Inicio Ganadería Fortalezas y debilidades del mercado de la carne, analizada por Luis Poggio

Fortalezas y debilidades del mercado de la carne, analizada por Luis Poggio

"No nos gusta la meseta. Siempre vamos por más. Es la consigna que tenemos para este año", dijo Poggio.

La charla periodística que mantuvo El Semiárido con Luis Poggio, representante comercial en Villa Mercedes de la empresa de remates de hacienda Alfredo Mondino, circuló por dos andariveles bien diferenciados: por el lado de las fortalezas comentó el buen momento que transita la firma, la fidelización de sus clientes y las posibilidades de expansión para el período que estamos iniciando. Por el lado de las debilidades, desde lo social observa un consumo muy deprimido, lo cual ejerce una tracción negativa hacia los valores que se pagan por el kilo de carne.

Considera que la exportación puede constituir una salida para el escenario dificultoso que atraviesa el productor ganadero, pero a su vez es consciente de que previo a ponerse en marcha es un fenómeno muy lento por los requisitos sanitarios y de proceso que se deben cumplir.

La firma Alfredo Mondino cuenta con una oficina en la ciudad de Villa Mercedes. En la provincia los principales remates los realiza en las instalaciones de la localidad de Buena Esperanza. Tiene venta a través de negocios particulares y feria física. Vale aclarar lo de “feria física”, dado que ahora también se registran los remates televisados.

“El balance es positivo en cantidad y calidad de hacienda. Tratamos que en los remates sobren las manos levantadas para comprar la hacienda”, dispara como primer concepto Luis Poggio. Afirma que uno de las premisas es trabajar “a conciencia” en todo el trayecto de la comercialización, desde conseguir los animales para la venta, los apartes, la pesada, orientar al cliente en el momento de la venta, etc.

La evolución del precio del kilo de novillo no acompañó a la inflación. Apenas un 15% por encima de comienzos del año anterior. Donde Poggio considera que se produjo un salto significativo es en la vaca y el toro de exportación, que se venden enteros. Mientras que el novillo sólo se exporta la parte que corresponde a la denominada “cuota Hilton”. En lo que respecta al ternero estima cerró el año con buen precio y la hembra con algo de retracción.

Como la vaquillona no se exporta, se destina a consumo. “El consumo está muy caído –afirma sin titubeos-; tenemos un momento muy delicado para la gente de trabajo, que vive de un sueldo o un negocio, dado que ha restringido el consumo de carne. Aunque  si la comparamos con otros productos ha aumentado en menor proporción.”

Si el animal en pie sólo aumentó un 15% respecto de una inflación que está cerca del 50% anual, ¿Cuál es el eslabón de la cadena que más pierde? De acuerdo con el análisis de Poggio, “el productor es quien más se perjudica”.

Ejemplifica: “Estamos hablando de un tanque de combustible en $ 3.500, contra un ternero de $ 6.500. En las épocas muy malas hablábamos de un tanque, un ternero. Ahora no estamos tan lejos de eso. Si el animal sigue estable y los insumos se incrementan, como se habla va a ocurrir,  va a ser anti económico producir.”

Fue más allá en su análisis. “Hoy la ecuación en los feed lots entre la ración que recibe con lo que el novillito aumenta, da como resultado que el dueño del animal todos los días va perdiendo algo de dinero. Pone un ternero de $55 y cuando lo vende lo debe hacer a $48. Creo que este esquema no puede extenderse mucho en el tiempo”.

Visualiza a la exportación como una de las salidas para este escenario, dada la tracción sobre el precio del animal, pero al tener un consumo muy decaído, tira para atrás el precio, con lo cual Poggio considera que desde el Estado se debe posibilitar que la gente tenga más pesos en la mano para poder revertir la fuerte caída del consumo.

A modo ilustrativo, El Semiárido consultó en la página del Instituto de Promoción de la Carne Vacuna (IPCVA) datos sobre el consumo por habitante en el país. Las estadísticas señalan que en noviembre de 2017 fue de 61,3 kg, mientras que en noviembre de 2018 descendió a 53,7. Desde junio decayó todos los meses, profundizándose hacia fines de año.

Como contrapartida, la exportación es un fenómeno muy lento por los requisitos sanitarios y de proceso que se deben cumplir. “Se abre el mercado, se anuncia, pero para reglamentar la faena y su ingreso hay muchos requisitos que no son fáciles ni rápidos para cumplimentar, antes de iniciarse la venta propiamente dicha”, analiza.

“Tenemos que acostumbrarnos a consumir los cortes que la importación no quiere. Uruguay hace así. Exporta lo que le compran y consume lo que queda”, reflexiona Poggio, quien a su vez considera que las carnes de cerdo o de pollo son sólo alternativas. “Convengamos que el argentino es neto consumidor de carne vacuna”, afirma. Una contradicción difícil de resolver.

“Tenemos que acostumbrarnos a consumir los cortes que la importación no quiere.»

2019 – ¿qué nos espera?

Luis Poggio efectúa un desdoblamiento de la respuesta. Una parte la circunscribe al aspecto empresarial de Mondino y la otra a lo que puede ocurrir con la ganadería en general:

Nosotros como firma vamos para adelante. Vamos por más. Hemos crecido el año pasado, un año complicado para muchas empresas. Tenemos la libertad de sumar clientes y la obligación de cuidarlos.

No nos gusta la meseta. Siempre vamos por más. Es la consigna que tenemos para este año. Estamos entre segundos y terceros en venta a nivel nacional. Este año queremos acercarnos al primero, para eso estamos armando una estructura grande en la provincia de Buenos Aires; en La Pampa, San Luis, Córdoba ya tenemos la estructura armada.

Como país, nunca somos previsibles, pero con la exportación debiéramos ganar mercados nuevos o exportar más a países a los que ya les vendemos. Si los números andan bien, podremos avanzar.

¿El productor está preparado para la apertura de la exportación?

No es fácil llevar a un novillo de los 400 kilos a los más de 500 para la exportación. Hay otros tiempos, se le debe dar otro tipo de comida. Ahora se aumenta el peso de faena de la hembra hasta 380. Esto va a traccionar para que quede más hacienda para exportación. Cuando el precio de la exportación se despegue del de consumo, habrá que buscar hacer más novillo de exportación.

Producción propia de El Semiárido