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La cuenca de La Cumbre, al borde de una nueva catástrofe ambiental: el suelo se desangra entre cárcavas y lluvias extremas

La historia parece repetirse en el sudoeste de La Cumbre. Allí, donde la tierra supo sostener un equilibrio natural entre el monte nativo y los cultivos, hoy se vislumbra el avance de un proceso erosivo que amenaza con transformarse en una nueva tragedia ambiental, similar a la que dio origen al Río Nuevo en la Cuenca del Morro.

El deterioro ya es visible en el camino Donovan–Juan W. Gez, donde las laderas muestran signos alarmantes de erosión y pérdida de suelo. Las imágenes satelitales, los modelos digitales de elevación y los registros pluviométricos de los últimos veinte años confirman lo que los técnicos temen: los lotes agrícolas se siembran a favor de la pendiente, sin prácticas de conservación, exponiendo el suelo a una degradación acelerada.

Los estudios realizados sobre la cuenca muestran que, aunque las precipitaciones anuales no son particularmente elevadas, menores que en otras zonas húmedas de San Luis, el problema radica en la concentración de las lluvias en pocos eventos de alta intensidad.


En las localidades de Donovan, Juan W. Gez y La Cumbre, los máximos diarios registrados durante las últimas dos décadas alcanzaron entre 90 y 110 milímetros en apenas 24 horas. Estos aguaceros violentos, de corta duración, pero gran energía, superan la capacidad de infiltración de los suelos, provocando escorrentías masivas que arrastran toneladas de tierra fértil.

Según los registros climáticos, en la zona se producen en promedio 1,2 días por año con lluvias superiores a 40 milímetros. Puede parecer poco, pero cada uno de esos eventos tiene un altísimo poder erosivo, especialmente cuando la cobertura vegetal es mínima y las pendientes son pronunciadas.

Las imágenes fueron tomadas hace una semana sobre el camino que une Donovan con Juan W. Gez.

La cuenca sudoeste de La Cumbre lleva décadas bajo uso agrícola intensivo. La sustitución de los pastizales naturales por cultivos comerciales como soja y maíz alteró profundamente el equilibrio del ecosistema.

La remoción de la vegetación nativa redujo la cobertura protectora del suelo, afectando su capacidad de retener agua y favoreciendo la formación de surcos, cárcavas y escurrimientos superficiales.

En el último año, muy pocos productores incorporaron cultivos de servicio, una herramienta clave para mejorar la estructura del suelo y reducir la erosión. En consecuencia, los relevamientos con índice NDVI (Normalized Difference Vegetation Index) muestran una alarmante escasez de vegetación permanente: las cárcavas aparecen desnudas, sin empaste vegetal, multiplicándose en extensión y profundidad.

Las zonas más afectadas se concentran en los alrededores de Estancia La Juanita y a lo largo del camino Juan W. Gez–Donovan, donde la pérdida de suelo es ya visible a simple vista.

NDVI de 1 de agosto de 2025 muestra la poca adopción de esta cama de cultivo de servicio.

Un espejo de la tragedia de la Cuenca del Morro

Los procesos observados hoy en La Cumbre guardan una inquietante similitud con los que originaron la crisis ambiental en la Cuenca del Morro. Allí, la deforestación y la expansión agrícola generaron un desequilibrio hidrológico: al reducirse la evapotranspiración y aumentar la infiltración en profundidad, los acuíferos se saturaron, emergiendo flujos subterráneos que erosionaron el suelo desde abajo.

El resultado fue la formación de profundas cárcavas y, finalmente, el nacimiento de un nuevo río que modificó drásticamente el paisaje y la dinámica productiva de la región.

Hoy, los especialistas advierten que La Cumbre podría encaminarse hacia un destino similar si no se adoptan medidas urgentes de manejo del agua y conservación del suelo.

El escenario actual exige un cambio profundo en las prácticas agrícolas y en la planificación territorial. Los técnicos recomiendan avanzar en planes de reforestación, rotaciones con pasturas, cultivos de cobertura y manejo integrado de cuencas, además de obras que controlen el escurrimiento superficial.

Insisten que la prevención es la única herramienta capaz de frenar una degradación que, de continuar al ritmo actual, podría derivar en la pérdida irreversible de suelos productivos y la aparición de nuevos cauces de erosión masiva.

Este es el mapa de precipitación máxima en 24 hs en los últimos 20 años. Esto va acompañado de las referencias que están en milímetros.

La cuenca sudoeste de La Cumbre está dando señales claras: el suelo ya no puede esperar. Si no se actúa pronto, la próxima catástrofe ambiental de San Luis podría estar gestándose, silenciosa, bajo los surcos de una agricultura que olvidó mirar hacia las pendientes.

Sin obtener respuesta, este medio intento nuevamente tener una opinión de la Secretaria de Ambiente y Desarrollo Sustentable de la provincia, responsable de hacer cumplir la Ley de Suelos de San Luis.

La catera ambiental anunció el año pasado que se ocuparía de otra cuenca con grandes problemas, como La Petra, que por la ausencia del Estado en hacer cumplir una ley específica que la protege, sigue erosionándose y llenando de sedimentos el Dique Paso de Las Carretas.

En abril pasado y en lo que se constituyó un severo llamado de atención para las autoridades ambientales de la provincia, la Defensoría del Pueblo de la Provincia de San Luis emitió la Resolución 005-DdP-25, mediante la cual exhorta al Poder Ejecutivo provincial a declarar la Emergencia Pública Ambiental en la Cuenca de La Petra y su área de influencia. La medida se fundamenta en la alarmante erosión hídrica que amenaza los recursos naturales, la capacidad de almacenamiento de agua y la salud pública.

El diagnóstico realizado por el organismo revela un proceso severo de erosión hídrica causado por la combinación de pendientes pronunciadas y suelos blandos o friables. Esta situación ha generado impactos críticos en varios frentes, pero el mas grave es la colmatación del dique Paso de las Carretas que ha perdido cerca del 30% de su capacidad de almacenamiento, afectando el suministro de agua potable a través del Acueducto del Oeste. También se reportan problemas similares en los diques Saladillo y La Estrechura.

Hasta la fecha, las autoridades provinciales no han movido ni un dedo.

Modelo digital de elevación.

Red de drenaje en base a modelo digital de elevación.

Principales redes de drenaje.

NDVI de mediados de la campaña pasada en enero muestra algunas superficies degradadas.