En la jornada de aportes científicos – técnicos que en el mes de noviembre INTA organizó en la sede de Villa Mercedes para informar sobre las investigaciones que se realizan en San Luis, fueron desarrollados tres trabajos, además de todos los presentados.
Uno de ellos estuvo a cargo de la bromatóloga Flavia Quevedo, de INTA Concarán, y de la Dra. Ing. María Martha Barroso Quiroga del Dpto. de Minería, FCFMyN (UNSL) – INTEQUI (CONICET), quienes expusieron sobre “Presencia de arsénico en aguas de consumo de la provincia de San Luis. Propuesta de Mitigación”.
Como para El Semiárido el problema de la calidad del agua en San Luis es un tema que seguimos desde que iniciamos la actividad periodística de esta página web, solicitamos a las profesionales que nos remitieran un resumen sobre lo específico de su investigación. Acá sus aportes:
«La presencia de arsénico en las napas subterráneas de algunas zonas de la Provincia de San Luis -desde donde se abastece gran parte de la población- es una problemática que preocupa por su consecuencia en la salud a largo plazo; y las investigaciones deben ser orientadas a la búsqueda de una pronta solución, a fin de proveer agua segura a la comunidad.
El arsénico es ubicuo en todo la llanura chacopampeana y otras zonas de la República Argentina, mayoritariamente debido a la presencia de cenizas volcánicas y residuos loéssicos; y las concentraciones encontradas superan los 0,01 mg/L, recomendados para aguas de consumo por la Organización Mundial de la Salud.
Los efectos en la salud pueden ser variados: problemas en la piel (manchas, verrugas), daños en órganos internos, en los músculos y eventualmente, evolucionar hasta generar cáncer. Está comprobado que el consumo continuo de agua con altas concentraciones de arsénico provoca Hidroarsenicismo Crónico Regional Endémico (comúnmente conocido como HACRE).
Los métodos más usados para remover el arsénico de aguas naturales son coagulación-floculación, tecnologías de membrana (ósmosis inversa, micro y ultra-filtración, etc), intercambio iónico y la adsorción. Entre ellas, esta última es la que resulta más atractiva para su aplicación en las zonas rurales, ya que es económica, efectiva y de fácil uso y mantenimiento.
Bromatóloga Flavia Quevedo, de INTA Concarán.
En los proyectos de extensión e investigación que se encuentran en ejecución en la UNSL, el objetivo es desarrollar un filtro basado en la tecnología de adsorción, compuesto por diversos materiales de bajo costo y amplia disponibilidad (lana de acero comercial, arcillas de la provincia de San Luis, carbón activado a partir de maderas de la zona, entre otros), que pueda ser colocado en los puntos de uso de las viviendas, o en los tanques de las municipalidades de las localidades afectadas.
Adicionalmente, desde el proyecto de extensión, se hace un acercamiento a la sociedad mediante la difusión de esta problemática realizando el dictado de talleres, en donde se les enseña a los alumnos y docentes de escuelas rurales a fabricar un filtro ‘casero’ hasta que se les pueda proveer una solución tecnológica más compleja desde nuestro laboratorio.
Estos proyectos se desarrollan en un contexto inter y multidisciplinar donde convergen alumnos y docentes de tres facultades de la Universidad Nacional de San Luis e investigadores y profesionales de CONICET e INTA.
Arsénico y alimentos
En relación a los alimentos, existen diversas vías de exposición al arsénico. El consumo directo de alimentos de origen animal y vegetal con altas concentraciones de dicho metaloide, es la forma más directa de ingreso en el organismo humano.
- Alimentos a considerar
Los alimentos que pueden estar mayormente contaminados con arsénico son los siguientes:
Alimentos de origen animal:
- Pescados y mariscos
Alimentos de origen vegetal:
- Algas marinas.
- Cereales en grano, principalmente arroz. En menor cantidad pero por su mayor consumo, pan y pasta.
- Hortalizas con baja concentración de As, pero por su alto consumo, contribuye en la ingesta total de la dieta.
Bebidas:
- Agua embotellada, cerveza y café, con contenido menor, pero contribuye a la exposición por su gran consumo.
Los grupos de población más vulnerables a los efectos tóxicos del arsénico son los fetos, (ya que este metaloide atraviesa la placenta), bebés y niños, cuya capacidad de absorción es mucho mayor que en los adultos, afectándoles, principalmente, al desarrollo del sistema nervioso central.