del cruzamiento de las cabras criollas con machos Bóer, cabritos lechales o mamones de buen desarrollo en pocos días y mejorar la conformación de carcaza, además de contar con la posibilidad de lograr cabritos pesados.
El cabrito mamón es el principal producto que comercializan los integrantes de esta zona, cuya territorialidad se extiende por el Valle del Conlara, al noreste de la provincia de San Luis.
Para optimizar los productos que la cadena de producción caprina genera existen dos mecanismos: mejorar el recurso animal disponible en estos sistemas o mejorar el entorno en los que se desempeñan.
La Subsecretaría de Agricultura Familiar de la Nación en San Luis a través del equipo socio territorial del Valle del Conlara trabaja desde hace varios años sobre el manejo de las majadas, alimentación y en el presente año tiene fuerte impulso la infraestructura, además del mejoramiento de sus cabras criollas.
Estas acciones se realizan apoyadas por aportes económicos recibidos por un proyecto financiado a través de la Ley Caprina, que en el territorio es ejecutado entre la Subsecretaría de Agricultura Familiar de la Nación, INTA y SENASA.
La Subsecretaría de Agricultura Familiar forma parte del Ministerio de Agroindustria de la Nación. En San Luis cuenta con la coordinación del ingeniero agrónomo Marcos Gatica.
El contacto y la coordinación con el cabañero para la realización del viaje estuvo a cargo del técnico de terreno que trabaja en la zona del Conlara, ingeniero agrónomo Leonardo Janjetic, uno de los responsables del proyecto caprino; lo acompañaron el médico veterinario Adrián Bianchi, los ingenieros agrónomos Jorge Jornet y Roberto Luna y los productores Rubén Miranda, de Bajo de Véliz, y Sergio Curletto de El Duraznito.
Además de seleccionar los reproductores, el viaje tuvo como finalidad tomar contacto directo con el cabañero, dado que desde otros trabajos socioterritoriales de la provincia también se visualiza la posibilidad de incorporar genética a los hatos caprinos.
Para este caso y considerando que las majadas corresponden al biotipo criollo, se ha sugerido la incorporación de reproductores de la raza bóer, para mejorar los aumentos diarios de peso que se suman a la rusticidad y la adaptación al clima y los pastizales que tiene el criollo. Los cabritos cruza bóer registran altas ganancias diarias de peso vivo, llegando a los 170 g/día, pesando alrededor de 15 kg. a los 60 días.
Los chivitos de la raza bóer al nacer tienen buen desarrollo y peso, lo cual sumado a la velocidad de crecimiento posibilita vender chivitos de igual peso que una criolla pero en menor tiempo. Además permite liberar antes la cabra para su recuperación.
Para la selección de los reproductores, lo primero que se hizo fue liberar los cabritos para poder evaluar su conformación física general y que responda fenotipo de la raza bóer, de cuerpo blanco con el cuello, cabeza y orejas coloradas, excepto el frente de la cara y el hocico. Pelaje corto pero grueso. Cuerpo simétrico y corpulento, con marcada conformación carnicera.
Pasada esta primera instancia, se realizó una revisación en forma individual, que consistió en inspección bucal, ocular y testicular.
Como última acción se realizó la operación comercial por un total de 11 reproductores, 10 machos y una hembra. Serán trasladados en el mes de octubre a fin de cumplimentar el proceso de destete y el calendario sanitario.
Fotos: Prensa SsAF San Luis.