Ocho estudiantes avanzados de Ingeniería Agronómica de la Facultad de Ingeniería y Ciencias Agropecuarias (FICA) de la Universidad Nacional de San Luis participaron este jueves de una intensa y formativa gira técnica por distintas explotaciones frutihortícolas del corredor Quines–Candelaria, uno de los polos productivos más dinámicos del norte provincial.
La actividad fue organizada por el gerente del Consorcio de Regantes de la zona, Pedro Bidoggia, y por el técnico del INTA Quines, Héctor Andrada, quienes diseñaron un programa equilibrado que integró establecimientos pequeños, medianos y grandes, con el objetivo de mostrar a los futuros ingenieros la diversidad productiva y los desafíos que enfrenta la región bajo riego.
Los estudiantes llegaron acompañados por el profesor Rolando Lucero, quien fue de la iniciativa y también participo en la organización en su calidad de ingeniero Agrónomo y profesor adjunto de Fruticultura, y antes de iniciar la recorrida participaron de una instancia académica. Una exposición sobre el rol del Senasa en la producción frutal, brindada por Victoria Frigidi, supervisora regional de Protección Vegetal del Senasa La Pampa–San Luis.
Lucero ya había recorrido junto a los estudiantes establecimientos de Leandro Alem y Lujan. Después de Quines, continuaron con otro programa en el Valle de Traslasierra.
Durante la apertura de la gira, el técnico de INTA Quines, Héctor Andrada, destacó que el programa buscó mostrar de manera equilibrada “la potencialidad y las limitantes” del corredor, tanto en emprendimientos hortícolas como frutícolas, siempre bajo el eje del riego como motor productivo. Explicó que cuando se habla de “corredor Quines–Candelaria” se hace referencia principalmente a la zona de riego superficial y por aspersión, mientras que la llanura norte incluye un espectro más amplio de actividades agrícolas.
Asimismo, Andrada subrayó la decisión de invitar a Senasa para que los estudiantes comprendieran cómo funcionan los sistemas de fiscalización y exportación, especialmente en dos rubros de fuerte presencia en la región: la alfalfa y la papa, ambos productos con una marcada orientación al mercado externo.
La jornada cerró con un balance altamente positivo por parte de los organizadores, quienes destacaron la importancia de que los futuros agrónomos conozcan en terreno la realidad productiva del norte puntano y comprendan cómo se articulan los distintos actores —productores, instituciones de riego, INTA, Universidad y Senasa— para sostener la sanidad, la productividad y las oportunidades comerciales de la región.




Durante la charla, Frigidi explicó de manera clara y didáctica cómo funciona el organismo en materia vegetal y por qué su actuación resulta determinante para asegurar la inocuidad y la competitividad de las producciones regionales.
Recordó que Senasa se estructura en tres áreas sustantivas —Sanidad Animal, Protección Vegetal e Inocuidad Alimentaria— y señaló que, incluso entre profesionales del agro, suele haber mayor conocimiento sobre las funciones vinculadas a lo animal que sobre las referentes a los cultivos.
En su exposición, la supervisora se enfocó en Protección Vegetal, cuyo objetivo central es evitar la diseminación de plagas en el mercado interno y en el comercio internacional. Ese propósito, explicó, da marco a la elaboración de normativas, al registro y evaluación de agroquímicos y a los distintos programas fitosanitarios que aplica el organismo.
Alineada a los criterios de la Organización Mundial del Comercio, Frigidi precisó que Senasa entiende por “plaga” a todo agente que afecte cultivos y genere mermas productivas o restricciones comerciales: insectos, malezas, nematodos, enfermedades fúngicas, bacterianas y virosis.
La funcionaria subrayó la importancia de conocer qué plagas están presentes y cuáles ausentes en cada región del país, para lo cual Senasa trabaja mediante monitoreos a campo, relevamientos sistemáticos y aportes de informantes calificados, como universidades, INTA y laboratorios especializados. Mencionó el caso del laboratorio de Biología Vegetal del INTA Junín (Mendoza), cuyas detecciones —por ejemplo, de Sharka— alimentan los sistemas de alerta y permiten sostener estándares sanitarios exigidos por países importadores.
En ese sentido, ejemplificó que, si un mercado como Bélgica exige damascos libres de Sharka, Senasa debe demostrar que la fruta proviene de áreas monitoreadas y certificadas como libres de la enfermedad.
Otro de los ejes de la exposición fue el control del material de propagación vegetal, fundamental en cualquier emprendimiento frutal. Frigidi remarcó que los viveros inscriptos por Senasa e INASE garantizan material sano y de calidad, evitando introducir en los montes enfermedades que pueden permanecer latentes durante años. Mencionó como referencia el caso del HLB en cítricos, una bacteriosis sin cura cuyo control en Argentina se basa en la producción bajo cubierta y en la estricta verificación de plantines.
Tras la instancia introductoria, los estudiantes iniciaron una recorrida guiada por distintos establecimientos del corredor Quines–Candelaria, donde pudieron observar cultivos hortícolas y frutícolas bajo riego superficial y por aspersión.




El programa incluyó:
• Establecimiento “Los Nogales” – Recibe: Demetrio Cásares
Los alumnos observaron cultivos de sandía, melón, tomate y la técnica de injerto en plantas de rosa, práctica que abre la puerta a múltiples aplicaciones en propagación y manejo sanitario.
• Establecimiento “El Inglés” – Recibe: Nicolás Cabañes
En este predio se recorrieron lotes de maíz para choclo, melón, sandía y tomate redondo, característicos de la producción hortícola intensiva de la zona.
• Establecimiento “La Amarilla”, en Candelaria – Propietario: Marcelo Regeiro
Allí se pudo observar la implantación del cultivo de batata y el manejo de almácigos, una fase técnica decisiva para lograr uniformidad y vigor en la producción.
• Frutales de almendro – Establecimiento “La Buena Fe”, de AGROZIRA SA
El grupo recorrió uno de los emprendimientos frutales más relevantes del norte puntano, donde se desarrollan montes comerciales de almendros en expansión, destacándose el potencial de diversificación productiva de la región.











