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El Oasis logra la habilitación para exportar bovinos y consolida un modelo productivo integrado

Ubicada en Leandro Alem, a 120 kilómetros al norte de la ciudad de San Luis, la Estancia El Oasis no solo se proyecta hoy como un establecimiento modelo en términos productivos y tecnológicos, sino que además marca un hito para la ganadería provincial. Con la aprobación final de SENASA, El Oasis se convirtió en el segundo feedlot de San Luis habilitado para exportar carne bovina, después de Ser Beef, consolidando a la provincia dentro del mapa nacional de la carne con destino internacional.

Este logro adquiere una relevancia especial en un contexto donde las exigencias sanitarias, ambientales y de trazabilidad son cada vez más estrictas. La habilitación no solo valida el sistema productivo implementado en el establecimiento, sino que también posiciona a El Oasis como un actor estratégico en la apertura de nuevos mercados externos, especialmente Europa y Asia, aportando valor agregado y competitividad a la ganadería puntana.

Después de años de inversión, aprendizaje y decisiones estratégicas, la Estancia El Oasis alcanzó uno de los hitos más relevantes de su historia productiva, la habilitación de su feedlot para exportar carne bovina. El logro no es aislado ni coyuntural, sino la consecuencia directa de un proceso de transformación profunda que convirtió a un establecimiento tradicionalmente ganadero en un sistema agrícola-ganadero altamente tecnificado, integrado y orientado a la producción de carne de calidad con destino tanto al mercado interno como al internacional.


La obtención de la aprobación del Estudio de Impacto Ambiental, requisito clave para avanzar en la habilitación exportadora, fue posible gracias al trabajo conjunto con la Secretaria de Ambiente y Desarrollo Sustentable de la provincia. Actualmente, el establecimiento concluyó la etapa final de presentación de la documentación ante SENASA, proceso con el que quedó formalmente en condiciones de exportar. Para la empresa, se trata de un paso decisivo en su objetivo de “llevar la calidad de Estancia El Oasis al mundo”.

Federico Peretti, uno de los responsables del proyecto, explicó que la motivación inicial fue clara, producir y vender carne de calidad, aportando valor agregado en cada uno de los eslabones de la cadena. “Entendimos que para lograrlo teníamos que involucrarnos desde el origen, desde la siembra, hasta el producto final que llega a la mesa de los consumidores”, resumió.

Esa visión de verticalización fue, según Peretti, la decisión estratégica que permitió crecer de manera sostenida incluso en contextos adversos. A lo largo de los años, el establecimiento fue integrando agricultura, recría, feedlot y comercialización, construyendo un modelo que hoy se encuentra alineado con los estándares productivos y sanitarios que exige el mercado internacional.

El camino no estuvo exento de dificultades. Desde inclemencias climáticas hasta errores en la elección de cultivos, tipos de hacienda o calibración de dietas, el proceso demandó tiempo y capacidad de adaptación. “Nos llevó muchos años identificar el ‘caballo de batalla’ de cada eslabón productivo”, reconoció Peretti. Lejos de desalentar, esos tropiezos se transformaron en aprendizaje y fortalecieron una cultura de mejora continua, basada en la flexibilidad y la incorporación constante de nuevas ideas y métodos.

Un punto de inflexión fue el incendio que afectó al campo en 2020. Paradójicamente, ese episodio permitió reordenar el sistema forrajero mediante la implantación de Buffel grass, lo que multiplicó la productividad de 15 a 60 kilos de carne producida por hectárea. A partir de allí, la combinación de campo natural, Buffel grass, Panicum coloratum y monte nativo se consolidó como una ventaja competitiva, con un manejo diferido y el uso de sales proteicas que preservan las pasturas y aseguran disponibilidad forrajera durante el invierno.

Recría, feedlot y escala exportadora

Hoy, El Oasis opera con dos unidades de negocio bien definidas. Por un lado, la recría a campo, bajo un esquema de capitalización con terceros, donde los socios aportan los animales y el establecimiento brinda campo, mano de obra, sanidad y suplementación. Por otro, el feedlot, que se convirtió en la actividad principal del establecimiento.

La decisión de abrir el feedlot a animales de terceros respondió a una lógica económica, como la de alcanzar la escala necesaria para diluir costos fijos y mejorar la rentabilidad. Actualmente, la capacidad instalada es de 1.200 cabezas, pero ya se encuentra en marcha una ampliación que permitirá alcanzar las 1.800 cabezas a comienzos de 2026. Las nuevas obras incluyen corrales que cumplen con los estándares exigidos por SENASA para la exportación, entre ellos corrales de enfermería independientes, callejones de movimiento y alimentación, y una infraestructura especialmente diseñada para el manejo sanitario.

Una vez finalizadas las obras, SENASA realizará la inspección final que dará cierre al proceso de habilitación. A partir de allí, el feedlot podrá alojar hacienda destinada a exportación bajo cuotas UE No Hilton, Cuota 481 y Vaca China, además de ofrecer hotelería a clientes interesados en engordar animales con destino al mercado externo.

El sistema actual se apoya en indicadores productivos precisos. En el feedlot, se destacan el aumento diario de peso vivo, la conversión alimenticia, que oscila entre 6 y 7 kilos de materia seca por kilo producido, y el costo del kilo ganado. En la recría a campo, los ejes son la ganancia diaria, los kilos producidos por hectárea y la carga medida en equivalente vaca por hectárea.

La integración con la agricultura es total. El establecimiento produce la totalidad de la fibra que consume el feedlot y gran parte del grano, gracias a un esquema agrícola intensivo que incluye maíz, sorgos doble propósito, soja, cebada forrajera y triticale. La presencia de dos pivotes de riego permite producir durante todo el año y reducir la dependencia climática, duplicando ciclos productivos y asegurando estabilidad en la provisión de forrajes.

Marcas propias y salida al mundo

En el plano comercial, Rocabeef® y Oasisbeef® cumplen roles complementarios. Rocabeef®, con más de ocho años de trayectoria, abastece al mercado interno, tanto a consumidores finales como a bares, restaurantes y mayoristas. Oasisbeef®, en cambio, nació como una marca de cortes premium envasados al vacío y hoy se consolida como la plataforma exportadora del grupo.

Oasisbeef ya se encuentra establecida en España y se prepara para enviar sus primeros contenedores de carne a Europa, con foco en la gastronomía. Las conversaciones con empresas españolas ya están avanzadas, anticipando una inserción concreta en bares y restaurantes del viejo continente.

De cara a los próximos años, El Oasis proyecta profundizar su perfil exportador y avanzar en un ambicioso plan de sustentabilidad. Entre las metas se destaca la instalación de un parque fotovoltaico, que permitirá reducir los costos energéticos del riego y obtener el sello “Green”, un diferencial cada vez más valorado en los mercados internacionales.

La incorporación de tecnología también será clave: monitoreo remoto de sistemas de riego, mayor sistematización del feedlot para optimizar dietas y la implementación de caravana electrónica para un seguimiento individualizado de la hacienda.

Lejos de sus orígenes como empresa familiar, hoy El Oasis cuenta con un socio accionista norteamericano, lo que implicó un cambio profundo en la metodología de trabajo y en la profesionalización de la gestión. El objetivo, sin embargo, se mantiene intacto.

“Imaginamos a la Estancia El Oasis consolidada y siendo referente, no solo a nivel nacional sino también internacional”, resume Peretti. La habilitación para exportar bovinos no es el final del camino, sino la confirmación de que ese horizonte ya empezó a hacerse realidad.